Importante repercusión han tenido, por lo menos en la elección de los medios masivos, las declaraciones de Cristina Fernández criticando al FMI y los organismos internacionales de crédito, por el “fracaso” de las políticas de ajuste. Este fracaso es parcial por que por un lado es real que no logran superar la crisis en los países imperialistas, pero por otro han tenido éxito en cuanto a los resultados de las políticas de ajuste en los países dependientes. Sostenemos esto porque quienes dicen que esas políticas fracasaron lo hacen desde una valoración de los objetivos de dichas políticas, que a nuestro entender no es correcta. Si el FMI buscara un desarrollo armonioso de los países dependientes y el bienestar de los pueblos, entonces sí podemos hablar de un estrepitoso fracaso, en cambio si busca allanar el camino de la concentración y acumulación del capital los resultados fueron los buscados, esta última es nuestra apreciación. De lo contrario, sería pedirle peras al olmo.
La cuestión que ha pasado desapercibida o ha sido poco retratada en los medios es para nosotros la central; las reuniones de la presidenta con ejecutivos de empresas multinacionales y financistas, el presidente de Exxon y George Soros. Esto que es resaltado por el oficialismo como logro[1] y obviado por la oposición del régimen,que si estuviera en el gobierno haría exactamente lo mismo, es lo trascendental de la gira presidencial por las repercusiones que tendrá a mediano plazo.
Uno de los aspectos recurrentes del discurso oficial es la crítica al neoliberalismo de los ‘90, pero esta crítica es superficial y en determinados momentos una burda Tartufería[2] cuando al mismo tiempo se reivindica el aspecto central del modelo neoliberal, la necesidad y “los beneficios” de la llegada de inversiones de empresas multinacionales. Es necesario destacar que desde la última dictadura cívico-militar hasta hoy, prácticamente no han dejado de instalarse empresas multinacionales en el país y los “beneficios” están a la vista. La depredación del suelo, el vaciamiento de recursos no renovables, enormes rentas y ganancias garantizadas por el Estado, poca o nula reinversión y magra generación de puestos de trabajo, esto se ha profundizado en los últimos años.
La culpa siempre es del chancho
Otro aspecto recurrente en las arengas del progresismo vernáculo es el señalamiento de la actual crisis o de los grandes males del capitalismo como producto de financistas avaros y de los organismos financieros que vendrían a ser voceros de éstos. Desde esta lógica la culpa de todos nuestros males la tiene el fondo monetario. No es nuestra intención defender a organismos que consideramos necesario erradicar de la faz de la tierra, sino señalar que es en el mejor de los casos cándido, cuando no hipócrita, criticar a estas instituciones y al mismo tiempo defender las bases sobre las que se sostienen. Esa enorme superestructura se sostiene sobre una base,[3] el capitalismo, que es un todo industrial-financiero. Las instituciones, es decir las formas políticas, jurídicas que adopta una formación social dada pueden cambiar de forma, hemos visto en nuestro país suceder dictaduras y regímenes parlamentarios, pero la base de la sociedad sobre la que descansan todos sus males permanece más allá del envoltorio. El gran mal para nuestros pueblos no son solamente los organismos internacionales de crédito sino el capitalismo mismo, mañana puede desaparecer el fondo monetario pero mientras empresas como Exxon o Barrick Gold continúen expoliando a nuestros pueblos y sean bienvenidos por los gobiernos, la miseria persistirá.
Una vez más reafirmamos que no hay capitalismo serio que vaya a traer bienestar a la mayoría de la sociedad, la única salida es un futuro en el que terminemos no solo con estos organismos sino con el capitalismo mismo.
[1] "La reunión que tuvo la Presidenta en Nueva York con Exxon habla que el intento de bloquear las posibilidades de YPF de avanzar en conversaciones con empresas de otros países fracasó". Declaraciones del jefe de la cartera de Planificación. La Nación 29/09/2012
[2] Tartufo: personaje de una comedia de Moliere.
[3] Karl Marx: Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política, 1859