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jueves, 28 de octubre de 2010

COMUNICADO: AGRUPACIÓN ROJINEGRA POR LA MUERTE DE KIRCHNER

El Bolsón (Agrupación Rojinegra).- La agrupación Rojinegra quiere expresar su tristeza sincera por la muerte del ex presidente Néstor Kirchner.
Si bien ninguno de nosotros puede reconocerse como perteneciente al kirchnerismo, entendemos que la figura de Kirchner no podrá pasar desapercibida en la historia argentina y sobre todo en la memoria del pueblo.
Fuimos y seguimos siendo absolutamente críticos frente a la política que permite el saqueo de nuestros recursos naturales a la par que la destrucción de nuestro ambiente, frente al mantenimiento de las relaciones capitalistas que hacen del ser humano una mera variable económica, frente al modelo agrario sin campesinos basado en el monocultivo y los agrotóxicos, frente a la continuidad de problemas estructurales como la desocupación o la falta de acceso a la salud.
Pero no podemos negar que, dentro de los márgenes de acción acotados que implica el cargo de presidente en un país como el nuestro (y como muchos otros) tan condicionado por poderes económicos, corporativos y transnacionales, el mandato de Néstor Kirchner y la línea que continúa hoy Cristina Fernández han fructificado en hechos de enorme trascendencia para el pueblo.
La unidad latinoamericana forjada en estos años es una muestra contundente de ello, reafirmada por la verdadera conmoción que causó en Nuestra América la desaparición de Kirchner.
La reivindicación de los 30 mil compañeros desaparecidos y la reapertura de los juicios a los genocidas (insuficientes sí, pero reapertura al fin) fue una sorpresa para todos. Lo mismo que la reparación simbólica, que sí importa y mucho, porque eso es parte de la lucha ideológica por el sentido de la realidad.
La ley de medios hizo reflexionar a muchos sobre la iniquidad que significa la concentración de medios, el avasallamiento a los derechos a expresarse y a tener identidad que resulta de la negación de tener voz en la comunicación masiva. Esta ley no ha resuelto todo lo que deseamos; debemos ir por más. Pero es algo, e instaló el debate en la gente.
Los aumentos en las jubilaciones y la asignación universal por hijo son ejemplos de una política próxima a la vida de la gente que más sufre. Serán medidas criticables en el sentido de que sólo son parches para la pobreza, y es cierto. Pero también es cierto que la mayoría de los presidentes que hemos conocido no ofrecían demasiada resistencia a adoptar medidas de ajuste que agravaban esa miseria.
La política de no represión tiene su correlato en la multiplicación y crecimiento de las organizaciones sociales, el surgimiento de una nueva militancia que encontró a partir de 2003 que la política (no la de los “políticos” sino la de las bases populares) volvía a cobrar vida. Infinidad de organizaciones: ambientalistas, estudiantiles, de desocupados, de trabajadores, de género, de pueblos originarios, de comunicación alternativa, de derechos humanos. Basta comparar esta época con la desesperante apatía autodestructiva de la década menemista para tomar conciencia del cambio.
Los efectos de esta realidad presente, podemos estar seguros, irán más allá de cualquier intento de manipulación, y están cargados de esperanzas: porque un pueblo despierto es capaz de grandes cosas.
A Néstor Kirchner le tocó ocupar un papel en el que, sabemos, los revolucionarios no suelen tener cabida. Kirchner no fue un revolucionario, pero ahora, observando en retrospectiva su huella innegable en la historia, no tenemos reparos en afirmar que fue un compañero.