(Granma).- El multipremiado cineasta argentino Tristán Bauer retorna al Festival
Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana con el
documental El camino de Santiago. Desaparición y muerte de Santiago
Maldonado
El multipremiado cineasta argentino Tristán Bauer retorna al Festival
Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana con el
documental El camino de Santiago. Desaparición y muerte de Santiago
Maldonado.
Realizador de documentales y de largometrajes de ficción,con Después
de la tormenta (1990) obtuvo el Premio a la Mejor Ópera Prima en San
Sebastián. Su segundo largometraje, Iluminados por el fuego (2009), ganó
el Coral en La Habana y el Goya de la Academia española. Sus
documentales más destacados son: Cortázar (1994), Evita, la tumba sin
paz (1997), Los libros y la noche (1999), premio en el Festival de La
Habana; y Che. Un Hombre Nuevo (2010), premio en Montreal.
Su más reciente documental, ahora en el concurso por el Coral en su
categoría, es El camino de Santiago… y sobre este y otros temas
conversamos con Tristán Bauer.
–¿Cómo ha sido la recepción del documental en Argentina?
–La película fue presentada cuando se cumplió el primer año de la
desaparición de Santiago Maldonado (joven de 28 años que en la Patagonia
participaba junto a la comunidad mapuche en el reclamo de sus tierras).
Fue un estreno muy conmovedor con la presencia de una gran cantidad de
gente. Hubo un episodio violento como hacía muchos años no se veía en
Argentina, fue atacado el teatro. A partir de ahí la película tuvo un
recorrido muy grande. Ya son más de 45 000 los espectadores que la han
visto. El caso de Santiago Maldonado es una herida abierta en nuestro
país, una herida que reclama justicia y sin duda el cine tiene una
función social para que estos casos tengan la necesaria visibilidad y
para que nos convoque a la reflexión sobre lo ocurrido y sobre lo que
está ocurriendo en mi país.
–¿Cómo se conformó la película?
–Puedo decir que es un documental de urgencia. Apenas a unos días de
enterarnos de que había un desaparecido y conocer su nombre, nos
reunimos un grupo en que había veteranos, como yo mismo, el gran actor
Darío Grandinetti (quien narra el documental en off) y otros muy
jóvenes. El guion lo hicieron Florencia Kirchner y Omar Quiroga; la
investigación periodística, Juan Alonso, y la música del gran compositor
León Grieco, quien nos regaló el tema con el cual cierra la película
Las ausencias. Empezamos a viajar a la zona, conociendo los lugares,
los protagonistas, la familia. Al comienzo no teníamos la idea de hacer
una película, sino darle visibilidad. Surgieron breves videos. El 17 de
octubre, después de 78 días de estar desaparecido Santiago, aparece su
cuerpo en el río Chubut en la Patagonia y viendo lo que teníamos nos
proponemos hacer el documental.
–¿La fotografía?
–Fuimos muy meticulosos en el tratamiento de la imagen, porque había un hecho fundamental, que era la
disputa
de la tierra, que no es nueva. La película aborda la figura de Santiago
Maldonado, pero no como un eslabón aislado, sino como parte de una
cadena de nuestra historia, y entonces era importante cuando hablamos de
la tierra mostrar de qué estamos hablando. Ahí fue fundamental la
posibilidad que tenemos hoy los cineastas de utilizar drones que te
permiten mostrar esa Patagonia que es impresionante, esas tierras, esos
ríos, esas montañas, esa riqueza patrimonial. Cuando hablamos que el
magnate Luciano Benetton tiene casi un millón de hectáreas en Argentina,
esas imágenes permiten al espectador tomar cabal conciencia de lo que
estamos hablando. En ese sentido lo que destacas, la fotografía, tiene
una fuerza particular en todo el documental.
–El tema del reclamo del pueblo mapuche no está tan en los medios…
–La película justamente se instala en el tema porque cuando se
empieza a investigar y se ve el drama, las tensiones sobre la tierra,
comienzas a preguntarte cuándo comienza. En 1870 se produce en Argentina
la mal llamada conquista del desierto, donde las tropas del ejército
avanzan hacia la Patagonia y van destrozando a las culturas de los
pueblos originarios, un verdadero genocidio, y el resultado de esa
campaña es el reparto de la tierra entre la oligarquía porteña y en
manos extranjeras. No se podía hablar de Santiago sin hablar de lo que
pasó con el pueblo mapuche, ese pueblo que en el día de hoy sigue
luchando por sus derechos.
–Usted es parte del Festival, ¿qué importancia le concede en la coyuntura actual latinoamericana?
–Este Festival al que le estamos celebrando sus 40 jóvenes años ha
sido fundamental para todos nosotros los cineastas. Yo he venido desde
hace muchos años, mi primer viaje a Cuba fue en 1983 y a los pocos años
ya empecé a visitar el Festival. Siempre fue un lugar de encuentro
extraordinario entre los cineastas de poder descubrir y redescubrir
nuestro cine, porque la verdad es que acá es donde nosotros podemos ver
la producción que se está haciendo en México, o en Uruguay, o en Brasil,
en nuestros distintos países. Tenemos ese problema que no circulan
dentro del continente nuestras cinematografías. Tantas cosas
extraordinarias han surgido aquí, producciones, películas, el nacimiento
de la Escuela de Cine de San Antonio, con Fidel, Birri. Yo tengo un
agradecimiento muy grande a Cuba por este Festival y es sin duda el
lugar de encuentro del cine latinoamericano más importante del planeta.
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