Por Javier Ishikawa (padre de niño discapacitado)
A partir de los últimos anuncios por parte del sindicato docente a propósito del “Proyecto de Integración de alumnos con discapacidad al Sistema Educativo Común”, quisiera decir algunas cosas que me surgen, evidentemente por estar ligado a este tema por varios lados, ya que soy padre de un niño con discapacidad, soy docente de escuelas comunes, y estuve en la conducción de la seccional de El Bolsón durante el análisis que el sindicato se planteó hace dos años sobre el tema.
Por un lado quiero contarles, que luego de mucho pelear, justicia de por medio(con un amparo que tardó 8, sí, ocho meses en resolver que mi hijo debía estar escolarizado, pues ya tenía la edad de escolaridad obligatoria, es discapacitado y requería de la misma como tratamiento terapéutico determinado por profesionales, y en fin, no quería ser discriminado ante un derecho social ) y con el que el sindicato que no ayudó con el apoyo legal que solicité, su escolarización ha sido y es, en la escuela común, lo mejor que le ha ocurrido en estos últimos tiempos. Se trata de permitirles, un desarrollo que les ayude a su autovalimiento en el mayor grado que puedan lograr. Autovalimiento dentro de la sociedad en que vivimos, y no en una burbuja “para discapacitados”. Porque es ahí donde encuentran dignidad. Es tan importante para las personas discapacitadas como para los que aprenden con ellos a compartir día a día a estar con personas diferentes. De pensamientos diferentes, de culturas diferentes (Ojo, no de recursos diferentes, porque no hablo de naturalizar la pobreza), de procedencias diferentes, razonamientos diferentes…
Cuando escucho la argumentación a mi considerar vacía, por parte del sindicato, siento que es grave. Siento que se pierde el sentido de la educación pública que dicen defender. La educación pública, es y debe ser gratuita, laica y no segregativa. Un sindicato de la educación que se precie de defender semejantes principios, no puede argumentar que porque no habrá fondos para la implementación no acepta una reforma que tiende a mejorar -en el sentido de ampliar- los derechos de un sector de la población postergado y discriminado. No es verdad que esa pueda ser la solución. Debemos en todo caso, ponernos como sindicato a pensar cómo hacer para que se implemente lo que está previsto. Debemos ponernos en todo caso, a pensar qué más hace falta agregar a ese proyecto.
Tampoco hablo de la “escuela inclusiva” como lo pretendía el gobierno, inclusiva de incluir a los que por sus políticas de hambre y represión excluyen cada vez a más personas del sistema social. Hablo de no excluir. Ellos están, no tenerlos en cuenta, es excluirlos.
Sin embargo, no digo con esto que no pueda haber alguna trampa por parte del gobierno en la implementación de un proyecto como este. De hecho, desde la conducción participé en los encuentros provinciales sobre el tema, organizados por el sindicato, y en el análisis del documento, advertí , y luego difundimos a todas las escuelas de la zona, que algo a tener en cuenta, era que sutilmente, en el texto del mismo, se planteaban cantidades mínimas y máximas de alumnos por aula, y cantidades de alumnos por aulas con niños discapacitados o con Necesidades Educativas Especiales, y que estos eran mucho mayores a los que estaban hoy en vigencia. Que esta podía ser una forma de aumentar estos topes, indirectamente.
De hecho, discutimos en aquellos encuentros, que Necesidades Educativas Especiales, NEE, como se los llama, hoy y siempre, eran todos los niños. Que el concepto de educación Común no podía empezar a significar para nosotros, educación normalizadora como la de Sarmiento, normalizadora para seleccionar y descartar.
Es verdad que habrá que estar atentos, pero yo les pregunto, ¿qué y cómo me quedo esperando como padre de un niño discapacitado para que la educación contemple a personas como mi hijo? ¿No creen que hay que apuntar a que la educación vaya creciendo en sus conceptos hacia una educación más humana? Yo no voy a ser responsable de que la educación siga discriminando personas, ni discapacitados, ni pobres, campesinos, homosexuales, del norte, sel sur, del este o del oeste…
Creo que el sindicato debe darse un análisis profundo, y en todo caso, superar la propuesta del gobierno en calidad, y luego asegurar que se cumpla.
No podemos decir que estamos en contra de una ley de medios como la que se proponía desde el gobierno nacional, porque no somos kirchneristas, o porque la van a usar para darle licencias primero a sus punteros políticos. Apoyemos la ley, seámosle críticos, pero seamos sobre todo capaces de pensar qué más hace falta para asegurar que esa ley sea realmente igualitaria ante punteros y no punteros.
¿Somos capaces los docentes, a través del sindicato o no, de pensar qué educación queremos? ¿Nos oponemos porque va a implicar más trabajo? Si tuviéramos un sindicato que defienda los derechos de los trabajadores, y no permitiera salarios que nos obliguen a trabajar doble turno, o aulas con cantidades de niños que no permiten la aplicación de la educación que se pretende, o asegurase salarios que nos permitan una vivienda digna, unas vacaciones dignas, una alimentación digna, creo que la aplicación de este proyecto sería bienvenido por todos. Que el país o el mundo no estén como queremos no debe hacernos naturalizar la injusticia, y menos ser aplicadores, herramientas de inyección, de estos discursos individualistas y discriminatorios, que no hacen más que seguir permitiendo que el país y el mundo sigan como están.
Es verdad, que cuando se convocó desde la sede local para tratar esta reforma, no vinieron más que tres o cuatro afiliados. Y lo digo, para decir que el camino no es fácil ni corto. Que tenemos que aprender a construir, y no sólo a negar. Este proyecto es un proyecto que va a influir sobre docentes, niños, padres y comunidad en general. Démoslo a conocer, convoquémonos a debatir. Habilitémonos como sociedad a ser quienes debemos decidir sobre la educación. Considero, por último, que sería una pena, que una provincia como esta, que justamente desde el trabajo hecho en gran parte desde aquí, Bolsón, por la desmanicomización, se oponga a revisar las pautas de educación para PERSONAS con discapacidad. Prestemos atención, y no fijemos el peso, la culpa, sobre los niños, sino sobre el gobierno al momento de no cumplir con sus funciones.
No espero que todos acuerden con esto. De hecho, de eso se trata, de poder sabernos capaces de sentarnos a poner las diferentes posturas, no para elegir una, sino para ir construyendo otra, que sea siempre modificable.