Sobre el Operativo Nacional de Evaluación "Aprender
2016"
Desde aten, a través de
la discusión en nuestras asambleas y plenario de secretarios generales
planteamos el rechazo a la realización del Operativo Nacional de Evaluación
"Aprender 2016" que impulsa el Ministerio de Educación de la Nación y
que se pretende llevar a cabo los días 18 y 19 de Octubre en todo el país.
Nos oponemos,
principalmente, porque se trata de un operativo que concibe la evaluación como
un fin en sí mismo y como un mecanismo punitivo, que reduce la participación de
la docencia a meros aplicadores y de los estudiantes a simples objetos de
estudio.
En el mismo sentido se
ha expresado la CTERA, rechazando en su congreso la implementación del
Operativo Nacional de Evaluación “Aprender 2016”.
Nuestros
fundamentos:
En el plano laboral:
Pretende avanzar sobre
derechos y obligaciones de los trabajadores de la educación. El Manual de
Aplicación de “Aprender 2016” precariza las condiciones y sobrepasa las
obligaciones del trabajo docente al establecer que las directoras/es serán veedoras/es
de las escuelas donde se aplicará la prueba y los docentes serán Aplicadores
designados por la autoridad competente, que evaluarán a los estudiantes de una
escuela distinta a aquella en la que dan clase.
Es importante remarcar
que entre las funciones docentes y directivas no está la obligatoriedad de
acción y formación relacionada con tareas de aplicación de evaluaciones
estandarizadas externas. Se trata de un nuevo “rol”, distinto al trabajo que el
docente tiene de forma cotidiana y, además, con el carácter de designación de
manera inconsulta.
En lo pedagógico:
Corre el eje del trabajo
pedagógico demandando otros tiempos para asumir responsabilidades y tareas
ajenas al propio trabajo docente, antes, durante y después de la aplicación de
un operativo construido sin la participación de los y las docentes.
Este instrumento reduce los contenidos de los exámenes a dos áreas, lengua y matemática, en primaria para 2° y 6° grado y en secundaria para 3º año. Sólo en 5º año de secundaria contemplan 4 áreas: lengua, matemática, ciencias sociales y ciencias naturales, donde además, la evaluación será “censal”, dejando entreabierta la puerta para una “prueba de acreditación”.
Este instrumento reduce los contenidos de los exámenes a dos áreas, lengua y matemática, en primaria para 2° y 6° grado y en secundaria para 3º año. Sólo en 5º año de secundaria contemplan 4 áreas: lengua, matemática, ciencias sociales y ciencias naturales, donde además, la evaluación será “censal”, dejando entreabierta la puerta para una “prueba de acreditación”.
Quienes estamos en las
escuelas sabemos que las evaluaciones estandarizadas de aprendizaje nunca
evalúan todo lo que se aprende en cada una de las áreas evaluadas, porque
siempre se realiza un recorte intencionado del currículo. Lo deseable,
entonces, sería ampliar los contenidos que se evalúan atendiendo a la
relevancia social de los saberes y no prestando atención, solamente a las disciplinas tradicionales.
Desde aten
sostenemos la evaluación como una
dimensión de este proceso de formación y no como un mero instrumento externo de
control y medición.
En lo metodológico:
Esta evaluación se
aplicaría “todos los años” lo que se traduce en cierta “ingenuidad” y “falsas
expectativas” acerca del cambio educativo posible, ya que la educación no
mejora sólo por el hecho de evaluar todos los años o de imponer una “cultura de
la evaluación”. El hecho de evaluar no produce por sí solo cambios en la
educación, los procesos de enseñanza y de aprendizaje tienen otros tiempos y
dependen de diversos factores que van más allá de la evaluación instrumental.
Las pruebas fueron confeccionadas
utilizando solamente ítems de respuesta cerrada, condición que reduce al mínimo
la retroalimentación a las escuelas. Si se intenta mejorar la educación, las
evaluaciones deberían brindar información, no sólo para señalar el problema -o
sea monitorear-, sino también para hacer un diagnóstico de la situación
educativa. Y para ello, la evaluación necesita recoger más información que la
que se produce a través de respuestas cerradas de elección múltiple, que nos
dicen simplemente si el aprendizaje tiene lugar o no. Una forma de evaluación
que no es el mecanismo aprendido en la práctica áulica por nuestros alumnos.
Ya habíamos advertido
sobre el nuevo sesgo tecnocrático con el que se pretende entender el trabajo
docente que realizan los directivos y los educadores, ya que con el dispositivo
“Aprender 2016” se nos involucra en una tarea instrumental sin incorporar una
mirada del trabajador que incluya la dimensión político-pedagógica tan
necesaria en todo proceso de evaluación.
Nuestro sindicato
confrontó con este tipo de pruebas, como lo fueron las PISA, las ONE y el Censo
Educativo de gobiernos anteriores. Hoy reivindicamos como acertadas estas
definiciones ya que al desaparecer la Dirección de Evaluación Educativa, no hay
garantías de secreto estadístico y nos queda claro que el perfil de las
políticas educativas solo contribuyen a cumplimentar requisitos de organismos
financieros internacionales para acceder a créditos desde el estado nacional.
Por todo lo planteado, denunciamos
los mecanismos establecidos por el Operativo “Aprender 2016” y exigimos la
suspensión del mismo.
Como sindicato
convocamos a los trabajadores de la educación, maestras/os y profesoras/es a
resistir su aplicación y a los compañeros directivos a no ser parte de este
operativo que lejos está de las reales necesidades de los niños y jóvenes que
asisten a nuestras escuelas.