Envíenos su nota, opinión o información al correo: delpueblo.prensa@gmail.com

lunes, 15 de mayo de 2023

EDITORIAL ROJINEGRA: A DÓNDE VAMOS CON EL PROGRESO

El Bolsón (ANPP).- Compartimos nuestra editorial Rojinegra de esta semana

A DÓNDE VAMOS CON EL PROGRESO.
(…) “la emancipación es una manera de vivir
como iguales en el mundo de la desigualdad.”(…)
Jacques Ranciére (cit. en Fernández-Savater 2014)
Días pasados poníamos la mirada sobre el desarrollo de las circunstancias que configuran esta realidad y sociedad que nos habita. La titulábamos: "No parar la inercia”; porque sabemos dónde queremos estar para mirarnos y reconocernos. Convencidos de que el todo es el movimiento, podríamos acercarnos hoy a la idea de "progreso", tan medular en el desarrollo de este "estado" civilizatorio. Concepto controversial, si lo existe, es este de "progreso". En este caso no alcanza buscar su significado en las enciclopedias de la Real Academia Española, ya que la discusión filosófica ha cruzado toda la modernidad impregnando paradigmas de las más variadas corrientes del pensamiento.  
Pero, el sentido común le otorga a esta palabra la connotación de avance, "pro-greso" ir hacia delante... Algún pensador distinguió la idea de "progreso" de la idea de "proceso", aunque una implica la otra la primera conlleva cuestiones valorativas. Dijimos que nada hay estático, toda la realidad siempre está en proceso (por eso la dialéctica viene a ser instrumento de interpretación), y la cuestión se convierte ahora en la subjetivación del proceso: lo que llamamos progreso. 
La modernidad ha dado varias interpretaciones de sí misma y el desarrollo de las fuerzas materiales, justificaciones de sus procesos. En nuestro territorio, Domingo Faustino Sarmiento fue uno de los exponentes más notables por su desarrollo a bayoneta y sangre. Con "Civilización y Barbarie" escrito en 1845, delineaba una idea de progreso que luego fuera tomada por otros referentes oscuros de nuestra historia como Augusto Pinochet, que en Chile acuñó monedas con el lema "Orden y progreso" y también llevó a cabo una gestión que intentaba "limpiar" el territorio de toda idea que no fuera la suya. 
El progreso, ha sido un motor para la civilización occidental. Un motor que nos ha conducido por pasajes que llevan en sí la contradicción más radical, por ejemplo, la proclamación de los Derechos Humanos y la construcción de armas de destrucción masiva y genocidios. 
Pero, ¿qué sería ir hacia adelante desde una postura "humanista", "socialista", en contraposición a lo planteado por referentes como Sarmiento y Pinochet?
Quizás implicaría la participación activa de la sociedad en la toma de decisiones, la promoción de la educación y la cultura, la protección de los derechos humanos y la justicia social. También implicaría la eliminación de las desigualdades sociales, culturales y económicas, la erradicación de la pobreza y la promoción del bienestar común. 
A lo mejor la clave podría ser interesarnos en los modos de entender el mundo de manera alterna al de la Euro-modernidad y su proyecto neoliberal, dando pie a revisitar sus supuestos fundacionales, tales como el dualismo naturaleza/sociedad; la prioridad del crecimiento económico y el extractivismo; el rumbo unidireccional hacia un “progreso” devastador de todas las especies. 
En definitiva, lo que podemos poner en nuestro horizonte como críticas a lo dominante es la búsqueda de lo alterno, es la exploración de nuevas y radicales concepciones de aquello que todavía llamamos desarrollo. 
¿Por dónde empezar, entonces? ¿Qué valores fortalecer para subjetivar los procesos hacia sociedades capaces de rescatar materialidades de brutalidad hacia materialidades de dignidad humana?
Podríamos decir que estamos tan lejos de eso, que hay que comenzar por cualquier lado, o por muchos y variados lados. Que, si visibilizamos la explotación, la desigualdad, desenmascarando las herramientas de adoctrinamiento con las que nos mantienen sumises, seguramente, estaremos avanzando. Entonces la educación, pero no en el sentido que Sarmiento le dió, sino una educación que forme personas capaces de ser críticas, responsables, comprometidas, con la realidad en la que viven, sería de gran importancia. 
Organizarse, para definir rumbos y para concretar metas. Generar organización, aprender a ser parte de un conjunto. Romper las miradas individualistas, porque para crecer, avanzar, tenemos que comprender que somos un conjunto, y por eso, crear redes, vincular grupos y espacios, es potenciar lo que nos proponemos. 
La participación, algo tan olvidado por estos tiempos, también es fundamental. Un participar haciendo, involucrándose, involucrándonos, aportando a ese proceso social, grupal, que nos permita entretejer políticas y conocimientos que estén encaminados a la construcción de puentes comunicativos, a un diálogo de saberes que trascienda las graves dificultades y límites impuestos por la modernidad y al mismo tiempo que logren cimentar espacios de intercambio y construcción.






Las editoriales Rojinegras se sienten, piensa y escriben en conjunto, usando formas colaborativas que ayudan a desarmar el ego, dejando de lado todo vestigio de la propiedad intelectual como un logro individual. 
En el equipo rojinegro, alguien tira una idea, un tema, una frase. El resto interviene, cambia, rehace. Nadie, sino el conjunto es autorx. 
Entendemos que muchas veces, lo que queda, lo que se publica, no es del todo coherente ( con la supuesta línea ROJINEGRA, e incluso en sí misma) pero ¿quién quiere ser coherente en este mundo desquiciado?  Somos eso, diversidad intentando hacer juntes.