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viernes, 26 de octubre de 2012
MALLÍN RURAL EN LA COMARCA
Por Alma Tozzini
El Bolsón, sábado 20 de octubre de 2012 (Asamblea en Defensa del Agua y la Tierra).- Palabras de recapitulación y apertura a la jornada "Mallín Rural en la Comarca", en la escuela hogar 268.
Corre el mes de agosto de 2011 en El Bolsón. Es una soleada tarde de sábado y los vecinos de Mallín organizan el primer encuentro en la Escuela Hogar con el propósito de discutir críticamente el proyecto de loteo en la Pampa de Ludden. Soy invitada a participar como panelista y –como suele suceder en estas ocasiones- al tocarme última la palabra y ante un panel tan rico, no hay mucho más que pueda agregar ante un público que respetuosamente escucha, pero que ya quiere comenzar con el debate y el intercambio. Entonces, simplemente recupero la riqueza que veo en la diversidad de los vecinos que componen la Asamblea de Mallín, atributo que -manifiesto – seguramente será usado para dividir. Sin embargo, sostengo entonces, es la mayor riqueza que la Asamblea tiene para pensar creativamente los problemas, sus soluciones y para enfrentarse al poder.
Luego del panel, la discusión se desata apasionadamente.Se escuchan muchas voces y muchos argumentos. Sobre el final, ya de noche, cuando está previsto el cierre de la Jornada y cuando ya hay gente que debe volver, el presidente del Club Andino intenta ofrecer un argumento que no lo coloque tan afuera de la discusión, tratando de aunar inútilmente posiciones que a las claras son opuestas. Entonces señala “Es que como dijo la chica que habló, tenemos que tener en cuenta a la diversidad y trabajar desde allí”. Ante esas palabras el barullo que se levanta es impresionante y es muy tarde ya para seguir argumentando.
Más de un año después, en el día de hoy –y siendo que uno de los temas de este encuentro plantean cómo pensar una identidad propia- agradezco tener la oportunidad de responder diferidamente a tal intento de cooptar en sentido inverso aquello que intenté exponer entonces.
Es que claro, en aquella oportunidad me faltó agregar que el concepto de diversidad fue acuñado por la Antropología de entre guerras a los fines de superar la idea evolucionista de “diferencia” cultural que pensaba a la misma en tanto inferior. Así, el término diversidad incluía algo por demás novedoso por esos tiempos: aquellos que eran diferentes no estaban ordenados evolutivamente, sino que los diferentes eran ahora (entonces) equivalentes. Así, el término diversidad significa esto: distintos pero equivalentes.
(Ya acá tendríamos la posibilidad de pensar si dentro del término se puede considerar equivalente al Proyecto de loteo y la manera en que sus personeros intentaron gestar el mismo a espaldas de los vecinos; y a un grupo que está intentando hablar desde un “nosotros comunitario” donde los temas se pongan en discusión.)
Sin embargo, y volviendo al concepto de diversidad, más tarde, en un contexto atravesado –entre otras situaciones- por la descolonización de África, se hizo evidente que ya no podía hablarse de diversidad y de equivalencia sin pensar paralelamente en las relaciones de poder, desigualdad y dominación que atraviesan toda relación social.
Y es acá donde tenemos la respuesta. Toda identidad y toda relación de diversidad se desarrollan en contextos de dominación hegemónica que impactan fuertemente sobre dichos procesos y obturan pensar toda diferencia en términos de igualdad, horizontalidad y equivalencia. Acá tenemos la respuesta de por qué resulta imposible pensar que el proyecto del loteo de Pampa de Ludden y las voces en pos de un “nosotros comunitario” –tal como se auto-define la Asamblea- sean distintas y equivalentes. Y si es imposible es porque esa equivalencia ya está atravesada por relaciones de poder que ubican a unos y a otros en accesos diferenciales a beneficios, tiempos de resolución, recursos, pero sobre todo, mecanismos de someter (o no) la información sobre los proyectos a discusión y acceso público.
Si queremos poner en foco en qué medida en este caso en concreto no está presente el condimento esencial de toda relación de diversidad -la equivalencia-, pensemos solamente cuáles han sido los mecanismos y tiempos con los cuales una determinada corporación obtuvo las tierras de Pampa de Ludden -pasando de diversas maneras por encima de la Ley de Tierras[1]- y sacó el proyecto de Loteo. En contraposición, analicemos el tiempo que le está llevando a la Asamblea someter a revisión lo actuado, teniendo que ajustarse ellos sí a tiempos procesales, procedimientos de acuerdo a derecho, etc. ¿Se puede hablar de equivalencia y acaso de diversidad en este punto? ¿Contaron con las mismas condiciones y accesos unos y otros?
Otro ejemplo de lo mismo nos remonta a 2009. Como fue levantado oportunamente por algunos medios, el administrador de Lago Escondido –acompañado de la Gendarmería- se presenta ante una manifestación pública que llevaba a cabo la Comunidad Mapuche Las Huaytecas oponiéndose a la construcción del aeropuerto en la recta del Foyel. Dirigiéndose a sus miembros, les dice: “Nosotros somos súper respetuosos del pueblo mapuche(..) Porque los que estamos acá estoy seguro que hay muchas cosas en las que coincidimos. Estoy segurísimo que podemos construir un pueblo entre todos y para todos(...)”[2] ¿En qué lugar la presencia de esta persona con la Gendarmería nos puede hacer pensar en un hacer juntos desde la horizontalidad y la equivalencia, cuando incluso físicamente se ve la presencia de un poder concreto que unos pueden poner de su lado en desmedro de otros? Es decir “somos iguales pero yo vengo con la Gendarmería”.
En fin, estos acotados ejemplos, nos sirven para volver a pensar, identidad, diversidad, política y sobre todo, el concepto de lo público. Si, como afirman ciertos autores[3]-, lo público se define no sólo por el hecho de que todos podamos transitar por esos lugares libremente, sino antes bien por la atribución de esos espacios de permitir la discusión sobre ellos mismos; podemos pensar que en este tiempo en el cual el loteo de la Pampa está frenado judicialmente, seguir discutiendo entre todos qué Comarca queremos, contribuye a que volvamos cada vez más público ese espacio. Con lo cual –y eso surge en varios de los conflictos de tierra que vengo siguiendo a partir de mis investigaciones sobre problemáticas territoriales y procesos identitarios en la zona- cada vez que un espacio que genera conflicto se pone en el foco de la atención, despierta que algunos busquemos documentación y reconstruyamos su trama y su genealogía a partir de los documentos, que otros recuerden cosas que por ahí estaban enterradas en la memoria, pero en la mayoría de los casos se logran desocultar mecanismos, prácticas o incluso ideologías que son causantes de ciertas situaciones penosas del presente.
Así, podríamos pensar que cada conflicto en el cual se pone en tensión un espacio, posibilita reapropiarlo simbólicamente y desde ahí –a partir de discutir sobre él- volverlo cada vez más público a la vez que pensamos formas de recuperación material.
Hoy esas 1500 hectáreas de la Pampa de Ludden tienen un título de propiedad. Sin embargo, mientras la justicia está revisando, acá, en este espacio, discutiendo sobre ella, trayéndola nuevamente al foco de la mirada, ya la estamos volviendo nuevamente pública mientras paralelamente nos pensamos comunitariamente.
Los aportes que enseguida escucharemos de los compañeros con los que comparto este panel, aportan todos en esta dirección. Muchas gracias.