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lunes, 20 de junio de 2011

UN PIBE MENOS EN MANOS DE LA POLICÍA

te_extrao_tanto(AW).- Un nuevo asesinato cometió la policía bonaerense. Está vez le tocó a un pibe, pobre como en la mayor parte de las ocasiones, de 18 años que vivía en Moreno. Tenía una operación en la cabeza producto de un accidente y lo molieron a golpes en la comisaría. Miguel Ángel Reigada se llama la nueva víctima de la "secta del gatillo alegre" y los turbios negocios

Miguel Ángel Reigada tenía 18 años cuando la muerte lo encontró dos semanas atrás en una comisaría de Barrio Matera en el partido de Merlo. Un pibe de Moreno, que andaba de la casa de la mamá al instituto de menores, de ahí a lo de su abuela y en el medio la vida, la droga, la cana.

Según las palabras de Mónica, su mamá, Miguel ya venía teniendo problemas con la policía. "Estuvo en un instituto durante un año. Yo estaba sola con dos nenes chiquitos y no podía hacerme cargo; el tenía problemas de drogas y una causa que continuó cuando salio del instituto. Se fue a vivir a lo de mi mamá en Merlo y los problemas con la policía siguieron. Un día cayó en la comisaría de Barrio Matera", relató Mónica.
Según las palabras de su mamá, Miguel tuvo un accidente cuando tenía 17 años. Mientras circulaba en una moto fue atropellado por un auto; el resultado de ese choque fue una fisura en el cerebro. La salud del joven estaba muy frágil debido a este tema ya que durante todo el año pasado padeció de una perdida de líquido encefálico. "Cayó en la comisaría de Matera acusado de una violación en visita", continuó Mónica en su relato. "En una carta que me escribió me dice: ma yo estoy bien, se me dieron vuelta no creas en lo que dicen traeme ropa urgente, anda al juzgado y deciles que me lleven ahí".
El viernes 27 de mayo el abogado se dirige al destacamento y le comunican que Miguel estaba en otro calabozo. "El lunes de la visita voy y lo tenían tirado, los presos me dijeron que de repente quedo así como inconciente y que no lo pudieron volver a reaccionar. Estaba tirado en una celda junto a un montón de bolsas de basura; le quise dar jugo pero no me contestaba, estaba inconciente, acostado en un colchón mojado, tenía puesto solo un short y estaba tapado con una frazada que yo le lleve. Luego lo trasladaron a la fiscalía perteneciente al juzgado de ejecución penal número uno de Morón así inconciente. Cuando fui a la fiscalía me dijeron que estaba siendo tratado por un psiquiatra y ya no lo llegue a ver. Yo quería que me escuche para que este mas tranquilo pero me dijeron que no se podía", contó Mónica.
Al día siguiente cuando la mujer llamó a la comisaría para informarse sobre la salud de su hijo le volvieron a decir que no tenían novedades al respecto pero le pidieron que se acercara a llevarle ropa. "En aquel momento estaban por llevarlo a una pericia psiquiátrica. Fue a buscarlo un patrullero y les pegunté a los policías por él pero no me respondieron, al rato lo sacan por la puerta del fondo. Solo llegue a ver su cabeza cuando lo trasladaban. Nadie me decía nada. Yo no entendía", dijo Mónica. Aquél día fue el último que vio a su hijo con vida.
24 horas después Mónica recibe un llamado de la comisaría por que había ocurrido un problema. Según lo que contaron los presos del lugar fue Miguel tuvo una convulsión que terminó en un infarto. "Dos días después me entregaron el cuerpo y me dijeron que murió de meningitis pero yo pienso que a el le pegaron y que con un solo golpe en la cabeza con el problema que el tenía podía ser terrible; y así fue", concluyó.
Mónica reclama que se investigue la muerte de su hijo Miguel Ángel, otro caso que se suma a la indiferencia de los medios masivos, de las instituciones, pero no de su familia que intentará saber qué sucedió realmente frente a la falta de claridad de la comisaría de Barrio Matera donde el joven pasó sus últimas horas de vida.