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miércoles, 28 de octubre de 2009

LA AIC, Y “EL AGUA VA A LA ESCUELA”

Por Claudia Czertok, maestra.

A mediados de agosto recibimos una invitación en la escuela para concurrir con los quintos grados a una charla en el Museo del Agua sobre la cuenca de los ríos Negro, Neuquén y Limay a cargo de una profesional de la AIC.
Acompañé al grupo de mi turno interesada por saber cuál era el enfoque con el que se trabajaría con los niños sobre esta temática.
Esta charla está enmarcada en un proyecto mucho más amplio que se llama “El agua va a la escuela” con trabajos para hacer en la escuela y en la casa, que se presentó luego de la llegada de un cuadernillo precioso a todo color que la AIC imprimiera con toda la información sobre la cuenca, el estado de la misma, los controles que se hacen, etc.
La charla duró una hora y cuarto, la Srta. Storti a cargo de la misma comenzó con una experiencia breve e impactante a través de la cual se pretende que los niños tomen conciencia de lo escasa que es la provisión de agua aprovechable para uso humano en el planeta.

Luego, con el soporte de una presentación con gráficos, imágenes satelitales y fotos de un power point mostró a los niños como se forma la cuenca, la ubicación geográfica de la misma, todas las poblaciones asentadas sobre ella, sus actividades económicas, las represas.
En ese punto fue notable cuando la Srta. explicó que gracias a las represas ya no había inundaciones en las poblaciones, sin explicitar que, en primer lugar, se instalan las represas con el sólo propósito de obtener energía y sin dar cuenta de cómo se alteran los cursos de agua.
En otro momento de la charla, cuando les explica a los niños cómo se realizan los controles periódicos del agua de los ríos, dijo en forma contundente: el río no está contaminado.
Obviamente no era ni el momento ni el lugar para comenzar un debate, los chicos estaban soportando con altura el tiempo de la exposición y preferí dejarla terminar.
Cuando finalizó, sin embargo, me acerqué y le pregunté de dónde era, al contarme que vive en Cipolletti le pregunté como podía decirle a los niños que el agua del río no está contaminada siendo que vive en un lugar que tiene el balneario cerrado por la contaminación, a lo que intentó decirme que eso era a veces…
Le dije lo que siempre sostengo, que es inmoral pedirle a los niños que cuiden ese bien tan preciado cuando los municipios están tirando los efluentes cloacales sin tratar a los ríos, cuando no se controlan debidamente las empresas, ni los agroquímicos ni las petroleras.
Creo que la AIC debe disponer sus recursos de otra manera, en vez de convencer a la población (a través de influenciar a los niños) que los ríos están bien y que no hay que preocuparse…debería estar poniendo toda la energía de sus profesionales y todo el dinero que se obtiene de las represas para recomponer los focos de contaminación y darles a los niños la seguridad que tendrán un río sano para crecer tranquilos.

Fuente: Asamblea Sanidarios.