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domingo, 28 de febrero de 2016

EDITORIAL: DE LA AGENCIA DE NOTICIAS PRENSA DEL PUEBLO

El Bolsón (ANPP).-En la última editorial comenzábamos recordando el dicho “un pueblo que no aprende, vuelve a repetir su historia”. En aquella nos referíamos a la relación que establecen algunos medios de comunicación con la década del 90, en ésta podemos referirnos a ese dicho relacionándolo con el “no te metas”…Hace poco más de veinte días un malabarista callejero es multado en la vía pública, ciudad de Pergamino, mientras hacía su habitual rutina en un cruce de calles. Se lo acusa de no tener permiso y se le quitan sus elementos de trabajo para ser destruidos. Ese malabarista, ese cruce de calles, esa ciudad, podrían y podrán ser cualquiera donde a algún inspector municipal, policía o gendarme se le ocurra que podemos estar violando una ley, rompiendo una regla o cometiendo un delito. El nuevo protocolo de seguridad nacional, refrendado por muchas más provincias de las que lo reconocen, deja la puerta abierta a que mucho sea considerado una contravención. Es más ambiguo que claro, dejando zonas oscuras que permitirán abuso de poder desde cualquier fuerza de seguridad, sea municipal, provincial o nacional. Algunas provincias, entre ellas Río Negro, salieron rápidamente a despegarse de su firma al protocolo, expresando su visto bueno en cuanto a que la Nación tenga su propio protocolo anti-piquete pero asegurando que no lo adoptarán. Sin embargo, Río Negro en su Código de Faltas provincial, Ley 532 artículo 42, establece que las reuniones en la vía pública, ya sea de personas, agrupaciones o asociaciones, debe ser autorizada con tres días de anticipación, previa notificación escrita, y, en el articulo 49, misma ley, aclara que estas podrán ser PROHIBIDAS, INTERRUMPIDAS, SUSPENDIDAS o DISUELTAS por la policía en caso de que su desarrollo sea contrario al orden, la seguridad y la moral pública. Lo que no se aclara en ningún artículo de la Ley, es cuáles fueron y son los criterios para definir el “orden, la seguridad y la moral”, lo cual nos permite imaginar que de un momento a otro, según la coyuntura, todo puede ser considerado una contravención o falta. Puede ser esto desconocido por muchos, lo  cierto es que existe, está escrito y a la mano de cualquiera que considere que un reclamo, asamblea o marcha pueden ser tomados como posibles de afectar la seguridad pública, entendiendo por esto lo que se les dé la gana. Y así de a poco van cercenando el derecho a reclamar, no te lo van a avisar, ya te lo metieron como Ley. También poco a poco nos van a ir intentando convencer, a fuerza de detenciones, causas, palo y bala, lo peligroso que puede ser participar. La participación, compartir espacios y actividades, buscar puntos de encuentro con otras organizaciones puede ser la ventana que nos queda semiabierta. El protocolo anti-piquete es la puerta cerrada a la movilización y manifestación de los conflictos. Más temprano que tarde se implementará en todas las provincias y no hace falta decir que no nos van a disparar si no nos vamos en 5 minutos. Hay también, muchas otras formas de disuadir, sino piensen en el malabarista de Pergamino… Por eso apostamos al encuentro, la discusión, a meterse, meterse haciendo ruido, mucho ruido, en defensa de nuestro derecho a organizarnos y a construir entre muchos un mundo mejor. Algo que sin dudas es posible. ¡Arriba los que luchan!