(El Diario del centro del país).- La coordinadora que lo visitó ayer advirtió que “el único derecho que pierde un preso es el de la libertad, pero no los otros”, entre ellos el de la vida.
“Me han condenado a muerte”, expresó ayer Roberto Ramón Oliva, el hombre recluido en la Unidad Penitenciaria de barrio Belgrano de Villa María que cumple una huelga de hambre, a la coordinadora extracarcelaria Adriana Revol, quien lo visitó durante la tarde.
Situación
Oliva, según lo informado por Revol, se encuentra en la Enfermería de la Cárcel local y presenta un cuadro de grave deterioro físico, toda vez que, además de la progresiva pérdida de peso, ahora “se le infectaron las heridas” producto de que se cosió la boca.
“Ha perdido más de once kilos y las heridas de la boca supuran pus, infección que avanza hacia la garganta”, reveló Revol, quien viajó desde la ciudad de Córdoba, convocada por la VACAP de Villa María, para conocer la situación que padece el preso.
“Tendrían que ver el estado en que está la Enfermería de la Cárcel -apuntó Revol- es una verdadera mugre, con cucarachas, excremento de palomas en las ventanas de años. Allí se encuentra esta persona.”
“Nadie se hace cargo”
La coordinadora, que concurrió a EL DIARIO luego de la visita, señaló que Oliva “sólo es asistido por la solidaridad de sus compañeros”, al tiempo que cuestionó “la negligencia” que existe en el sistema carcelario, en materia de salud, al punto que recordó enfáticamente que “el único derecho que pierde la persona que cumple una pena es el de la libertad, pero los otros no”, por lo que “no pueden dejarlo sin la asistencia médica que corresponde, porque él (Oliva) es una persona portadora de HIV, también es diabético, pero nadie se hace cargo”.
Revol señaló que “el caso se conoce, pero nadie hace nada”, a la vez que adelantó que, a la presentación de la situación en la capital de la provincia, se realizarán otras gestiones para que, “en primer lugar, esta persona (Olivo) sea asistido en un centro de salud, que podría ser el Hospital (Pasteur), para salvarle la vida y atender sus problemas crónicos”.
Reclamos
“El sostiene que se encuentra injustamente encarcelado porque la Policía lo fue a buscar a su casa, lo golpeó y fue allí donde uno de los policías sufrió la fractura de un dedo, pero no porque él le pegó, sino por la golpiza que le dieron”, explicó Revol.
“Por eso él pide que se revea su condena, cosa que, hasta ahora no ha sucedido”, sostuvo la visitante, quien integra una red de 17 entidades que se dedican a la atención de los presos portadores de SIDA.
Pero Oliva, quien se encuentra recluido en la Cárcel hace más de un año, reclama que se lo asista en su salud, “que se le haga la carga viral, que es un estudio básico para los enfermos de HIV, y de un recuento de CD4, que permitiría datos sobre las defensas que tiene”, reseñó la coordinadora, quien agregó que “además no se le ha realizado un solo estudio sobre la diabetes”, por lo que “él mismo me dijo hoy (por ayer tarde): ‘Me han condenado a muerte’”.
Por estos días, Oliva comparte la Enfermería con otra persona que está detenida y padece hepatitis B y, si bien “pueden usar una cocinita, ésta se encuentra en estado deplorable por la mugre”.
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