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domingo, 8 de marzo de 2009

POR LOS DERECHOS DE LAS MUJERES TRABAJADORAS


Por igual salario a igual trabajo
Las mujeres cobramos entre un 30% y un 40% menos que los hombres. Si bien hemos adquirido una mayor calificación para ingresar al mercado laboral, en iguales trabajos que los hombres, nuestros salarios siguen siendo más bajos. La diferencia de salarios por igual trabajo es una manera más en que los capitalistas dividen a la clase trabajadora entre efectivos y contratados, nativos e inmigrantes, mayores y jóvenes, hombres y mujeres. Por eso, toda la clase obrera debe pelear unida para que no “dividan y reinen” los patrones, luchando también por ¡igual salario por igual trabajo!


Por igualdad de oportunidades en el trabajo
Las mujeres también somos discriminadas para el trabajo: recibimos un trato diferente que los hombres cuando vamos a una entrevista laboral, para nosotras vale más la “presencia” que nuestros conocimientos y experiencia, pero eso que esperan de la “presencia” es la juventud y belleza que se inculcan desde los estereotipos que nos venden por los medios de comunicación. Pero también, por ser mujeres, se cree que no podemos desarrollar algunas tareas como conducir el transporte público, ocupar puestos de trabajo en la industria pesada, manejar grandes máquinas, etc. En la mayoría de los casos, a nosotras nos destinan a los puestos donde el trabajo requiere menor calificación, es más rutinario y repetitivo. Junto con la igualdad de oportunidades en la educación, con la exigencia de igual salario por igual trabajo y el resto de nuestras exigencias, debemos plantear ¡igualdad de oportunidades en el trabajo!


Por el derecho a la maternidad
Cuando tenemos hijos, no nos quieren en ningún trabajo o si estamos trabajando y quedamos embarazadas, nos despiden. ¿Y por qué se condena a la mujer que elige o se ve obligada por las circunstancias a interrumpir un embarazo no deseado y nadie condena a las empresas que, con sus ritmos extenuantes y las condiciones insalubres de trabajo provocan abortos espontáneos a las trabajadoras embarazadas? Tenemos que luchar por el derecho a ser madres, cuando nosotras lo deseamos y en las mejores condiciones: derecho a licencias y guarderías pagadas por la patronal y el Estado, a tener un trabajo y un salario que cubra la canasta familiar, a contar con educación y salud gratuitas y de calidad.


Por el derecho al aborto
¿Cuántos son los dolores y muertes de mujeres que podrían evitarse con la legalización del aborto? ¡La prohibición no evita que igual se haga! Y si el aborto está prohibido para todas, la verdad es que las que sufren las peores consecuencias de la clandestinidad con sus enfermedades o sus muertes son las que no pueden pagar las clínicas truchas y deben recurrir a métodos caseros, peligrosos y terribles, las mujeres trabajadoras y de los sectores populares. Por eso luchamos por la educación sexual en escuelas, establecimientos y hospitales; porque se garanticen los anticonceptivos gratuitamente y, también, por el derecho al aborto libre y gratuito.


Por guarderías gratuitas
Cada vez hay más mujeres “jefas de hogar” y estos hogares, sostenidos por mujeres, suelen ser los más pobres del país. Muchas hacen verdaderos malabares con sus hijos pequeños y las tareas domésticas para combinar los horarios fuera y dentro de casa. Otras compañeras, con horarios rotativos o trabajos nocturnos, también sufren este problema. Esto es así porque, entre otras cosas, ni el Estado ni las patronales garantizan guarderías totalmente gratuitas, atendidas por personal especializado, en los lugares de trabajo y en excelentes condiciones de seguridad e higiene para nuestros hijos. Por eso es necesario pelear por guarderías en los lugares de trabajo y estudio, pagadas por la patronal y el Estado, donde sean las madres y quienes allí trabajen cuidando a los niños, quienes decidan democráticamente sobre su funcionamiento.


Por igualdad de oportunidades para la participación sindical
En nuestro gremio de Sanidad, la gran mayoría somos mujeres, sin embargo, el secretario general anquilosado en el sillón del sindicato es Carlos West Ocampo. No es el único caso. Que tengamos representación proporcional es un derecho democrático tan fácil de entender que hasta estos mismos burócratas apoyaron las leyes que obligan que, al menos un 30% de los cargos sindicales sean ocupados por mujeres. Pero evidentemente, con eso no resolvemos nada. Porque el problema de fondo es que las mujeres no participamos en la vida sindical y política igual que los hombres, ya que después de la jornada de trabajo seguimos trabajando en nuestros hogares. Las mujeres trabajadoras debemos organizarnos para exigir todas las condiciones que garanticen una verdadera igualdad de oportunidades para nuestra participación en las luchas y en la vida sindical.


Por igualdad de oportunidades en la educación
En el mundo hay 960 millones de analfabetos. ¡Pero el 70% son mujeres! Porque cuando el capitalismo nos empuja a la crisis y la miseria, las primeras en abandonar la escuela para trabajar o quedarse en el hogar a cuidar a sus hermanos menores y hacer las tareas domésticas, son las niñas y las jóvenes. Pero además, todavía persiste en la educación, la discriminación por sexo y género. Tenemos que luchar para acabar con una educación sexista de niñas y niños, para que haya condiciones adecuadas para que las adolescentes embarazadas o madres puedan continuar con sus estudios, para superar los estereotipos a la hora de elegir una carrera, etc. ¡Basta de subsidios a la educación privada y fuera la Iglesia de la educación pública!


Estas son algunas de la reivindicaciones que sostiene el grupo Pan y Rosas, formado a partir del encuentro de mujeres del 2003 en Rosario

imagen: REBELION