(FAR-MTR).- Roberto Martino nació el 24 de mayo de 1951 en Santa Lucía, un ingenio azucarero propiedad de las familias Avellaneda y Frías Silva, connotados miembros de la oligarquía tucumana. Su padre, obrero del ingenio, fue un conocido dirigente sindical clasista (en los años ‘50 y ‘60), Secretario General del Sindicato y animador de la FOTIA (Federación Obrera Tucumana de la Industria Azucarera).
Aún identificándose con el peronismo, no dudó en impulsar la huelga de 52 días en defensa de su clase en el año 1952; lo que le valió ser perseguido por el gobierno del coronel Perón.
Con la caída de éste volvió a conocer la persecución por su lucha a favor del líder del movimiento peronista. Como parte de la Resistencia a los planes anti-obreros de la Libertadora el Sindicato Santa Lucía protagonizó innumerables tomas de fábricas, piquetes y bloqueos a la única ruta de acceso a los Valles Calchaquíes.
Es del Ingenio Santa Lucía la mártir obrera Hilda Guerrero de Molina; como también quien -con su ejemplo revolucionario- dará el nombre a la Compañía de Monte del Ejército Revolucionario del Pueblo "Ramón Rosa Giménez", conocido popularmente como "el zurdito".
Roberto Martino crece en ese ambiente, nutriéndose del indoblegable ejemplo de lucha de la clase obrera tucumana. Conociendo las injusticias que originan y alimentan las rebeliones de los explotados.
En ese clima, con apenas 8 o 9 años, escuchará de boca de los trabajadores la enorme simpatía y esperanza que despiertan los Uturuncos.
En el año 1964, después de una huelga derrotada, su padre es despedido del ingenio y su familia obligada a abandonar no sólo la casa donde vivían (propiedad del Ingenio) sino también toda el área que abarca (kilómetros y kilómetros) la propiedad de los Avellaneda y los Frías Silva.
Roberto, sus padres y dos hermanos deberán buscar lugar en San Miguel de Tucumán, donde la solidaridad de clase permitirá que la familia pueda vivir un tiempo en el local de la FOTIA, un edificio de 10 pisos aún sin terminar de construir.
Testigo y actor de la resistencia
Allí, ya con 14 años de edad, será "oyente" permanente de los debates en FOTIA y de los discursos de dirigentes como Framini y Ongaro de Buenos Aires o de Aparicio, Simón Campos y Benito Romano entre los tucumanos. Con el cierre de 16 ingenios azucareros en el año 1967 y la migración de 200 mil tucumanos, será testigo y actor de la resistencia que se desarrolla.
Para entonces se encuentra cursando sus estudios secundarios en la Escuela Técnica Nº3. Conoce a un grupo de jóvenes secundarios organizados en torno al PC (CNRR), luego PCR.
Traba amistad con las hermanas Nasif y con un dirigente clasista de los Talleres Tafí Viejo de apellido Manfredi, secuestrado y desaparecido por la dictadura del ´76.
El "Tucumanazo" lo encuentra activando y como delegado estudiantil de su escuela. Ha roto ya, totalmente, con alguna expectativa en el movimiento peronista. Participa, como centenares de jóvenes, de esa corriente que impulsa la construcción de una organización revolucionaria de su clase.
A fines de 1971 es detenido y encarcelado. Conoce las cáceles de Devoto, Chaco y Rawson. Recupera la libertad el 25 de mayo del ´73 con el Devotazo y la Amnistía de Cámpora.
Inmediatamente de recuperada la libertad se incorpora a trabajar en el Ferrocarril Belgrano, en el área de Material Rodante, impulsando la organización clasista en su lugar de trabajo.
Ante el reinado de terror que empieza a sembrar las AAA, y el asesinato de varios de sus camaradas y amigos personales, debe abandonar el trabajo en el ferrocarril y pasar a la clandestinidad; dejando a su esposa e hija -recién nacida- con su familia política.
Se propone para ir a combatir en la Compañía de Monte, pero se le responde que es más necesario en la ciudad, destinándosele como responsable de las células sindicales que actúan en los talleres de Tafí Viejo y en la empresa BGH Motorola. Participa también de la distribución de la prensa partidaria y de enlace con la Compañía de Monte, en particular recibiendo a Gorriarán Merlo cuando este "baja" a la Ciudad. Con la muerte de Santucho, la caída de distintos frentes y el secuestro de su hermano, se traslada a Buenos Aires a fines del ´76. Encuentra refugio entre sus familiares y consigue trabajo limpiando oficinas por las moches en Capital Federal.
Al poco tiempo consigue un segundo empleo, de día. Ello le permite ahorrar y le posibilita que su esposa y su hija se trasladen a Buenos Aires. Compra un terreno y una casilla y se instala en Florencio Varela en mayo del ´78. Al tiempo cambia de trabajo e ingresa a la construcción. Allí, en las obras encontrará a otro camarada tucumano, y juntos a un tercero "escapado" de Tucumán comenzarán a organizarse con la intención de recontactarse con los que salieron al exterior.
La construcción permanente
En el año ´83 retoman contacto con los compañeros y compañeras que comienzan a salir de la cárcel. Con ellos va a reconstruir el PRT V Congreso. En el curso del año ´82 además de activar entre sus compañeros de trabajo y de participar en la lucha anti-dictatorial, también desarrollará un trabajo barrial, recuperando para ello la Sociedad de Fomento de Villa Mónica Nueva, de la que es elegido su presidente.
En el año ´84 es co-fundador del Movimiento de Barrios Carenciados, cuyo objetivo es luchar contra los efectos de la circular 1050 de Martínez De Hoz, que establecía la indexación en las cuotas de terrenos y casillas -entre otras cosas- y que hacía que miles de familias trabajadoras estuvieran en peligro de perder las mismas.
En diciembre de ese año se logra -lucha mediante- la aprobación de la Ley 23.073 que deja sin efecto la 1050 en el tema de terrenos y viviendas.
En lo político continúa bregando por la construcción de un Partido de la clase obrera. Funda así la UTR (Unión de Trabajadores Revolucionarios); más tarde la CPP (Corriente de Participación Popular) y el CETS (Centro de Estudio y Trabajo Social), para -finalmente, y al calor de la creciente desocupación- organizar el MTD Teresa Rodríguez y el BPN (Bloque Piquetero Nacional). Lo que continúa es la historia más conocida.
Estas líneas reflejan parte del perfil de Roberto Martino. Un verdadero hijo del pueblo y de nuestra clase, reclamando por su libertad. El "Negro", quien entregó toda su vida a defender la causa de los humildes, hoy se encuentra injustamente privado de su libertad por haberse atrevido a levantar su voz -como muchos otros- y denunciar los crímenes del Estado de Israel contra el pueblo palestino.
Nuestro compañero sabe que su causa es justa; que es necesario denunciar los atropellos hacia los pueblos hermanos en cualquier parte del mundo cuando son agredidos por el imperialismo. Y aunque su salud y su vida se encuentran hoy en grave peligro, lo mantiene firme la fuerza de su convicción en la lucha de los pueblos por su liberación.
Y como decía el Che, "... sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario".
Fuente: Agencia Walsh.
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