Terrorismo de estado. Las 28 condenas
de La Perla.
“Región de manos sucias de
pinceles sin pelo
de niños boca abajo de cepillos de
dientes
Zona donde la rata se ennoblece
y hay banderas innúmeras y cantan
himnos
y alguien te prende, hijo de puta,
una medalla sobre el pecho
Y te pudres lo mismo.”
Julio Cortazar. “A un General”
Sin duda, el horror padecido durante
la última dictadura militar, por miles y miles de personas, las
consecuencias que aún se viven hoy por tales delitos de lesa
humanidad y que se seguirán viviendo por más generaciones; merecen
ser juzgadas y condenadas. Por ello se nos esboza una sonrisa ante
las condenas de la megacausa de la Perla. Centro clandestino de
detención y tortura de Córdoba en donde se cometieron toda clase de
delitos contra hombres y mujeres, pibes y pibas, niños y niñas que
allí padecieron tormentos. Muchos/as murieron asesinados/as,
torturados/as, violados/as hasta matarlos/as, otros sobrevivieron
para poder atestiguar en este juicio. Por todos y todas se nos esboza
una sonrisa, porque si bien sabemos y creemos que muchos daños no
serán reparados, sí sabemos que los genocidas no merecen otra cosa,
que terminar sus vidas en una cárcel. Sí sabemos también, que para
las víctimas de tales horrores, estos juicios son al menos
reparadores, sanadores.
El hecho a destacar durante esta
semana, es que el Tribunal Oral Federal N°1 de Córdoba condenó a
38 de los imputados en el megajuicio por los crímenes cometidos en
La Perla. La condena fue a 38 ex-oficiales del ejército por su
participación en el secuestro, la tortura y el asesinato de varios
cientos de víctimas durante la dictadura militar en las décadas de
los 70 y 80, entre ellos Luciano Benjamín Menéndez, el militar con
más condenas por lesa humanidad. A pesar de ello, algunos de los
genocidas se dieron el lujo de amenazar al público al final del
juicio. Ya había habido antecedentes de esto en el mismo juicio, y
de que los imputados usen libros (de ideologías a las que adhieren),
para tapar sus rostros durante el mismo.
El histórico juicio duró casi cuatro
años y tuvo cifras impactantes: “(...)43 imputados, 716 víctimas,
581 testigos y 354 audiencias. Los jueces del Tribunal –Jaime Díaz
Gavier, Julián Falcucci, José Camilo Quiroga Uriburu y Carlos
Arturo Ochoa- leyeron el veredicto durante una hora, mientras miles
de militantes por los Derechos Humanos esperaban en la puerta de
Tribunales”(Cosecha Roja,25/08/2016)”. Más de 10.000 personas
esperaron el veredicto de los jueces en las calles de Córdoba, en la
última jornada del juicio.
Ante un contexto desfavorable para el
pueblo en general y para quienes luchan por los derechos humanos en
particular, en el que vemos genocidas a los que le han otorgado el
beneficio de la prisión domiciliaria y sabemos que quienes están en
el gobierno no precisamente apoyan los juicios que se vienen
realizando, sino que justamente por la ideología que muestran en su
accionar están más cerca de los represores; una condena como ésta,
demuestra que el empuje de los organismos que vienen luchando tanto
en los tribunales, como en las calles, desde hace mas de 30 años fue
y es esencial y que sin ellos/as, no se hubiera podido llegar, a lo
que se llegó y a lo que aún falta.
Hoy entonces, más que nunca, juicio y
castigo a los culpables. Hoy más que nunca entonces, vuelve la
emblemática marcha de la resistencia organizada por las Madres de
Plaza de Mayo, en donde muchos/as allá por los 90s aprendimos que la
lucha era en las calles, dormimos en la plaza de mayo con las madres
y nos encontramos con otros y con otras de todo el país para saber
que esa lucha la teníamos que replicar en todas partes. La nueva
resistencia viene creciendo quizá. Será parte nuestra, esta vez
resistir pero a la vez construir organización popular desde abajo.