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miércoles, 7 de julio de 2010

RELATO DE LO SUCEDIDO EN COMODORO PY

El Bolsón (ANPP).- Una mujer privada de su libertad en la carcel de Ezeiza cuenta lo que vivio en Comodoro Py en junio de este año.

Soy una mujer privada de mi libertad en la Unidad Nº 3 de Ezeiza, paso a contarles lo sucedido un día de junio. Salí de comparendo a Comodoro Py (cita en audiencia con el juez en los tribunales). Nos sacaron a las tres de la madrugada, con un frío de 3º de temperatura, donde nos requisan, luego nos esposan y nos suben a un carro de traslado. A las 7:00 horas ya nos encontramos en las leoneras de depósito (calabozos de tribunales) para ser atendidas, depósito suena raro, pero es exactamente como sos sentimos, depositadas en lugar húmedo, hediondo y frío.
Este día me encontraba con seis compañeras de la misma Unidad, no podíamos dormir del frío que hacía, escuchábamos tambores, bombos y carritos desde el exterior, nos preguntábamos qué festejábamos qué festejaban.
Después de las 9:00 horas entran seis hombres bien vestidos, con trajes, a ocupar un calabozo contiguo. Una celadora pregunta: -¿Mi coronel, le preparo mate o café? Yo, en mi calidad de extranjera no conocía a semejantes personajes en cuestión. Una de mis compañeras se descompuso, por lo que pedimos un poco de agua caliente a la celadora, nos contesta que para nosotras no había, para ellos sí. A las 10:30, nos avisan que no seríamos atendidas por nuestros jueces, porque estaban en el juicio a los militares, fue cuando entramos en cuenta de quienes eran los señores trajeados. Entraban y salían de un lado a otro con todas las atenciones por parte del Servicio Penitenciario Federal.
Al ver tanta impunidad nos brotamos, empezamos un escrache desde dentro, con lo poco que podíamos hacer, tirarles papel, botellas de agua y gritarles: ¡Genocidas! ¡Asesinos! Conmigo estaba una compañera que sufrió la desaparición de la madre y la hermana, es difícil trasmitirles lo que sentí al ver a mi compañera llorar de impotencia, ver a esos monstruos. Cuando les gritábamos, nos miraban desafiantes, las celadoras nos amenazaban con que si seguíamos gritándoles nos iban a sancionar, no lograron callarnos, no dormimos pero ellos tampoco. A las 13:00 nos traen el almuerzo, un pan y una milanesa rellena de cucarachas. A los monstruos viandas con dietas especiales, gaseosas, agua con gas y postres. Al ver la diferencia le preguntábamos el motivo a la celadora. Nos respondió que son órdenes, que tienen que cumplir. Nuevamente la furia se apoderó de nosotras contra los represores y sus siervos del SPF, estos últimos se justificaban diciéndonos que los milicos se habían equivocado de nosotras y se merecían otra oportunidad. Imaginen si les dieran esa segunda oportunidad ¿A cuántos más matarían?
A los genocidas se los llevaron a sus lugares de alojamiento (penal) a las 17:00, mientras que a nosotras nos castigan hasta las 23:00 horas, con un frío terrible, hasta devolvernos a Ezeiza.

I.M