Libertad de expresión no es que un periódico publique miles de ejemplares iguales, sino que haya miles de periódicos diferentes.
Libertad
de expresión no es que una emisora tenga mil repetidoras transmitiendo los
mismos programas, sino que haya mil emisoras con programas diferentes.
Libertad
de expresión no es que en todas las
radios suene la misma música, sino que todas las músicas se escuchen en las más
diversas emisoras.
Por
eso este 3 de mayo en el Día Mundial de la Libertad de Prensa, ¿por qué no
hablar, con igual fuerza, de la Libertad de Antena?
Los
gobiernos no pueden subastar ni regalar las frecuencias de radio y televisión
sencillamente porque no les pertenecen. Estas frecuencias son un patrimonio
común de la Humanidad. Igual que el aire, los océanos o la capa de ozono, estas
ondas radioeléctricas pertenecen a la comunidad internacional. Los Estados
solamente son sus administradores. Y deben garantizar el acceso equitativo a
ellas de todos los sectores sociales.
Estamos
ante un gobierno que persigue a las radios comunitarias, que no aprueba
licencias, que hecha para atrás la ley de medios, que enjuicia a responsables
de emisoras y que miente a través de los medios masivos de comunicación creando
una realidad ficticia. Por eso, hoy más que nunca defendamos la Libertad de
Prensa promoviendo la Libertad de Antena, para que todas las voces estén en el
aire, todas las palabras en las publicaciones y todos los pensamientos libres.