Envíenos su nota, opinión o información al correo: delpueblo.prensa@gmail.com

lunes, 13 de mayo de 2019

EDITORIAL: POR AHORA … MÁS NEOLIBERALISMO, MENOS AZÚCAR

Ha pasado una semana en la cual, según nos dicen los manuales de Educación para la Ciudadanía la “voluntad popular se ha expresado”.  Una semana en que la región refrendó porcentualmente a un gobierno municipal que hace gala de los valores más execrables de las dimensiones de lo humano. ¿De quién habla esta gran encuesta publicitaria que son las elecciones? ¿qué expresan? ¿qué lecturas nos obligan a hacer?

Veníamos reflexionando en la última editorial sobre las redes sociales  como “placebo de la militancia”. Fácilmente podemos encontrar dos acepciones del término placebo: “Un placebo es una sustancia farmacológicamente inerte que se utiliza como control en un ensayo clínico. El placebo es capaz de provocar un efecto positivo a ciertos individuos enfermos, si estos no saben que están recibiendo una sustancia inerte (ej. agua, azúcar) y que creen que es un medicamento”. La utilización analógica del concepto “placebo” para explicar lo que viene sucediendo con la militancia en su relación con las web, con el compromiso de transformación del orden social o simplemente con la rebeldía ante la deshumanización de las relaciones sociales, pareciera quedarse a mitad de camino. Y es en tal sentido que, y sólo por este momento, les pedimos nos acompañen en la intención de entender el uso de las redes sociales (y las redes democráticas del voto) con un concepto que tiene sus años pero continúa vigente, pensémoslo –con todas sus dimensiones- como “mecanismo ideológico”.
No  hay sólo un adormecimiento de la conciencia social, no sólo se constituyen como herramienta para la “contención social” (en sus diversas acepciones), la comunicación global con sus diferentes variantes es el nuevo (no tan reciente) Caballo de Troya con el cual se infecta y disemina los valores, la eticidad y el ser real en el orden capitalista: la fugacidad, el instante/tiempo, la fragmentación y la exacerbación/descontextualización de la particularidad, el pragmatismo, el egoísmo militante,  la reificación de lo simbólico -pletórica de competencia, ganancia, eficacia y eficiencia- ….., entre otros. "El que lucha con monstruos debe tener cuidado para no resultar él, un monstruo. Y si mucho miras a un abismo, el abismo concluirá por mirar dentro de ti", decía Nietzsche en el siglo XIX.

Pero también leíamos la semana pasada: “las redes son el opio de la sociedad”, transfiriendo la carga ideológica que Marx atribuía a la religión, a la producción de nuestras vidas a través de “los medios de comunicación”, en particular las redes sociales, y de la “participación activa” en la vida social con un “clik” que subvierte lo real y lo vuelve independiente de sus creadores, representación de  la transformación  del mundo… como un verdadero fetiche, se emancipa de sus creadores y se enfrenta a ellos.
Valga entonces citar a Marx –con un lenguaje propio de 1844– y hacer el ejercicio de transferir la carga ideológica del concepto “religión” al de “representación política” o “representación simbólica en la web”: “El fundamento de la crítica religiosa es: el hombre hace la religión, y no ya, la religión hace al hombre. Y verdaderamente la religión es la conciencia y el sentimiento que de sí posee el hombre, el cual aún no alcanzó el dominio de sí mismo o lo ha perdido ahora. Pero el hombre no es algo abstracto, un ser alejado del mundo. Quien dice: "el hombre", dice el mundo de las personas: Estado, Sociedad. Este Estado, esta Sociedad produce la religión, una conciencia subvertida del mundo, porque ella es un mundo subvertido. La religión es la interpretación general de este mundo, su resumen enciclopédico, su lógica en forma popular, su point d'honneur espiritualista, su exaltación, su sanción moral, su solemne complemento, su consuelo y justificación universal. Es la realización fantástica del ser humano, porque el ser humano no tiene una verdadera realidad. La guerra contra la religión es, entonces, directamente, la lucha contra aquel mundo, cuyo aroma moral es la religión.(Introducción para la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel)

Pero volvamos, ¿qué expresa la representación de Pogliano de los sentimientos del pueblo? Podremos argumentar aludiendo a la propaganda, a la “compra de voluntades y favores”, de las aspiraciones pequeño burguesas, etc … pero siempre quedará impregnado en nuestro ser ese “aroma moral” (tufo) que esparce Juntos Somos Río Negro hacia los vínculos sociales que dan formación a nuestra sociedad  y del cual no estamos ajenos.

Tal vez, será la hora también de que hablemos de nosotros/as, de los sectores auto-proclamados populares/comunitarios, ansiosos/as de des-hacernos y re-construirnos con aceites esenciales solidarios/as, generosos/as, de romper a mazazos los consensos manufacturados de la democracia burguesa …. dónde, cómo, cuándo, de qué manera…. a eso es la invitación y ese el desafío, antes que el neoliberalismo nos dé el jaque mate.