El Bolsón (ANPP).- Varios secuestros, amenazas y amedrentamientos siguen soportando los integrantes de PELOTA DE TRAPO.
Se sospecha que una de las causas es la campaña “El Hambre es un Crimen”
La Fundación Pelota de Trapo, que ayuda a chicos de bajos recursos en la provincia de Buenos Aires, volvió a sufrir el infierno de la intimidación. Esta vez, por el secuestro exprés de una de sus militantes, raptada por desconocidos cuando salía de su casa en la localidad de Rafael Calzada, y que se suma así a otros secuestros y torturas padecidos por distintos integrantes de esta organización durante el último año y medio.
El nuevo periplo del horror comenzó el lunes a las 7.45. La mujer, de 35 años, había salido temprano de su casa para ir, como todos los días, a colaborar en el mantenimiento de uno de los hogares de la Fundación. Después de caminar 200 metros, fue interceptada y cargada en una camioneta negra. Durante cuatro horas sufrió amenazas de muerte y otras intimidaciones para con la organización. “Te vamos a matar, se van a dejar de joder de una vez”, fue una de las advertencias que escuchó la joven, de quien no trascendió el nombre por motivos de seguridad.
Luego la liberaron, sin señales de violencia física, en las cercanías del Hospital Finochietto de Avellaneda, donde a pesar de su crisis nerviosa logró comunicarse desde un teléfono público para que la fueran a buscar. “Sólo se acuerda que la metieron en un portón”, señaló el fundador de la fundación Alberto Morlachetti.
Morlachetti y el resto de sus compañeros recibieron dos señales preocupantes durante el período en el cual estuvo desaparecida. Desde el propio teléfono de la víctima, enviaron dos mensajes de texto. “La tenemos nosotros”, aseguró el primero. Dos horas después, llegó el más intimidatorio: “Esta vez termina en el hospital; la próxima no sabemos”.
Para los integrantes de Pelota de Trapo, que junto con el Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo impulsan la campaña “El hambre es un crimen”, este tipo de mensajes mafiosos no son una novedad. Forman parte de un paisaje tenebroso con el que intentan lidiar desde abril del año pasado. Hasta diciembre de 2008 soportaron ocho ataques, todos en territorio bonaerense.
El fundador de la Fundación no encuentra explicación para tanta saña. “Quizá sea por la campaña que hicimos en el país contra el hambre. La verdad es que no sabemos exactamente que está ocurriendo”, se extrañó. Tampoco parece quedar muy claro por qué luego de 16 meses de ataques, la causa que lleva adelante la Unidad Fiscal de Investigaciones Nº 4 (UFI 4) de Avellaneda, a cargo de Guillermo Castro, no prospera. En ese sentido, Morlachetti criticó el accionar de la Justicia porque “los teléfonos desde donde mandan las amenazas no son analizados. La Fiscalía no avanza”.
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