Mientras las manchas de sangre de Teresa Rodríguez y de Carlos Fuentealba están aún frescas en la memoria y el territorio neuquino, los soldados del Estado provincial siguen disparando en las manifestaciones. Un diciembre más que represivo llegó este 2017 para recordarnos que el Movimiento Popular Neuquino, desde hace casi sesenta años, se adapta al gobierno de turno. El destino de estas balas de fin de año: el pueblo trabajador. Allanamientos a luchadorxs, absolución para torturadores y destrozos a monumentos que reflejan luchas decoran el arbolito. Por RNMA
Noviembre allanado
El 18 de noviembre, por orden del juez Diego Piedrabuena, fueron allanadas viviendas de militantes sociales tanto de Neuquén como de Cipolletti (Río Negro) en un operativo conjunto entre las fuerzas policiales de ambas provincias.
Ingresaron a las casas particulares de Nadia París y Fermín Martínez, del tío de Nadia París –que además es sobreviviente de la última dictadura cívico militar y testigo en las causas conocidas como “Escuelita”-, de Marco Painevil, de Ruben Wani, de Carmen Antilef y de Ricardo Rosales. La mayoría de ellxs habían estado participando el día anterior de una actividad frente al Juzgado Federal N°2 para exigir la libertad del logko Facundo Jones Huala.
A pesar de no haber encontrado elementos incriminatorios en ninguna de las viviendas, no solo se llevaron demorado por algunas horas a Fermín Martínez, sino que además robaron de las casas papeles personales, cuadernos de la infancia, carteles con el rostro de Daniel Solano, de Luciano Arruga, de Julio López, entre otros, pendrives, computadoras, un diccionario mapuzungun, etcétera. A Carmen Antilef, papay de más de 60 años, la intimidaron, le rompieron hasta la bolsa de harina con la que elabora sus alimentos, intimidaron a sus nietas pequeñas. A Ricardo Rosales –militante del Partido de Trabajadores Socialistas- le dijeron que “se quede piola” para no “pasarla mal”.
No obtuvieron nada de lo que buscaban, pero se encargaron de que se sepa que todxs estamos bajo su lupa.
Calles Militarizadas
Lo primero es la salud
Desde hace más de un mes y medio, lxs trabajadorxs nucleadxs en ATE Salud se encuentran reclamando por su Convenio Colectivo de Trabajo y contra los descuentos que les están aplicando. El gobierno, negado a solucionar el conflicto, comenzó a responder, pero con balas y gases.
El 13 de diciembre comenzó una seguidilla de represiones que hizo una pausa este viernes, tras haber solicitado la Defensoría del Pueblo y el Obispado una reunión de mediación entre el gobierno y lxs trabajadorxs que se concretará mañana lunes.
Al día siguiente el escenario fue muy similar: una manifestación contra la reforma previsional llegó hasta la Casa de Gobierno, en cuyo exterior estaban lxs trabjadorxs de ATE. De inmediato se desató una brutal represión que se extendió hasta las 14:30.
El lunes 18 de diciembre a las 11.00, ante una citación de la Defensoría del Pueblo y el Obispado de Neuquén, habrá una reunión entre ATE y el gobierno en busca de una solución que, esperemos, sea sin represión.
Queremos trabajar
El viernes 8 de diciembre, feriado nacional, sorpresivamente el Grupo Especial de Operativos Policiales llegó a la fábrica ubicada en Ruta 7 y descargó su violencia, avalado por la jueza Ana Malvido y el fiscal Pablo Vignarolli.
Pegaron y dispararon por la espalda. Así lo constatan las marcas en los cuerpos de lxs obrerxs y lxs militantxs, que debieron ser asistidxs por la profundidad de las heridas, lo que además da muestra de la saña y la cercanía con las que fueron golpeadxs.
Punto y aparte merece el ataque al diputado provincial del PTS en el FIT Raúl Godoy, a quien le quebraron el peroné de un disparo. “A este lo dejamos fuera de servicio por tres meses”, dijeron los uniformados según relatan los testimonios.
Inmediatamente después del desalojo se realizó un corte de ruta. El lunes se marchó en repudio a lo sucedido y desde ese día lxs trabajadorxs continúan resistiendo con un acampe en la puerta de la fábrica.
Mentime que me gusta
El Ministro de Gobierno y Justicia Mariano Gaido dijo no comprender la actitud del gremio porque “el gobierno plantea el diálogo de manera permanente”, mientras lo único que sí viene sucediendo de manera permanente es la represión.
El Subsecretario de Seguridad Gustavo Pereyra declaró que en los hechos del viernes –CAM- hubo “violencia premeditada” porque lxs manifestantxs tenían escudos. Además de escudos, sabemos, tenían las marcas de los impactos de los perdigones de goma en la piel desde los días anteriores. El funcionario también estigmatizó a Islas Malvinas asegurando que “en un barrio tan popular, como son las adyacencias del CAM, muchos jóvenes se sumaron a estos actos de violencia y de delito”.
Torturas como función policial
En aquella instancia, los represores fueron absueltos por la Justicia y la querella, representada por el organismo de DDHH Zainuco, pidió que el juicio se vuelva a realizar. Sin embargo, el martes 12 de diciembre los magistrados Raúl Aufranc, Juan Pablo Balderrama y Leandro Nieves confirmaron que torturar presos es parte de la función policial.
Odiar la lucha, querer asustar
En medio de esta feroz escalada represiva, dos hechos para nada aislados de la coyuntura buscan sumar al intento de atemorizar a lxs que luchan.
El 6 de diciembre el monolito que en la ruta 22 recuerda al maestro Carlos Fuentealba en el sitio en el cual fue fusilado por la policía , fue atacado a mazazos. El 13 de diciembre, el cerámico que recuerda al reportero gráfico José Luis Cabezas en la plazoleta neuquina que lleva su nombre fue destrozado.
No parece casual que elijan estos dos símbolos para atacar, siendo que representan a dos sujetxs que fueron blanco del aparato represivo al servicio del gobierno provincial. Uno de ellos asesinado por luchar, el otro por mostrar lo que no le convenía al poder.
La marca del bigote
El Movimiento Popular Neuquino está enquistado en la cima del poder de la provincia desde su fundación en 1961. Se caracterizó absolutamente siempre por amoldarse, a como dé lugar, al gobierno nacional que estuviera de turno y esta coyuntura no es la excepción.
En materia represiva, Omar Gutiérrez se “portó bien” hasta que llegaron los comicios de octubre y, por primera vez en más de cincuenta años en el poder, el MPN perdió una elección ante el incipiente PRO. Entonces, descubrió que tenía que acoplarse inmediatamente para mantener sus puestos.
Y volvió a disparar.
Fotos: Juan José Thomes, Iris Sánchez, Fabian Ceballos, Gustavo Figueroa, Cadena Sur
Imagen: Carolina Butrón