El Hoyo (Radio Fogón).- Radio Fogón dialogó con Sandra Bianchi, compiladora y editora, quien nos acercó unos libros de formato pequeño, cuyo título es ¡Basta! “Cien mujeres contra la violencia de género” y ¡Basta! “Cien hombres contra la violencia de género”. El primero fue realizado en el año 2013; el otro, unos años después, en el 2016.
El objetivo de los textos que componen estos libros no fue solo abordar esta temática sino también intentar poner en palabras una multiplicidad de miradas y experiencias, tejer una red que nos contenga a todas, con el fin de erradicar este flagelo.
Sandra Bianchi es escritora, crítica literaria, editora, profesora de letras y gestora cultural. Más allá de sus múltiples funciones, Sandra es una persona muy comprometida con la palabra y desde su quehacer lucha, entre otros temas, por el lugar de la mujer.
Sandra nos contó qué son las microficciones.
Además, Sandra nos contó cómo es que surgió Basta! Cien mujeres contra la violencia de género.
Para finalizar, presentamos aquí algunos textos de cada libro para comenzar a “pensarlos” y dejarlos con las ganas de leer más.
Lo peor, de Graciela Falbo (Buenos Aires)
LO PEOR no es el dolor del cuerpo, la magulladura del alma, el ojo amoratado.
Lo peor es despertarse cada mañana y descubrir que todavía está ahí.
La colmena de la Chonga, de Albertina Rahm (Río Negro)
-¿ Y por qué me pegai Sotito?
-Y por siaca, Chonga, por siaca.
Por si acaso -quería decir- por si acaso anduviste provocando o no compraste el vino, por si acaso anduviste jodiendo toda la tarde con la colmena que te regaló el polaco.
Por los golpes o porque Dios se apiadó de ella, la Chonga murió joven.
Sotito la lloró en el velorio como si la hubiera querido.
En el cementerio aparecieron las abejas. Enfurecidas picaron a Sotito y a otros cuatro hombres, compañeros de borracheras.
Ismael Soto murió a los diez minutos. La familia y los amigos huyeron del cementerio. El entierro de la Chonga se suspendió y el cajón con su cuerpo quedó guardado en el cementerio hasta que se tranquilizaran los ánimos.
Yo soy, Caro Fernández (Mendoza)
La BRUJA quemada en la plaza central, la desobediente que comió la manzana, la loca que desafió la ley, la puta, la guerrera, la culpable. Soy la que violaron, asfixiaron y callaron. Soy la que se salvó porque mi piel aguanta, mi espalda soporta y mis manos sanan. Soy el progreso, el cambio, la caja negra, los versos del poeta, la caricia en tus manos, la lucha, el grito acumulado en la garganta, el amor y el deseo. Soy mar y montaña, la que ama, sueña y perdona. Quemame por bruja, desterrame y condename. Yo soy el óvulo que da vida, tu vida. Yo, yo soy vos.
El silencio, Evangelina Rosa Mayol (periodista y titiritera)
Después de la violación Julieta dejó de hablar. Su madre al acostarla cada noche le entregaba cuentos de hadas y le aseguraba que en la urna de las cenizas del abuelo estaban guardadas las palabras que ella algún día volvería a pronunciar. Luego el silencio. Siempre en esa familia el silencio. La madrugada de su nuevo día Julieta destrozó con un martillo el pequeño sarcófago y las palabras volvieron húmedas reconfortadas de venganza.
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