Por 
Lucas Cremades
Buenos Aires, 20 de febrero de 2013 (Veintitrés).-  Tras ocho años de reclamos, la Justicia de Río Negro ordenó que en 120 días permita el acceso público al lago que está en tierras de su propiedad. Otras causas en las que se lo investiga.
Visitas. El Estado debe recuperar el camino que desemboca a metros de la mansión de Lewis.
Lentamente, las tranqueras trenzadas con alambres de púa que le servían a Joe Lewis para separar a los habitantes de El Bolsón y el paraje Mallín Ahogado de su inconmensurable y fastuosa mansión, a orillas del impenetrable Lago Escondido, empiezan a aflojarse.
Ocho años de reclamos judiciales fueron hasta hoy la única piedra en el zapato que el magnate inglés debió soportar desde su generosa llegada en 1996 al Lago Escondido. Una de las principales reservas de agua y bosques andinos de la Patagonia, que Lewis alambró luego de comprar sus tierras –quedando el lago dentro de su propiedad–. En 120 días, según lo ratificó la Justicia de Río Negro el pasado 15 de febrero, deberá garantizar la apertura y acondicionamiento del camino Tacuifí –desde El Foyel– hasta la costa del lago. Un sendero de 20 kilómetros que desembocaría a escasos metros de la mansión, hoy vallado por tranqueras con candado y fuertemente custodiado por empleados armados que defienden los intereses del “tío Joe”, ubicado en el puesto 347 de las personas más ricas del mundo según la revista Forbes.
La audiencia, a cargo del doctor Carlos Marcelo Cuellar, exige al Estado provincial garantizar el libre acceso a la costa del espejo de agua y que la Empresa Vial Rionegrina Sociedad del Estado y la Dirección de Medio Ambiente “ejecuten las medidas necesarias” para que todos puedan llegar al lago por el camino más corto, y no, como hasta ahora, a través del riesgoso y único recorrido de cuatro días que Lewis daba como acceso alternativo.