El Bolsón (ANPP).-En la última
editorial comenzábamos recordando el dicho “un pueblo que no aprende, vuelve a
repetir su historia”. En aquella nos referíamos a la relación que establecen
algunos medios de comunicación con la década del 90, en ésta podemos referirnos
a ese dicho relacionándolo con el “no te metas”…Hace poco más de veinte días un
malabarista callejero es multado en la vía pública, ciudad de Pergamino,
mientras hacía su habitual rutina en un cruce de calles. Se lo acusa de no tener permiso y se le quitan sus elementos
de trabajo para ser destruidos. Ese malabarista, ese cruce de calles, esa
ciudad, podrían y podrán ser cualquiera donde a algún inspector municipal,
policía o gendarme se le ocurra que podemos estar violando una ley, rompiendo
una regla o cometiendo un delito. El nuevo protocolo de seguridad nacional,
refrendado por muchas más provincias de las que lo reconocen, deja la puerta
abierta a que mucho sea considerado una contravención. Es más ambiguo que
claro, dejando zonas oscuras que permitirán abuso de poder desde cualquier
fuerza de seguridad, sea municipal, provincial o nacional. Algunas provincias,
entre ellas Río Negro, salieron rápidamente a despegarse de su firma al
protocolo, expresando su visto bueno en cuanto a que la Nación tenga su propio
protocolo anti-piquete pero asegurando que no lo adoptarán. Sin embargo, Río
Negro en su Código de Faltas provincial, Ley 532 artículo 42, establece que las
reuniones en la vía pública, ya sea de personas, agrupaciones o asociaciones,
debe ser autorizada con tres días de anticipación, previa notificación escrita,
y, en el articulo 49, misma ley, aclara que estas podrán ser PROHIBIDAS,
INTERRUMPIDAS, SUSPENDIDAS o DISUELTAS por la policía en caso de que su
desarrollo sea contrario al orden, la seguridad y la moral pública. Lo que no se
aclara en ningún artículo de la Ley, es cuáles fueron y son los criterios para
definir el “orden, la seguridad y la moral”, lo cual nos permite imaginar que
de un momento a otro, según la coyuntura, todo puede ser considerado una contravención
o falta. Puede ser esto desconocido por muchos, lo cierto es que existe, está escrito y a la mano
de cualquiera que considere que un reclamo, asamblea o marcha pueden ser tomados
como posibles de afectar la seguridad pública, entendiendo por esto lo que se
les dé la gana. Y así de a poco van cercenando el derecho a reclamar, no te lo
van a avisar, ya te lo metieron como Ley. También poco a poco nos van a ir
intentando convencer, a fuerza de detenciones, causas, palo y bala, lo
peligroso que puede ser participar. La participación, compartir espacios y
actividades, buscar puntos de encuentro con otras organizaciones puede ser la
ventana que nos queda semiabierta. El protocolo anti-piquete es la puerta
cerrada a la movilización y manifestación de los conflictos. Más temprano que
tarde se implementará en todas las provincias y no hace falta decir que no nos
van a disparar si no nos vamos en 5 minutos. Hay también, muchas otras formas
de disuadir, sino piensen en el malabarista de Pergamino… Por eso apostamos al
encuentro, la discusión, a meterse, meterse haciendo ruido, mucho ruido, en defensa
de nuestro derecho a organizarnos y a construir entre muchos un mundo mejor. Algo
que sin dudas es posible. ¡Arriba los que luchan!
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