Envíenos su nota, opinión o información al correo: delpueblo.prensa@gmail.com

miércoles, 24 de diciembre de 2008

COMUNICADO: A 7 AÑOS DE LA REBELIÓN POPULAR DEL 19 Y 20 DE DICIEMBRE DEL 2001

"Se quedaron todos" lapidariamente se escucha decir como para dar por finiquitada la lucha del 2001. Concluida y en derrota porque pedíamos "que se vayan todos" y no se fue nadie. ¿Es tan así? ¿Una vez más fuimos derrotados?

Los enemigos del pueblo tienden siempre a aislar las luchas, desconectarlas de la historia, como decía Rodolfo Walsh, de esta forma se ven las cosas parcializadas, fragmentadas y no en desarrollo. ¿Fracasaron las asambleas? ¿Cómo se mide el éxito de un proyecto? Es verdad que las movilizaciones, asambleas y los distintos espacios de participación directa se redujeron en número en relación con los primeros meses de furor del 2002. Éstos fueron fruto de una acumulación de experiencias de luchas desde mediados de los 90`, lo que nos cabe evaluar es su trayectoria, su proceso, el lugar que fueron y van ocupando en la construcción de un proyecto colectivo para transformar la sociedad.
Uno de los aspectos más fuertes y contundentes que traen las asambleas es su método, el método asambleario para decidir. ¿Quienes hicieron históricamente asambleas? Los trabajadores. Entonces se vuelve al corazón de una vieja (eterna) lucha. En el 2001 resurgen en la escena como asambleas barriales, fenómeno genuino y herencia de la lucha obrera, estas asambleas que se animaron a pensarse como una organización y a transitar otra forma de construcción social.
Hoy ese espíritu subsiste y crece en distintos ámbitos, hay una continuidad de lo asambleario en la lucha ambiental, con la Unión de Asambleas Ciudadanas y las distintas regionales del país, en las fábricas recuperadas y en los bachilleratos populares, para dar algunos ejemplos. Y resurge también como retoño en otros actores que parecían desaparecidos como los estudiantes. Jóvenes camadas de luchadores obreros, son hijos del espíritu del 19 y el 20. Los trabajadores organizados vuelven a ocupar el centro de la escena en las luchas (ferroviarios, docentes, etc.) por el salario, por recuperar condiciones de trabajo arrebatadas durante el menemismo y por recuperar su dignidad. Luego del duro golpe de los noventa, ese espíritu se recobra para arrancar de nuevo.
En las luchas presentes confluyen tradiciones de los 70's y nuevas prácticas. Si bien las luchas campesinas y de los pueblos originarios son anteriores al 19 y 20, el 2001 permite que cobren visibilidad y den un salto cualitativo en el que parte de la sociedad reconoce su lucha y se solidariza uniéndolas a la lucha general por el cambio social.
Los medios alternativos también somos, en parte, hijos del 2001, resurgen y se crean distintos espacios de comunicación alternativa que sostienen y visibilizan las luchas de las que hablábamos. Mientras los medios masivos, cada vez más flacuchos parecieran decir "nada por aquí", la alternatividad se convirtió en necesidad y se transformó en "todo por acá", dando espacio y vía a nuevas voces, nuevos actores, nuevas luchas, sosteniendo, dando aire, comunicando en la urgencia y rompiendo la soledad.
Surgió con fuerza la necesaria construcción de alternativas que rompan con las estructuras verticalistas y las prácticas que reproducen, aún con un discurso contrahegemónico, el poder del sistema. Se abrieron debates sobre temas centrales como la horizontalidad, la necesidad de una construcción de poder distinto y que se oponga al dominante y se edifique desde la práctica diaria y cotidiana en los distintos ámbitos políticos.

Lo que nos falta. Y lo otro, lo que nos faltó.
Kirchner había sido el cambio posible en ese momento. ¿Hasta dónde llega el cambio de un pueblo? Kirchner es un hijo del 2001, pero un hijo bastardo, el discurso de K en parte se apropió de consignas centrales de ese 2001, para subir (sostenido por el aparato duhaldista) utilizó todas las banderas, las luchas, las palabras que se gritaban y todos los símbolos para convencer, buscando recuperar el consenso perdido.
El juicio a los militares fue un logro de la lucha de los organismos, no del gobierno de Kirchner.
Por eso se agota rápidamente, porque no es un cambio, es una continuidad del viejo modelo. El poder siempre tuvo la alternativa golpista, pero para eso necesita consenso y hoy no lo tiene.
La represión con la que hoy ataca es la consecuencia de este vacío de poder. Criminalización de las protestas y los métodos de lucha, cada vez más presos políticos en el gobierno de los DDHH, son el rostro de este gobierno.
No perdimos ni vamos perdiendo, no es un monstruo que no se puede enfrentar. Si reprimen es por que estamos levantados.
Queda revisar ¿por qué no se pudo avanzar más allá? Tal vez, como dice Rubén Dri en su libro La revolución de las asambleas, el que se vayan todos encerraba una no-propuesta. Las consecuencias hoy son divisiones en el campo popular, sectarismo, falta de unidad, falta de escucha de organizaciones con viejas prácticas que funcionan como corporaciones que se defienden a sí mismas, en vez de pensar en colectivo.
Pero ¿Que nos faltó? Tal vez debatir qué nos pasó, reflexionar, profundizar, pensarnos otra vez.
El futuro está abierto, tenemos desafíos a construir. Los que dicen que el 2001 fue una rebelión que se apagó, no pueden ver el fuego de nuestra lucha, que pese a todo, está más viva que nunca. No nos sentimos derrotados. No existe la derrota: vos estas leyéndonos.

Colectivos de prensa alternativa