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jueves, 7 de mayo de 2009

OPINIÓN: BALANCE Y PERSPECTIVAS DE LA HULEGA DE ATEN

Un laboratorio de la lucha en tiempos de crisis anticapitalista

Por Norberto Calducci y Patricia Jure

Neuquén (Tribuna Docente).- Durante 38 días de huelga de los trabajadores de la educación se ha librado una batalla política de enorme importancia.
El 2 de marzo se inició un plan de lucha reclamando una recomposición salarial del 45% al básico, el pase a planta permanente de los más precarizados (contratos y subsidios) y todas las postergaciones en materia edilicia, didáctica y de insumos (presupuesto).
Sapag hizo una intensa campaña desde el 2008 insistiendo en que no había ni un solo peso para educación. El desenlace fue la aceptación de la cuarta propuesta que el gobierno de Sapag tuvo que ofrecer para evitar los cortes de ruta votados en las asambleas.
Concretamente significa un adicional de $130,66 remunerativos y bonificables por zona, es decir $150 de bolsillo, otro adicional no remunerativo ni bonificable de $50 para destinar a material áulico (docentes frente a alumnos), el postergado pase a planta de los 203 compañeros precarizados (en dos tandas), un cupo de 8% en los planes de viviendas y la devolución de los días de paro en los casos que fueron descontados en base a un plan de recuperación de contenidos.
Se trata de una batalla que resistió el asilamiento de la dirección de CTERA y CTA, el cerrojo mediático nacional y los ataques de los medios locales afines al gobierno, la ola de aprietes, amenazas y acusaciones a los activistas, testigos de la Causa Fuentealba y al Partido Obrero, el bloque único de oficialistas y opositores en legislatura y concejo deliberante contra la huelga y sus métodos. Quienes llegaron a solidarizarse con el ex gobernador Jorge Sobisch cuando una manifestación espontánea lo repudió públicamente.
La versión gubernamental de la CTA (UNE) y Libres del Sur eligieron hacer mutis por el foro, pero de ninguna manera delimitaron las posiciones de sus socios de la Concertación.
Y esa fue la batalla de las batallas que una nueva generación de luchadores sostuvo contra viento y marea, incluso contra las direcciones que abandonaron la puesta en escena de barricada y corrieron a defender la gobernabilidad del gobierno de Sapag en sus esfuerzos por cerrar un compromiso, basados en el desgaste y la desmoralización.
Sapag no pudo organizar a sus punteros contra los docentes y aunque no fue una tendencia que se masificó, la iniciativa del Polo Obrero de organizar la Coordinadora de madres y padres en apoyo a la huelga no pudo ser desconocida por los medios.
La huelga recorrió altibajos de adhesión que coincidían con las marchas conjuntas de ATE, ATEN y Zanón, lo que indica que cuando la perspectiva de unidad se concretaba en paros y manifestaciones conjuntas la participación aumentaba. Y hasta el último día las asambleas y movilizaciones fueron numerosas pronunciándose contra los despidos, tarifazos y el subsidio a la educación privada y clerical.
Los sucesivos rechazos a las “ofertas” de Sapag, significaron para el gobierno y para las conducciones que propusieron aprobarla, una profunda derrota política, incluso en seccionales afines o dirigidas por ellos.
Ese rechazo obligó a ambos a barajar y dar nuevo en su objetivo de evitar llegar a Semana Santa.
Es que los cortes de ruta implicaban otro duro golpe a un gobierno presionado por la movilización popular (marchas en Casa de Gobierno de todo tipo, ocupaciones de municipios, cortes de ruta en varios sitios del interior). Además de la agudización de su propia crisis de cara a la interna del MPN, el abrazo al fusilador Sobisch y de su exposición pública como un gobierno sin la iniciativa política.
Los compañeros que votaron el rechazo comprendieron este contexto, y en una saludable demostración que ni la Azul y Blanca ni la Naranja dirigen un rebaño, decidieron golpear a Sapag donde más le dolía.
Y los hechos les dieron la razón: el gobierno tuvo que convocar de urgencia a una nueva mesa y entregar otra oferta para evitar agravar su crisis. Pero también supo leer en las asambleas los puntos de contradicción frente a los cortes y el desgaste propio de tantos días de lucha. Esta vez tramó una estrategia donde la directiva provincial y de capital fueron la vía de imposición hacia el interior de ATEN.
Porque se allanaron a las urgencias y estrategia del gobierno en vez de hacer valer nuestra carta fuerte de los bloqueos en las rutas. Convocaron a una mesa de negociación y asambleas horas antes de concretarse la medida para diluir la presión pero teniendo que modificar las condiciones para la devolución de los días de paro.
A pesar de logar imponer la aceptación en la asamblea de capital con la campaña de la propia dirigencia diciendo que “habría infiltrados en los cortes” y “que rechazar era sinónimo de derrota”; un 40% de la misma votó nuevamente por el rechazo junto a siete seccionales en igual sentido. Un síntoma de la acelerada experiencia que un gran sector está procesando con direcciones en las cuales confiaba hasta hace poco.
Conclusiones
El haber quebrado la política de Estado (nacional y provincial) de congelar los salarios docentes durante el 2.009 o sea el pacto Kristina-Ctera, así como defender el no descuento de los días de paro que las direcciones estaban dispuestas a entregar sin condicionamientos, constituyen un fruto positivo de esta huelga.
Se trata de conquistas obtenidas por la base, contra la voluntad de la propia dirección. Son frutos políticos (de gran trascendencia hacia el futuro y la nuevas luchas que debemos encarar más temprano que tarde), aunque lo obtenido sea muy poco frente a la devaluación del poder adquisitivo.
Para los gobiernos, no habernos derrotado en una huelga de 6 semanas, es una catástrofe.
Pero no podemos cantar victoria. Los mecanismos con que se armó la trama del desenlace del miércoles 8 de abril, logró finalmente cerrar la huelga contra reloj .
La reforma laboral (régimen de licencias y de condiciones laborales, cierre de cursos y despidos, reforma del Estatuto, etc.) y la reforma “pedagógica” (rebaja de calidad educativa, currículas, etc.), debe encontrarnos dispuestos a no dejarlas pasar.
Son tiempos de crisis capitalista, donde los estados tratarán que la paguemos a costa de nuestros puestos laborales, salarios y conquistas.
Todas las tendencias estuvieron a prueba. Los realineamientos de las direcciones sindicales frente a las variantes patronales kirchneristas o sojeras no les son gratuitos. Las agrupaciones que claudicaron en el momento decisivo de esta huelga han sufrido quiebres internos y con su propia base. La izquierda extraviada que se mantuvo en sus anteojeras ultimatistas y derrotistas sin ser un factor de clarificación política, de delimitación y superación de las maniobras de la dirección han quedado confinadas a la marginalidad.
Tribuna Docente y los nuevos compañeros que hicieron esta experiencia junto a nosotros tenemos la gran tarea de que las conclusiones de esta huelga llamen a los trabajadores a prepararse para poner en pie una estrategia y programa anticapitalista frente a la crisis. El plenario regional de Tribuna Docente del 9 de mayo persigue ese objetivo.
Hemos cerrado una etapa. Nos preparamos para la próxima.