Es inútil la pretensión de desentender a la justicia penal del castigo a la pobreza. El sistema de justicia penal funciona eficazmente sobre los pobres.
Repudiamos el sistema penal como forma de gestión de la conflictividad social porque es violento, criminaliza la pobreza y la protesta social, sirve a intereses de clase, es selectivo, funciona promoviendo la corrupción, reproduce la violencia, responde a la lógica teológica del castigo y además es oneroso y ni siquiera cumple los fines que pretende.
Defendemos a los más jóvenes no tanto por responsabilidad, sino por solidaridad. Solo nos es posible adoptar una posición: la del repudio al sistema penal, y en especial, la prisión para ellos.
No fundamos nuestra postura de no aplicar el sistema penal a los jóvenes en ninguna incapacidad de éstos sino en un proyecto de autonomía colectivo en donde debemos eximir de las miserias de los sistemas represivos a nuestras generaciones más jóvenes, para preservarlas de su violencia, de sus efectos perniciosos. Asumimos sus inconductas como faltas propias, resultantes de una compleja trama social e institucional, en la que el Estado se desentiende de su responsabilidad de garantizar para ellos el bienestar que todxs pretendemos para nuestros niños y adolescentes.
Proponemos otras formas para su gestión en donde no es central el dispositivo de responsabilidad propio del derecho penal, sino múltiples aspectos de los conflictos de los que hoy lo jóvenes son protagonistas.
Juguete Rabioso
Colectivo Enlace-Cuál Derecho?
Envíenos su nota, opinión o información al correo: delpueblo.prensa@gmail.com