El Bolsón (ANPP).-Más de la mitad del alumnado acató (por opción o por obligación) el "paro de alumnos", como fuera decretado años anteriores por los padres de la escuela rural 103 de Mallín Ahogado.
De hecho, hace ya varios años esta escuela viene planteando la necesidad de respetar el calendario "rural andino" por el que optó hace algún tiempo."La realidad rural de esta zona, nos marca un año escolar diferente al que se usa en otras partes de la provincia, mientras en lugares como Viedma, las escuelas rurales pueden extender sus clases hasta fines de junio, aquí, se vuelve muy difícil"- nos cuenta un padre. "En esta zona, las inclemencias climáticas, las actividades típicas de la zona, como el acopio de leña, hacen que muchos de los niños dejen de concurrir a clases a fines de mayo - explica una docente - y esto hace que si seguimos dando clases, avanzando con los contenidos, se genere una desigualdad educativa importante, sobre todo si tenemos en cuenta que si bien a nuestra escuela vienen chicos de toda la zona, incluido de la ciudad, esta escuela es rural, y debe responder a las necesidades de la ruralidad. Hay que saber que hay muchos chicos que caminan casi una hora hasta llegar a la parada del transporte escolar, y que allí, muchas veces no cuentan con un refugio para guerecerse hasta que este llegue, con lo cual llegan empapados". "En estos tiempos- aporta una docente de otra escuela rural- las clases se vuelven selectivas, van sólo los chicos que tienen al menos dos pares de zapatillas, y que pueden cambiarse y mantenerse secos luego de la empapadura".
Es así que en reuniones que vienen sucediéndose en la escuela, los padres han acordado no enviar más a sus hijos a la escuela después del fin de mayo. "Así era antes, las clases duraban hasta fin de mayo..." replica una madre que no tiene problemas porque puede llevar a sus hijos en auto, pero que entiende y se solidariza con el pedido de los padres que hace cinco años piden que las clases terminen a fin de mayo en las escuelas rurales.
Mañana la supervisora visitará la escuela y padres, docentes y directivos plantearán la problemática que no es atendida por el consejo de educación desde hace cinco años. Los datos son contundentes, más de la mitad del alumnado ha dejado de asistir en el primer día después de esta medida.
Hace dos años, una docente sufrió una quebradura de cadera al resbalar en una rampa de acceso a su escuela que se encontraba congelada. Este antecedente se suma a la lista de episodios que marcan que sería mucho más prudente suspender las clases.
"190 días de clases no aseguran la calidad educativa -responde un docente frente a los planteamientos de algún padre que plantea el derecho a la educación de su hijo-, más bien sería bueno que recuperáramos el tiempo de trabajo institucional que nos han quitado, y en vez de responder a requisitos del Banco Interamericano de Desarrollo(BID), pudíeramos revisar qué escuela queremos, qué tipo de educación queremos, si una escuela que sirva para cuidar los niños, o una escuela que brinde calidad educativa. El trabajo de discusión institucional es necesario, ayuda a acordar qué y cómo vamos a trabajar... Desde hace dos años este espacio nos ha sido quitado en pos de más días de clases, y vemos cómo la escuela entra en crisis, cómo la incomunicación nos deja sin poder plantear un trabajo coordinado"
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