"Todos los presos son políticos..." Patricio Rey y los redonditos de ricota
El Bolsón (ANPP).- Como es bien conocido, la justicia o mejor dicho el poder judicial está a servicio de los intereses del poder económico y político, esto sucede tanto en Río Negro como en el resto del país y porque no en el resto de los países Americanos. Día a día vemos a genocidas, estafadores y tipos que han vaciado al país sin condena o con prisiones domiciliarias que nunca cumplen, mientras en las cárceles se acumulan pobres que no han respetado el principio fundamental de nuestra democracia que es el “respeto a la propiedad privada de los grandes grupos económicos”. Sin embargo, el aparato represor del estado no solo es usado contra estos sectores sino también para “ajusticiar” a los grupos que trabajan para defender las reivindicaciones históricas de los trabajadores, personas o agrupaciones que intentar practicar la “indecente” lucha por la liberación de nuestro pueblo. Desde que la conducción de UnTER y el estado provincial decidieron finalizar el paro y corte de ruta, se empezó a judicializar a los maestros y maestras que lucharon más activamente en la protesta. A través de causas inventadas, con testigos ligados al clientelismo y el partido radical, que no pudieron comprobar ningún acto fuera de la ley, pero que a pesar de ello los jueces le dan curso y hostigan a los trabajadores que deben continuar presentándose ante ellos. En El Bolsón la funcionaría radical Viviana del Agua denunció a los maestros que acamparon frente a la delegación por el cargo de “entorpecimiento de funcionario público”, cosa irónica, ya que nunca hubiese habido acampe si hubiese cumplido con su trabajo, además los acusa, según las fojas de la causa, de que la insultaron llamándola “política”, por su parte el marido dice que lo amenazaron porque le dijeron “andá a laburar”, ambas cosas son imperdonables. Salvando lo ridículo de las acusaciones y lo patético de dichos funcionarios estos procesos iniciados intentan “ejemplificar” a todos los luchadores sociales para que no reclamen más y que sepan lo que les espera si no aceptan el mandato de estas oligarquías locales que se ofenden por demás cuando ven gente en la calle. Intentan sembrar el miedo en los trabajadores, miedo a perder el trabajo, a no encontrarlo, miedo a ir preso, a perder lo poco que tiene. Pero no hay que claudicar en la lucha, no se puede permitir que se continué persiguiendo ideológicamente a las personas, no hay que abandonar las calles. Solo la presión social logra cambiar esta eterna letanía opresiva, solo la organización y la movilización nos encuentra, nos transforma y transforma la sociedad en que vivimos.
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