"Toda nuestra producción es un contrasentido. Al negocio no le interesan las necesidades de la sociedad, solo trata de aumentar las ganancias del negociante. Por eso, la industria fluctúa constantemente y está en una crisis crónica".
Piotr Kropotkin
Firmes entre la tormenta
Ha comenzado el año de la farsa del Bicentenario, con escándalos, idas y vueltas entre los poderosos. Mientras tanto, los oprimidos vemos pasar su novela como si fuera una más de las tantas basuras que pueblan la televisión. Acusaciones, despidos, apoyos, todo eso no significa nada frente a la realidad que se muestra, cruel, negra y palpitante detrás de los brillos de las mentiras. Los chicos mueren de hambre, la desocupación crece, los sueldos alcanzan cada vez menos. Y de estos ni el gobierno ni la oposición se acuerda, salvo cuando los necesitan para poner el voto en la urna.
Sin embargo, para los anarquistas el Bicentenario tiene otro sentido, uno muy distinto al de la mentira oficial llamada "patria". Nos recuerda irremediablemente al otro Centenario, al de 1910, un año fatídico para nosotros. Hasta los más furiosos detractores del anarquismo reconocen que hasta ese momento, el movimiento obrero y social estaba hegemonizado por el ideal libertario. Fueron quienes nos precedieron los que crearon las primeras organizaciones obreras y con organización y lucha, levantaron la dignidad proletaria, rebelde, estoica y desafiante. Las represiones no se hicieron esperar, tanto en los palos y balas, como en las leyes. Sin embargo, todo esto cobró características espectaculares al aproximarse el Centenario. El miedo de que la insurgencia obrera, inspirada por los anarquistas, arruinaba la gran fiesta de la burguesía, los aterraba. Y es así que para dar una "buena imagen al mundo" descargaron sobre los luchadores la brutalidad de una reacción inédita hasta el momento. Detenciones, muertes y deportaciones estuvieron a la orden del día, siendo los libertarios los primeros en la lista. Historias desgarradoras de sangre y torturas nos llegan de aquellos días, y nuestro corazón se inflama al recordar a los caídos.
Es así que hoy, cien años después de aquella cacería, el poder y los gobiernos (nacional, provincial y porteño) parece que compitieran en la represión a quienes luchamos por nuestra dignidad, o simplemente nuestra supervivencia. A los palos de la Bonarense sobre los obreros de Kraft se suman, al terminar el 2009, los de Ingeniero White. Imágenes que en las vísperas de las fiestas llegaron a todas las familias reunidas de la región nos mostraban a la policía golpeando a mansalva, los obreros ensangrentados y el vano refugio que habían buscado en una iglesia. Como no podía ser de otra manera, el cura abrió las puertas de par en par, sellando una alianza milenaria entre Iglesias y Represión.
Pero no desesperamos, porque aunque peguen y encarcelen, la resistencia es imparable. Allí están como muestra los obreros de Bosch, que se decidieron a romper la farsa de la legalidad y tomar la planta. O la incansable lucha de los compañeros del Subte y Kraft.
Allí estamos y estaremos, firmes y solidarios, porque las represiones que tanto conocemos no van a poder vencernos. Porque cien años después, todavía resistimos, y lo vamos a seguir haciendo mientras exista la injusticia que se manifiesta en el Estado y el Capital, hasta que estos dos monstruos sean barridos por los anarquistas, al fuerte grito de LIBERTAD.
RED LIBERTARIA
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Ya salió el número 20 de
HIJOS DEL PUEBLO, correspondiente al período enero/febrero.
Sumario:
* Cartelera (pág. 2)
* Rafael Barrett: El cronista social del yerbatal (pág. 3)
* El Gobierno y la oposición juegan para el Capital (pág. 4)
* En defensa de la movilización (pág. 5)
* Los obreros le paran la mano a la patronal (pág. 6)
* Una trinchera bajo tierra (pág. 6)
* Los anarquistas y las organizaciones sindicales existentes (pág. 7)
* Huelga Insurreccional de Enero de 1919
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