El Bolsón (ANPP).- Anoche, el violento intendente de El Bolsón, Oscar Romera, recibió un segundo golpe mediático por parte del equipo periodístico de CQC que mostró, por un lado, la multitudinaria marcha en repudio a su accionar patotero (el jueves pasado) y, por otro, el “arrepentimiento” público de mandatario local.
Romera parece estar particularmente enfurecido (y desorientado) por el alcance que ha tomado el escándalo que lo tuvo por triste protagonista luego de que agrediera a un periodista del programa capitalino de televisión CQC.
Lejos del ánimo supuestamente arrepentido que pretendía hacer creer días atrás, Romera ahora descargó contra los periodistas que “bastardean” según él, la profesión y se quejó de que aún pasadas dos semanas del bochornoso incidente todavía se siga hablando del “tema” en todo el país.
El domingo, en tanto, Romera debía asistir, según había prometido, al programa “La cornisa, conducido por Luis Majul; su “faltazo” no hizo sino profundizar aún más la incredulidad y el rechazo de la comunidad hacia el agresivo intendente.
El Comité Nacional de la UCR, por su parte, inevitablemente obligado a tomar postura ante el escándalo nacional, declaró públicamente que a Oscar Romera “habría que expulsarlo del partido”.
Asimismo, las máximas autoridades del radicalismo pidieron que sus partidarios dentro del Concejo Deliberante de El Bolsón (los ediles Cecilia Gori y Héctor Boock) lleven adelante el juicio político contra el intendente.
Por lo pronto, periodistas de la radio FM Alas afirmaron que hay “aprietes” hacia los empleados municipales para que “no opinen” sobre este tema que trascendió las fronteras cordilleranas.
Saiz “no acuerda”
Anoche, en la pantalla de Telefé pudo verse al gobernador de Río Negro, Miguel Saiz, pidiendo disculpas en nombre de la provincia y aseverando que desde el Ejecutivo no acordaban “en absoluto” con la actitud violenta tomada por Oscar Romera.
Hasta allí llegó la crítica de Saiz, gobernador de una provincia que no está exenta, por cierto, de hechos de violencia e impunidad, tales como la desaparición y asesinato, en 2006, de la adolescente Otoño Uriarte, caso aún no resuelto y en el que se sospecha la complicidad de policías, funcionarios judiciales y políticos con mafias de la prostitución.
O como el asesinato, tampoco esclarecido del joven militante Atahualpa Martínez, ocurrido en Viedma hace más de un año.
Más reciente aún fue la seguidilla de atentados contra los docentes rionegrinos en huelga, en marzo y abril, que incluyó embestidas contra manifestantes con camiones y el brutal intento de degollar a un maestro por parte patoteros y punteros.
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