El Bolsón (ANPP).-Todos jóvenes, todos muertos o desaparecidos por la Policía, en diferentes puntos del pais. Desde la radio abierta, nos comunicamos con familiares de Luciano Arruga, Belén Brizuela, Diego Pachao y Gumersindo Vergara. Todos casos impunes, todos parecidos al Caso Garrido. A dos años de su asesinato, transmitimos para todo el país.
Los casos:
VERGARA-EL HOYO-CHUBUT-2003.
Una cruz con el nombre de Gumersindo siempre estará en la comisaría de El Hoyo, donde lo mataron.
"No te preocupés que nadie va a hacer nada por este indio de mierda" le dijo un policía chubutense a otro, en los primeros días del mes de septiembre del año pasado, 2003. Lo que nunca se imaginó es que esa frase fue escuchada por el hermano de Gumersindo Vergara, Atilio, quien se había presentado en la única comisaría que tiene El Hoyo -un pueblo de menos de 5 mil habitantes, ubicado en un paraíso de verde y cordillera, en el noroeste de la provincia de Chubut, en lo que se llama la Comarca Andino Patagónica del Paralelo 42- ya que había corrido la voz en el pueblo que lo habían detenido "por haberlo encontrado robándose un lechón de una chacra (sic)".
Fue el mismo hermano de Gumersindo, el único que logró ver los perdigones que tenía en el cuerpo y los machucones de los golpes que había recibido pocas horas antes. Eso y su eterna desconfianza por como se había comportado siempre "la autoridad" (léase la policía, el gobierno, tanto municipal como provincial y a la distancia, muy pero muy lejos, también el nacional) lo que hizo que el mismo Atilio se presentara ante el único abogado que pensó que podía llegar a defender a su hermano y su familia: Cristian Hendrickse.
La mañana misma que Gumersindo no había aparecido en su casa, Margarita Mardones, su compañera, madre de ocho pibes con Gumersindo, fue también corriendo a la comisaría de El Hoyo. "Quiero saber qué van a hacer con Gumersindo. ¿Dónde está? ¿Cómo está? Qué es lo que van a hacer con él." le preguntó Margarita al policía que la atendió. Sin darle casi ninguna explicación, solo le pidieron que vuelva a su casa y que traiga los documentos de su esposo, a esa hora ya fallecido.
Cuando regresó, le contaron la versión oficial de la muerte de Gumersindo: que se había ahorcado en el calabozo de la comisaría y que luego un juez iba a entregarle el cuerpo. "¿Qué Gumersindo se mató? Eso no puede ser. El no me va a dejar sola con ocho hijos. Eso es una mentira de ustedes" fue lo que pensó y dijo Margarita, quien nunca dudó, en ningún momento, que su esposo había sido asesinado por esos policías que la estaban atendiendo o por algunos de sus compañeros. Fueron ellos mismos, la policía de El Hoyo, el pueblo donde nació Gumersindo, los que en febrero del 2003 le habían dado una paliza a dos de sus hijos adolescentes, sin ninguna razón de por medio, sólo "la autoridad".
Envíenos su nota, opinión o información al correo: delpueblo.prensa@gmail.com