Mendoza, lunes 21 de diciembre de 2009 (ANS).- Repasemos lo que pasó. 16 de diciembre, rectorado de la UNCuyo. Ciento cincuenta estudiantes, docentes, trabajadores, vecinos que luchan por el agua pura, se acercan para ver la función. Al entrar les piden nombre, apellido y DNI. Por la dudas, claro. Ingresan.
La función comienza a las nueve de la mañana con veintiocho de cuarenta y ocho consejeros; faltan casi la mitad. Pero el estatuto dice que se puede, claro. De los que faltan, algunos fueron “democráticamente” apretados para que no fueran, de los que están, algunos “democráticamente” no respetaron el mandato que llevaban (por ejemplo, el decano de Ciencias Políticas). Pero claro, todo eso no está en estatuto alguno. Así que se puede. También se puede poner policías vestidos de civil que nunca se identifican, se puede evitar que los estudiantes que reiteradamente levantaron la mano no sean escuchados. Claro que se puede.
Se presiente que todo es muy obsceno, mucha mugre, mucho descaro (esto no figura en estatuto alguno). La votación está cantada, pero nadie quiere resignarse ante la contaminación atmosférica que hay en esa sala. Vuelan huevos, agua, el rector increpa a los estudiantes. Los estudiantes responden. Forcejeo. En medio del cruce de gritos, de cantos que no están en estatuto alguno (“Universidad de los trabajadores/ y al que no le gusta/ se jode, se jode!”), un consejero se levanta y comienza a tomar los votos no respetando siquiera el estatuto bajo el que se amparan. Todo se revuelve.
Salen a la puerta, hacen asamblea. Deciden no moverse hasta tener una respuesta. El Consejo Superior se ha recluido en un cuchitril del mismo edificio. Pronto llega la noticia de que se quiere reanudar la sesión a puertas cerradas. La asamblea se levanta, ingresa, pretende entrar al cuchitril pero la patota del rector (desuniformada esta vez, para no llamar la atención) no lo permite. Hay que empujar las puertas, un vidrio se rompe. Las cámaras de los periodistas rentados intentan registrar a los antidemocráticos de los estudiantes que quieren saber qué diablos se va a hacer con su Universidad.
Se vuelve a la asamblea. Llega la noticia de que ya la decisión está tomada, termina la función. La asamblea decide que la lucha no termina aún, que queda mucho por hacer, mucha basura que limpiar.
La democracia del rector Somoza, con la complicidad de algunos profesores mercenarios a cambio de lo que sea, con la ayuda de la policía del Parque General San Martín que acudió a resguardar la democracia de dicho rector, deciden aceptar 1,4 millón de pesos de la empresa YMAD, La Alumbrera, enjuiciada por contaminación. Definitivamente contaminadora, no sólo de pueblos aledaños como Belén (Catamarca) sino también de otras provincias como Santiago del Estero. Capital transnacional suizo y canadiense, afincado en un paraíso fiscal del Caribe.
Esta es la receta para aceptar fondos de manera democrática, de acuerdo a lo estatuido por la UNCuyo, su rector, sus profesores cómplices y algunos estudiantes traidores.
La asamblea, en un comunicado realizado ese mismo día, decidió repudiar la decisión del Consejo Superior, repudiar la toma de medidas judiciales que se pretenden con algunos estudiantes y defender a rajatabla que la discusión acerca de los fondos de la Alumbrera, la minería contaminante, el modelo de Universidad que se pretende es una cuestión que no entra en los cánones de la democracia arlequinesca de Somoza, sino que tiene que ver con toda la sociedad. Que la verdadera democracia, es hoy, la de los que luchan.
Según dicen, ellos mismos, están dispuestos a seguir peleando. Dicen también, que a la democracia se la debe conquistar.
Foto: Corresponsales ANS.