Si no hay justicia para el pueblo, que no haya paz para el gobierno.
Chiloé
resiste.
Chiloé
es una pintoresca isla al sur de Chile, con aproximadamente ciento setenta mil
habitantes; que vive casi exclusivamente de los frutos del mar. Su gente, la
mayoría dedicada a la pesca artesanal; desde marzo de este año se ha visto
afectada por la contaminación de sus costas. Las salmoneras, empresas
multinacionales dedicadas al cultivo de salmón, tiraron 40 toneladas de
salmones muertos contaminados al mar. Y entonces, comenzó el desastre. Todos
los seres vivos del mar están muriendo contaminados; no se puede pescar o recolectar,
ni para vender, ni para comer. Hay escases de todo en la isla. El gobierno solo
ha enviado una canasta de productos por familia y algo de dinero. Mucha gente dejó
de trabajar, fue despedida. La mayoría de los recolectores de orilla son
mujeres, jefas de hogar que tienen que llevar el sustento a sus casas. Ellas
viven casi todas en el campo y se están quedando sin recursos. Los trabajadores
de mar no pueden subsistir. Hay muchos que ya no tienen nada para comer.
Desde
hace una semana las movilizaciones son amplias y en todas las localidades se
están realizando manifestaciones, cortes de ruta, asambleas y acciones de
protesta. Ha comenzado una pueblada, que recibe solidaridad activa de todo el
continente. El gobierno mandó fuerzas especiales, carabineros, militares y la
gente tomó las pistas para que no puedan
aterrizar. Los medios de comunicación y muchas instituciones como los bomberos,
han puesto su logística para acompañar la resistencia. Quieren una solución
inmediata a la crisis.
Cabe señalar que buena parte de la
población exige el fin al saqueo salmonero extractivista y poder terminar con
los descabellados proyectos, como el puente canal de Chacao, cuyo propósito
principal es facilitar los accesos de industrias salmoneras, forestales, de
energía y hasta mineras. La causa es simple, la costa, las tierras
aledañas, el mar, sus aguas y sus recursos como peces, algas y mariscos, están
siendo privatizados por parte del Estado y la clase político empresarial. Y tal
como están privatizados los peces, las porciones de mar, el maritorio, también
comenzó a ser privatizado y ocupado por la industria. Esta vez es la industria
salmonera que tiene los espacios marinos para imponer sus centros de cultivo de
salmónidos. Chiloé está plagado de las balsas jaulas donde las empresas
realizan el proceso de engorde de estas especies exóticas y carnívoras.
El
mar, los bosques, los ecosistemas de turberas, el viento, la economía de
subsistencia y la identidad chilota e indígena esta bajo amenaza de las grandes
compañías nacionales y multinacionales en el archipiélago. El puente en el
canal de Chacao sería una vía para seguir saqueando estos territorios, todo en
un contexto en que las autoridades y funcionarios estatales pierden cada vez
más legitimidad. Esto es parte de la historia reciente de las comunidades,
familias y organizaciones de esta zona que lucha por seguir viva y protagonista
de su presente y futuro.
Hoy existe en Chiloé una férrea
resistencia de los pescadores artesanales y organizaciones y de todo el pueblo organizado
por
todos lados, los hombres, las mujeres, los niños, los ancianos, todos. (…) “Se
cruzaron los camiones en la carretera, se pusieron más neumáticos para las
barricadas, todos nos movimos porque no vamos a dejar de luchar. En los rostros
de todos se ve pura lucha y que el gobierno diga lo que quiera, pero van a
tener que responder y resolver esta crisis.”(…). Dice Teresa Calfunao pobladora
y recolectora de algas del lugar. Ejemplos de organización y resistencia contra
el capitalismo y sus consecuencias, que están sucediendo ahora; muy cerca de
nuestro territorio y que tendremos que tomar e imitar. Fuerza Chiloé.