El Bolsón (ANPP).- Compartimos la Editorial Rojinegra de esta semana:
El engranaje de lo común.
«Un intelectual que no comprende lo que pasa en su tiempo y en su país, es una contradicción andante; y el que comprendiendo no actúa, tendrá un lugar en la antología del llanto, no en la historia viva de su tierra».
Rodolfo Walsh (1927-1977. Asesinado por la dictadura cívico eclesiástica y militar)
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Pablo Colussi. Engranajes 2022 |
Hace unas semanas hablábamos de lo común, no como lo que nos aúna; sino cómo aquello que se construye juntxs.
En el contexto actual, pareciera predominar un sentido común donde prevalece la idea impuesta por el poder hegemónico, que se puede leer como un refuerzo de lo individual, la defensa de lo privado, el disfrute de lo producido por sí mismo (el mérito), el consumo que nos satisface momentáneamente y nos genera la necesidad de mayor consumo y en donde ser sujetx colectivo, transversal, empático, se vivencia muchas veces con desazón y aparente soledad.
Hubo un hecho hace apenas dos años y dos meses que marcó emocional/cultural/socialmente a la Comarca. El incendio del 09/03/21, que arrasó con todo a su paso. Hizo brotar algo que estaba adormecido. De repente el entramado social, destruido en los 90 y la década del 2000, y aparentemente exterminado durante la pandemia; se hizo visible. Surgió como la Micorriza, a la que nunca podemos ver, pero siempre está allí, sosteniendo y conectando el tejido vital de los árboles.
¿Por qué necesitamos de un hecho trágico para que aquello que está latente en nuestra esencia se haga presenté? ¿Por qué lo cotidiano irrumpe lo que nos trasciende? ¿Cómo o dónde reencontramos ese engranaje que pueda mover el motor de lo común a construir?
Las sociedades y su entramado, está constituido por diversos modos de pensar/sentir/entender/interpretar la realidad, eso es lo que la hace tan compleja a la vez que la enriquece. Construir lo común no debiera sólo ser a partir de terribles cimbronazos, ya que la memoria colectiva de esos casos queda anclada en la pérdida, y, no debería ser sólo ésta la que ponga en evidencia la necesidad de alimentar el tejido social, de seguir fortaleciéndolo, hacerlo crecer/latir.
Pareciera que sólo el instinto de supervivencia nos lleva a accionar. Frente a un capitalismo que nos somete con diversas estrategias, muy efectivas, por cierto, a la quietud de ese accionar tan necesario, el de ser protagonistas del presente y constructorxs del futuro; se hace necesario recurrir a los saberes construidos popularmente. A las experiencias sistematizadas y a seguir sistematizando. Como dijo Rodolfo Walsh, cada conciencia es fundamental.
Sostener los espacios es una forma de resistencia. Mantener habilitadas las herramientas de organización, de expresión y militancia. Ser capaces de ver todo lo que sí construimos desde el campo popular. Para la construcción colectiva no hay que separar el trabajo, el estudio, la casa, el barrio, sino entrelazar los hilos y latidos de lo cotidiano, dando intercambios horizontales de saberes, cuidando que no se impongan unos sobre otros. Tenemos que ser capaces de unir engranajes a partir de lo que nos junta, lo que bien hemos aprendido y a todo lo que mantenemos y resistimos de lo común, que nos quieren arrebatar. Se trata de poner en el centro a las personas no las estructuras y transformar las relaciones sociales.
Construir lo común, puede ser un llamado de revuelta a las sociedades del capitalismo occidental y a su orden, desarmando las relaciones de producción y reproducción capitalistas que nos constituyen subjetivamente. Construir lo común, es un llamado a la militancia y a la politización de la vida, a la construcción de relaciones de reciprocidad que es necesario y posible vivir y que son ya condición para la supervivencia.
Las editoriales Rojinegras se sienten, piensan y escriben en conjunto, usando formas colaborativas que ayudan a desarmar el ego, dejando de lado todo vestigio de la propiedad intelectual como un logro individual.
En el equipo rojinegro, alguien tira una idea, un tema, una frase. El resto interviene, cambia, rehace. Nadie, sino el conjunto es autorx.
Entendemos que muchas veces, lo que queda, lo que se publica, no es del todo coherente ( con la supuesta línea ROJINEGRA, e incluso en sí misma) pero ¿quién quiere ser coherente en este mundo desquiciado? Somos eso, diversidad intentando hacer juntes.