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lunes, 10 de julio de 2023

EDITORIAL ROJINEGRA: "BUSCANDO INDEPENDENCIAS OTRAS"

El Bolsón (ANPP).- Compartimos nuestra Editorial Rojinegra de esta semana:

"Buscando independencias otras."


(…)” la historia epistémica del imperialismo es la historia de una serie de interrupciones, una repetida ruptura del tiempo que no puede ser suturada.”(…) (Spivak, 1999) 


Se dice que un día como hoy en 1816 el Congreso de Tucumán, declaró la Independencia de parte del territorio que hoy llamamos Argentina; o sea se definió la formal ruptura de los vínculos de dependencia política de las Provincias Unidas del Río de la Plata, con la monarquía española. Este documento fue escrito en español, pero también en quechua, aymara y quichua; lenguas indígenas mayoritarias en esa época que los diferentes gobiernos independientes se encargaron de prohibir y atomizar, como así también de sojuzgar a sus pueblos. No hubo traducciones a otras lenguas indígenas del norte o del sur; porque a esas naciones no les afectaba tal declaración, ya eran territorios independientes.  

¿Pero que es la independencia y para quiénes es posible? Por independencia se suele entender, a la capacidad de obrar de manera autónoma, es decir, de poder tomar las propias decisiones y velar por la propia existencia sin necesidad de autorizaciones o controles de nadie. Dicho de otro modo, la independencia se traduce en el control de las cosas que son propias y en la toma de decisiones libres, sin estar sometidas al arbitrio de terceros.

Como concepto político apareció con la Declaración de Independencia de los Estados Unidos en 1776, como respuesta al colonialismo europeo y se extendió con el Acta de Independencia de Haití (1804) tras la Revolución haitiana (1791-1804) y las declaraciones de independencia de los países hispanoamericanos dependientes del Imperio español en las guerras de independencia hispanoamericanas (1810-1821). Más adelante el concepto se relacionó estrechamente con el principio de no intervención y el derecho de autodeterminación de los pueblos del mundo. 
¿Qué sucedió entonces para que, quienes fueron sojuzgados se transformasen de colonizados a colonizadores?  ¿Cuántas veces se repite esta operatoria a lo largo de la historia?
Todas las poblaciones colonizadas soportaron las analogías recurrentes con la naturaleza en figurativas ilustraciones que asociaron lo inferior con lo “salvaje”, la “barbarie”, por ende, pasible de ser domesticado. Sabemos desde siempre que el auténtico fin del colonialismo era y es controlar la riqueza de los pueblos y sus territorios. Pero su área de dominio más significativa fue y es el universo mental de los colonizados; el control, a través de la cultura, de cómo las personas se perciben a sí mismas y su relación con el mundo. El control político y económico no puede ser total ni efectivo, sin el dominio de las mentes. Entonces se comienza a destruir la lengua de los pueblos, lo que es clave para la dominación de su universo mental; como la destrucción deliberada de la cultura, de sus artes, religiones, danza, historia, educación, oralitura, literatura. Así se puede establecer y construir como superior la lengua del colonizador. Si esta operación no hubiera sido exitosa, hoy no estaríamos escribiendo en la lengua de aquel imperio.
La necesidad de pensar más allá de las narrativas de las subjetividades iniciales que nos colonizaron y concentrarse en esos momentos o procesos que se producen en la articulación de las diferencias culturales, en esos espacios entre-medio, pueden ser la clave para elaborar estrategias de identidad, singular o comunitaria; que inician nuevos signos de identidad y sitios innovadores de colaboración y cuestionamiento, en el acto de definir la idea misma de sociedad.
Así, la transparencia deja de aparecer como el fondo del espejo donde la humanidad occidental refleja el mundo según su imagen; en el fondo del espejo ahora hay opacidad, todo el limo depositado por los pueblos, limo fértil, pero también, incierto, inexplorado, aún hoy y casi siempre negado, ofuscado, cuya presencia insistente no podemos dejar de vivir. (Glissant, 2017) No se trata de consentir el derecho a la diferencia sino, el derecho a la opacidad, que no es el encierro; sino la subsistencia en una singularidad no reductible. Diversas opacidades pueden coexistir, confluir, tramando discursos cuya verdadera comprensión referiría a la textura de esa trama y no a la naturaleza de sus componentes
En un momento histórico signado por la desenfrenada expansión del capitalismo global y de sus formas satelitales de opresión y dominación, que llegan al punto de poner en peligro todas las vidas del planeta, necesitamos ampliar los lazos de cooperación y poner en circulación materiales, ideas, experiencias; para contrastar el pensamiento imperial con el de diversos pueblos, culturas, repertorios de la memoria y de la resistencia, con universos simbólicos, formas y estilos de vida, temporalidades y espacios que nacen de un proyecto comprometido con las olvidadas y los olvidados de la historia, con la lucha de las silenciadas y los silenciados de nuestro tiempo, con quienes siguen siendo las y los condenados de la tierra, ahora tornándose en sujetos políticos que pueden curar las cicatrices de la herida colonial aún sangrando.

Epígrafe: Las Provincias Unidas no incluían ni gran parte de la actual provincia de Buenos Aires ( a donde el mapa indica "Indígenas indomables"), ni el Noreste de la actual Argentina (con la misma denominación que en el sur), y en cambio, sí llegaba hasta Cochabamba. Y la liga de Pueblos Libres, se diferenciaba en su proyecto por la búsqueda de lo federal e igualitario, no sólo de territorios sino en cuanto a las personas, y la esclavitud.