(AW) Pudo ser tragedia. No lo fue porque el guardia Walter Ontivero estaba tan borracho que erró todos los disparos. La denuncia realizada por los integrantes de centro de estudiantes "Azucena Villaflor" de la Unidad Nº 48, del intento de asesinato sufrido por Hugo Cabrera el sábado 20 de noviembre, tuvo su contracara de represión con golpes y palos a los estudiantes que se atrevieron a firmar. Sucios negocios de la corporación penitenciaria detrás de cada golpe.
Por Reneé Isouec
San Martín, 29 de noviembre de 2010 (Agencia Walsh).- Ocurrió el sábado 20 de noviembre pasado. Hugo Cabrera, detenido en la Unidad Nº 48 de San Martín, se dirigía al sector de contenedores de residuos para llevar unas bolsas de basura. Era parte de su tarea habitual de mayordomía. Llegó entonces el alcalde mayor del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) Walter Ontivero totalmente ebrio. Sin motivo aparente comenzó a insultar a los gritos a Cabrera y casi simultáneamente cargó su pistola reglamentaria 9 mmm y comenzó a disparar. Cuatro o más disparos contabilizaron los testigos. Probablemente, la cantidad de alcohol ingerida más que la mala puntería del guardia asesino, salvó la vida de Hugo Cabrera, que huyó del lugar rápidamente junto a otros compañeros que se hallaban en la zona.
Hugo Cabrera cursa el primer año de la Carrera de Sociología en la sede que la Universidad de San Martín tiene dentro del penal. La solidaridad no se hizo esperar. El centro de estudiantes "Azucena Villaflor" realizó la denuncia y presentó un Habeas Corpus colectivo en defensa del compañero. El Ministerio de Justicia terminó echando del servicio al asesino borracho, Walter Ontivero o al menos eso se dijo. Lo cierto es que para el viernes 26 de noviembre pasado, Ontivero estaba todavía en la unidad y para no perder la costumbre amenazó a internos denunciantes
Fiebre de sábado por la noche
No es la primera vez que los guardias del SPB se emborrachan en servicio. No es la primera vez que disparan en forma indiscriminada. No es la primera vez que lo hacen en la Unidad Nº 48. Tampoco es la primera vez que los internos no se callan y denuncian lo que son sin duda delitos y graves violaciones a los derechos humanos.
Ya había ocurrido el sábado 28 de agosto de este año. Un guardia de apellido Ruiz, totalmente alcoholizado, comenzó a disparar desde la torreta de vigilancia contra internos y familiares que se encontraban de visita. Un herido con bala de plomo y una cantidad considerable de heridos con postas de goma fue el resultado de la balacera. Después sobrevino una ola represiva: balas de goma y palos en los pabellones.
El centro de Estudiantes, también entonces, denunció enérgicamente lo sucedido.
En esa oportunidad Juan Manuel Casolati, Secretario de Ejecución Penal de la Defensoría Gral. de San Martín, había declarado en una entrevista realizada por esta agencia que "Los fines de semana, los días viernes, hay pocos jefes, y los subalternos se drogan, se emborrachan, hacen fiestas, generan negociados con familiares de los detenidos para ingresar drogas y facas. Esto hace que sea la propia visita un polvorín a punto de estallar".
El mismo Casolati hizo referencia, en el escrito presentado para denunciar lo ocurrido con Cabrera a la jueza de Ejecución penal Nº 1, a la existencia de "Fiestas penitenciarias de fines de semana con agentes alcoholizados, ingesta desmedida de alcohol del personal penitenciario, participación de agentes femeninas y masculinos en las mismas, y finalmente ingreso de prostitutas a través de móviles del SPB (Chevrolet modelo LUV, patentes CYI 239 y ASF 630), un cóctel de irregularidades que ponen en peligro cierto e inminente la vida de quienes se encuentran alojados en el centro carcelario, además de amenazas e intimidaciones de agentes del SPB a los detenidos para que no denuncien."
La cofradía de los palos
Luego de que se denunciara lo que hizo el guardia Ontivero, la "cofradía de los palos" se puso en funcionamiento. Varios de los estudiantes firmantes del Habeas Corpus fueron reprimidos violentamente con el objeto de amedrentarlos para que dejen de denunciar.
No se trata sólo del "espíritu" corporativo que impera en el SPB que hace que, tanto oficiales como subalternos, protejan a quienes fueron sorprendidos públicamente en la comisión de graves delitos. Delitos que son habituales y que rara vez toman estado público. Se trata además, de proteger los "pequeños" negocios de los subalternos y los más grandes de los oficiales. Negocios que se incrementan en la medida en que se avanza en el escalafón.
Negocios que van desde el ingreso de drogas y de facas hasta acuerdos espurios con la provisión de agua potable y de comida. El penal está construido sobre terrenos del CEAMSE y el agua de las napas está totalmente contaminada. Los indispensables bidones ingresan en poca cantidad a los pabellones y prácticamente son racionados a los internos. Pero es sabido que el agua se compra en grandes cantidades o al menos eso se hace figurar.
Sin embargo hay que hacer notar que la red de agua potable pasa a solo 8 cuadras del complejo penitenciario. No sería demasiado costosa una obra que hiciera llegar el agua de red hasta las cárceles y ahorraría todos los meses, una inversión considerable en bidones. ¿Qué intereses impiden que la obra se realice? No hace falta ser demasiado perspicaz para darse cuenta.
Renglón aparte merece el acuerdo con la empresa de Catering "La Resaka" (seguramente elegida por su nombre) que prepara la comida de internos y del personal. La misma está denunciada por deficiente en cantidad y calidad. El acuerdo genera cuantiosas ganancias que son compartidas entre empresarios y autoridades penitenciarias.
¿Será por eso que jefes y hasta jueces "toleran" y hacen la vista gorda cuando se reprime hasta la obscenidad y en muchas ocasiones hasta la muerte? ¿Será por eso que incentivan y muchas veces ordenan (órdenes no escritas) hacer callar las voces de quienes pueden arruinar el negocio?
El negocio, para serlo, debe ser silencioso. La sociedad no debe saber lo que ocurre dentro de las cárceles. Las cárceles deben ser invisibles.
"Coches bombas" en acción
Jesús Cabral se encuentra detenido en la Unidad 48 de San Martín. Es uno de los estudiantes de Sociología que firmó el Habeas Corpus en defensa de Hugo Cabrera. Además Jesús Cabral ha sido el testigo clave para condenar al ex policía bonaerense Hernán Argüello a prisión perpetua por el asesinato del docente y dirigente gremial Ángel Alberto Marcos y a su novia Nancy Nolasco. Los dos fueron asfixiados mediante el terrorífico "submarino seco" a fines de 2005 en Del Viso, partido de Pilar.
Sobran motivos para que Jesús Cabrera sea depositario del odio corporativo uniformado. El pasado 10 de setiembre Jesús, había sido herido con facas por presos al servicio del SPB ("coches bombas" se denomina a estos internos que hacen el trabajo sucio a cambio de algún beneficio). Pocos días antes había firmado un Habeas Curpus colectivo por la represión ocurrida el 28 de agosto anterior.
El miércoles 24 de noviembre en horas de la tarde cuando se dirigía al pabellón donde se aloja, una patota de internos mandada por un jefe de apellido Saravia y por otro de apellido Bumarelli, intentaron atar y darle algunos puntazos a Jesús Cabral. La rápida intervención de otros internos en defensa del compañero impidió que el atentado se consumara. Los integrantes de la patota, ante la presión del resto del pabellón, terminaron confesando que habían sido mandados por los mencionados jefes penitenciarios. Todo lo sucedido fue visto desde la "matera" por el personal de guardia que tenía orden de dejar actuar. Trascendió que el director Mario Aranda llamó al pabellón con gran enojo porque las cosas no salieron como él pensaba.
"Esto te pasa por denunciar"
Eso le dijeron a Mario Cruz. A Mario Cruz lo molieron literalmente a palos. Lo hizo una patota integrada por 8 guardias penitenciarios. Esto ocurrió el jueves 25 de noviembre pasado en las puertas de los tribunales, dentro del móvil en el que había sido trasladado para comparecer. Mientras lo golpeaban, lo insultaban por haber firmado el Habeas Corpus y por "haber mandado en cana" al penitenciario Ontiveros.
De regreso al penal, en el sector de sanidad, el médico de turno tomó nota de las lesiones sufridas por Mario Cruz. Los guardias a su vez pretendían obligar a Mario Cruz a firmar un papel donde él afirmaba que sus lesiones se habían debido a una caída. "Si no lo firmás te vas castigado" le dijeron. Ante la negativa y en presencia del médico de turno Mario fue encerrado en una oficina y nuevamente golpeado.
Mario Cruz no firmó. El viernes 26 de noviembre lo trasladaron al penal de Florencio Varela. Mario Cruz es estudiante de la UnSaM. Hoy se está reclamando que sea devuelto a la unidad 48 para que pueda ejercer su legítimo derecho al estudio.
"Decile a Casolati que no nos importan las denuncias que haga contra nosotros"
Lucas Sebastián Santiso fue llevado al pabellón 12, conocido como los "buzones", el martes 23 de noviembre en horas de la tarde. Lucas también firmó el Habeas Corpus por Cabrera, pero lo acusaron de tener un teléfono celular entre sus pertenencias. Cuando intentó escribir la palabra "Apelo" en el parte acusatorio, no llegó a escribir más que "ape". Los guardias lo empujaron y comenzaron con el ritual de los golpes. Por la noche la saña penitenciaria mostró su rostro. Los golpes se multiplicaron al igual que los insultos y las expresiones que explicaban los motivos verdaderos de la bestial golpiza: "Esto te pasa por denunciero"; "Decile a tu defensor, Casolati, que a nosotros no nos importa lo que él haga, ni las denuncias que quiera hacer contra nosotros" gritaban los guardias. La sesión de golpes y palos continuó al día siguiente.
"En mi cárcel no entran ni viejas de Plaza de Mayo, ni zurdos"
Quien haya escuchado hablar a Mario Aranda, director de la Unidad Nº 48 de San Martín, lo habrá oído referirse al penal como SU cárcel. A tal punto que se puede llegar a pensar que la compró. Al parecer él así lo cree. Por eso no es de extrañar que obre como patrón de estancia. Ni que haya mandado los "coches bombas" para apuñalar al interno Jesús Cabral. Ni que esté detrás de toda la represión ilegal que se realiza dentro del penal. Al menos, y de eso no cabe duda, es el responsable.
Mucho menos extrañaría que dijese que "en SU cárcel no entran ni viejas de Plaza de Mayo, ni zurdos". Según dice un trascendido, eso dijo a los estudiantes del Centro Universitario cuando les entregó un escrito en el que los conminaba a no suscribir (y manifestaba su oposición) el convenio entre el centro de estudiantes y una fundación para que quienes cursaran la carrera de sociología y gozaran del beneficio de salidas transitorias pudiesen salir a realizar trabajos comunitarios en barrios carenciados. La reacción de Aranda habría sobrevenido cuando se enteró que una Madre de plaza de Mayo había sido invitada al acto de firma del mencionado convenio. Paradójicamente el centro de Estudiantes de los internos de la Unidad Nº 48 lleva el nombre de Azucena Villaflor, madre secuestrada y desaparecida el 10 de diciembre de 1977, fundadora de Madres de Plaza de Mayo.
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