VIL, según el diccionario de la RAE, significa: 1. Abatido, bajo o despreciable. 2. Indigno, torpe, infame. 3. Dicho de una persona: Que falta o corresponde mal a la confianza que en ella se pone.
El editorial (http://www.lanacion.com.ar/ 1488538-glifosato-otro-vil- embate) dice, entre otras cosas:
Llama la atención la recurrente campaña contra un agroquímico legalizado cuyas virtudes son reconocidas mundialmente.
La Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos tiene dicho que el cuestionado agroquímico es de un grado de toxicidad III, es decir, "ligeramente tóxico" si se lo inhala o entra en contacto con la piel.
Es notable que se pretenda difamar sin pausa a empresas de la más alta tecnología mundial y a usuarios de productos que han sido legalizados por las autoridades nacionales, provinciales y municipales. ¿Por qué los críticos no comienzan por denostar a los poderes públicos de incumbencia?
Sabemos que sin la batería de agroquímicos legitimados por las autoridades se esfumarían los márgenes extraordinarios de productividad alcanzados en la última década por el campo, no sólo con la soja, sino con otros cultivos también.
¿Es, acaso, esto lo que incomoda a un renovado nihilismo: escándalo por generar más alimentos y ahora, además, los combustibles que se logran con el biodiésel y el etanol?
Además, justifica el uso de pesticidas en el mínimo carácter tóxico del encendido de un auto, y los perjuicios que ocasionan los residuos esparcidos en nuestras ciudades, y en los medicamentos que se ingieren fuera de las modalidades prescriptas.
Y construye analogías entre las argumentaciones en contra de los pesticidas y las posturas de Lenin en 1920.
El editorial oculta que:
· Se están juzgando también trasgresiones por aplicación de endosulfán.
· Está ampliamente demostrado que no es cierto que el sistema transgénico es más productivo y que requiere menos pesticidas.
· Que los pesticidas clase III, según la clasificación toxicológica de la OMS, producen daños a la salud y al ambiente aunque se apliquen con todos los cuidados y recomendaciones.
· La llegada de la deriva de los pesticidas a la gente requiere de normas nacionales, provinciales y locales que la permitan, aunque también de la connivencia entre productores, dueños de campos, aplicadores, ingenieros responsables y vendedores de productos.
· Los estudios en los que se basan las evaluaciones toxicológicas de los pesticidas no son científicos, tal cual lo reconoce también el informe del Secretario de Agricultura de la Nación, Lorenzo Basso, lo que justifica aún más los ataques contra las empresas de la más alta tecnología.
· La competencia destructiva de los biocombustibles de origen agropecuario con la producción de alimentos.
· El único motivo de la expansión de los cultivos transgénicos y el uso de pesticidas no es la mayor productividad ni el menor uso de pesticidas, sino la concentración del ingreso generada por el sistema agroalimentario.
· Los riesgos institucionales que implica el empoderamiento de esas empresas, confirmados recientemente por la vinculación de Monsanto con el golpe parlamentario contra el presidente constitucional de Paraguay.
· La lucha no es contra un pesticida sino contra un sistema agroalimentario que produce inmensos riesgos y daños ambientales, sociales y económicos para la mayoría de la población, y es el principal responsable de los gases de efecto invernadero.
· Las demandas y acciones judiciales realizadas por ONGs y redes de la sociedad civil contra el SENASA y el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación.
Asimismo, el diario La Nación pretende justificar la intoxicación de la población en general con los pesticidas, con el hecho de que todos nos estamos intoxicando también con la basura en las calles, la combustión de los automotores y en que hay muchas personas que se automedican. Es claro que las situaciones no son análogas ni mucho menos. Además, decir que está bien intoxicar porque otros intoxican, es como decir que está bien asaltar porque otros asaltan.
Por otro lado, el editorial busca caracterizar como viles y comunistas a los que defienden la vida y luchan contra los que la ponen en riesgo y la dañan con el uso masivo de los pesticidas con el único objetivo del lucro personal; vuelve así a plantear las peores regresiones macartistas que parecían haber estado totalmente superadas.
Resulta claro y sencillo ver de qué lado está la vileza.
Claudio Lowy
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