Nota de opinion: Por Raúl Piaggi.
“… se
acordó no tomar ninguna estación de radio hasta tanto no se tuviese asegurado
el campamento. Yo pude haber ocupado, con sólo diez hombres, una estación de
radio y haber lanzado al pueblo a la lucha.”
Fidel
Castro Ruz. La Historia Me Absolverá. Octubre 1953.
“….es verdad!!!Te digo que es
verdad!!! Salió en la tele…”
Abuela de
Seba. Charla de chusmas de barrio. En algún lugar del siglo veinte.
Un intelectual nacido
en Argelia en 1918, escribió en los años setenta un texto que explicaba el
funcionamiento del Estado. Desde la perspectiva de la dominación de una clase
sobre otra. Con el aparato represor y su
fuerza, y los aparatos ideológicos del Estado (Religioso, Escolar, Informativo,
Jurídico, Político, Sindical, Cultural, Familiar). Estos tienen el fin de
reproducir las reglas del respeto a la división social-técnica del
trabajo y, en definitiva, reglas del orden establecido por la dominación de
clase.
En un castellano claro, hacen que toda desigualdad siga funcionando como
algo natural.
Este autor marxista, llamado
Louis Althusser, ve como el más importante de los aparatos ideológicos, a la
Escuela. Y dice ... “ningún aparato ideológico de Estado dispone durante tantos
años de la audiencia obligatoria (y, por si fuera poco, gratuita...), 5 a 6
días sobre 7 a razón de 8 horas diarias, de formación social capitalista”. Ahora
bien, eso fue hace cuarenta años y estamos hablando de un hombre que estranguló
a su mujer y se llamo a silencio. Creemos que en la actualidad, la escuela
tiene su rol importante, en cuanto a transmitir las reglas del juego. A poner a
cada uno en su lugar y al que no se adapte lo expulsan. Pero el más importante,
el que impone realidades, el que nos dice que existe y que no, es el de
información.
Los medios de comunicación en la
actualidad tienen detrás, grupos económicos que disponen de los gobiernos y los
pueblos, según sus intereses. Hoy en la Argentina, asistimos a una lucha de
poderes, de imposición de intereses y de supuestas realidades. Por un lado un
modelo neoliberal, pujando por sus negocios, la especulación financiera, la
muerte de la industria, achicamiento del Estado, esclavizado a sus intereses. Y
por el otro un modelo Keynesiano, que tiende a un estado interventor, que
impulsa el consumo, para que la rueda siga girando. El segundo es menos malo
que el primero, ya que genera trabajo, mueve la industria, y en nombre del
consumo, hay una mejor redistribución del ingreso. Pero sigue siendo
capitalismo, desigual e injusto. Sigue habiendo explotación y dominación, de
unos sobre otros. En los medios se refleja claramente la puja entre ambos
modelos. Alcanza con saber que canal, diario o emisora radial consume la
persona con la que interactuamos, para saber cuáles serán sus opiniones frente
a la realidad; o mejor dicho, que realidad estará reproduciendo. Veinticuatro
horas de defensas de intereses, de puntos de vista totalmente intencionados, un
TN enojado fabrica televidentes furiosos y un CN 23 optimista multiplica “defensores del progresismo”.
Es la puja entre dos modelos,
pero existen muchos otros intereses y sus respectivas luchas dentro de la misma
sociedad. En el caso de El Bolsón, una ciudad que refleja en pequeña escala,
como la lucha por imponer la realidad que más convenga a cada interesado, se
realiza en los medios de comunicación. Podemos ver un multimillonario como
Lewis, que para legitimar en la sociedad sus negocios, financia un canal, un
diario y al menos cuatro radios. Además de tener excelente relación con los
supuestos paladines de la verdad, de las radios de mayor audiencia. Y la
resistencia también se da en estos ámbitos, con dos radios comunitarias, blogs
informativos y un futuro canal de tv.
Una incansable lucha, sin dinero de por medio, por la militancia misma del
cambio social, contra gigantes que solo persiguen la rentabilidad de sus
negocios.
La construcción de sentido crítico,
de aprendizaje de los canales de conflicto,
el constante crecimiento y capacitación, y la participación en estos
territorios en que se tejen realidades, es hoy la batalla más grande. El
aparato ideológico por excelencia esta
en los medios de comunicación. Quien da verdad, realidad y legitimidad, es esa
pantalla como arma de manipulación masiva. Ahí está nuestro desafío, ahí está
nuestro espacio a conquistar.