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martes, 11 de noviembre de 2008

INFORME: PLANTA DEPURADORA DE EL BOLSÓN

El Bolsón (ANPP).- Once trabajadores, en la ciudad de El Bolsón, tienen a su cargo el funcionamiento de la planta de tratamiento de residuos cloacales, dependiente de la empresa estatal ARSA (Aguas Rionegrinas Sociedad Anónima).
Los empleados de ARSA ganan alrededor de 2 mil pesos (menos de la mitad de la canasta familiar patagónica), 4 mil en el caso del cargo más alto, por una jornada de trabajo de 8 horas, en algunos casos en forma rotativa para cubrir las guardias que demanda la planta, continuamente en funcionamiento.
A pesar de que se trata de una actividad expuesta a riesgo biológico, la empresa de la provincia de Río Negro sólo cumple con las condiciones mínimas de seguridad e higiene, y lo que prevalece, en cambio, “es una ausencia de controles, tanto desde la empresa como de organismos del estado”, explicó un operario.
Al igual que todos los trabajadores estatales de la provincia, es Ipross la controvertida obra social que les asignó el estado, obligatoriamente, para cumplir, en teoría, la cobertura de salud que les corresponde por derecho.
Las tareas se ven entorpecidas, en algunas ocasiones, por las demoras con que responde Aguas Rionegrinas a los requerimientos de insumos y recursos, como el caso de un aireador, que no funciona desde enero.
El aireador es un componente esencial para que la depuración de líquidos cloacales se realice eficientemente y así reducir el impacto ambiental. “ARSA tercerizó el arreglo, pero la empresa encargada lo mandó de vuelta mal armado, así que sigue sin funcionar”, detallaron los trabajadores.
La planta depuradora, creada en 1986, pronto no dará abasto para cubrir el trabajo que demanda El Bolsón, ciudad en gran expansión, que de hecho estará estrenando nuevos barrios en 2009.
Según aclaraban los empleados, el año próximo debería estar funcionando una ampliación de la planta, obra cuyo proyecto debía ser presentado en el transcurso de este año, pero aún no hay novedades desde la empresa.
Los desarreglos en Edersa (Empresa de Energía Rionegrina S.A.) impactan en la depuradora. Un problema recurrente en los últimos meses es que como consecuencia de los reiterados cortes en la energía eléctrica las máquinas dejan de funcionar mientras el caudal de aguas servidas que llegan a la planta permanece constante, resultando así que buena parte del líquido se vierte en el medio ambiente sin tratar.
Los motores, que requieren energía trifásica, tampoco funcionan si la corriente es superior a los 400 voltios, y con frecuencia las variaciones en la diferencia de potencial sobrepasan ese límite.
Otro aspecto conflictivo se presenta cuando al momento de hacer obras cloacales en la ciudad, en vez de recurrir al personal de ARSA especializado en esa tarea, el trabajo queda a cargo del municipio o de empresas contratadas.
“Es común que, cuando el trabajo no lo hace gente de ARSA, no aíslen bien los caños y termine filtrándose agua de las napas en la red cloacal –comentó un trabajador-. Entonces en invierno, cuando llueve mucho, suele pasar que el caudal es tan grande que no damos abasto y no queda otra que largar el agua como viene al arroyo.”
Las aguas tratadas son volcadas al arroyo Negro, afluente del río Quemquemtreu, que a su vez se une al río Azul para desembocar en el lago Puelo. Los problemas de funcionamiento de la planta depuradora impactan así a una cuenca fundamental de la Comarca Andina. A la larga, la contaminación de las aguas puede que afecte, además del medio ambiente y la calidad de vida, a sectores importantes de la economía local como el turismo.
“La explicación que dan siempre es que no hay presupuesto –informaron los trabajadores-. Es una constante en Río Negro que ARSA priorice la potabilización del agua y deje en un segundo plano el tratamiento de residuos cloacales, a tal punto que hay localidades en las que todo se tira a los ríos directamente.”