Lo hizo durante una audiencia especial en la que participaron Miguel Santucho, integrante de la Comisión Directiva de Abuelas, su padre Julio Santucho y su hermana Florencia Santucho. La parlamentaria destacó que “memoria, verdad y justicia son los pilares sobre los que se asienta desde hace 47 años el incansable trabajo de las Abuelas de Plaza de Mayo, a las que la dictadura arrebató hijos, hijas embarazadas y nietos pequeños o recién nacidos”.
Previamente, Julio, Miguel y Florencia relataron la historia de la búsqueda de los desaparecidos ante la Comisión. “Esta es una historia que concierne también a Italia –subrayó Boldrini–. Hay muchos italianos, de hecho, no sólo entre los verdugos de aquella horrenda dictadura, sino también entre las víctimas. Todavía hay unos 300 niños desaparecidos que Abuelas sigue buscando y, entre ellos, varios son de origen italiano. Niñas y niños a los que se negó el derecho a la identidad, a conocer sus orígenes, su historia familiar, cuyos padres fueron masacrados”.
“Las investigaciones para encontrarlos están ahora en peligro por el gobierno de Milei, que incluso pretende negar los horrores de la dictadura militar –prosiguió–. Los fondos que permiten al Banco Nacional de Datos Genéticos realizar los controles para la identificación cierta de los desaparecidos han sido reducidos, la unidad de investigación que trabajaba en estos casos desmantelada, y muchos trabajadores de los espacios de memoria fueron despedidos”.
Julio Santucho agradeció a los diputados Boldrini y Fabio Porta por la convocatoria a la audiencia para recibir el testimonio de su familia. “Esta semana se cumple un año del nacimiento de mi hijo Daniel en un campo de concentración en enero de 1977. Mi esposa, Cristina Navajas, fue secuestrada el 13 de julio de 1976 cuando estaba embarazada de poco más de dos meses. Como hacían sistemáticamente con las mujeres embarazadas secuestradas, los represores la mantuvieron hasta que dio a luz a nuestro hijo, le robaron el bebé y luego la mataron”, detalló.
“Mi suegra, Nélida Navajas, y toda la familia, nos enteramos del embarazo por una carta de Cristina. Aunque nunca estuvimos seguros de que el niño hubiera nacido, como tantas familias que buscan a niños nacidos en cautiverio y apropiados por miembros de las fuerzas de seguridad o allegados, por 46 años dedicamos todos los recursos para buscar a ese hijo o hija que podría estar viviendo bajo una identidad falsa. En nuestro caso, tuvimos la suerte de que mi hijo Daniel, por diversos indicios e informaciones que pudo recabar, empezó a dudar que las personas que lo habían criado fueran sus verdaderos padres. Entonces, se acercó a Abuelas de Plaza de Mayo para iniciar la búsqueda de su verdadera identidad. Acompañado por el equipo de Abuelas, logró realizarse el análisis de sangre que le permitió cotejar su ADN con los datos de las familias almacenados en el Banco Nacional de Datos Genéticos, bajo custodia del Estado argentino. El resultado fue concluyente: Daniel es el hijo de Cristina Navaja y Julio Santucho”, agregó.
“Daniel está enormemente feliz de haber recuperado su identidad y de poder transmitírsela a sus dos hijas, de 9 y 14 años, que lo han acompañado a lo largo de todo el proceso de búsqueda y en gran medida han sido la motivación fundamental de su compromiso, porque se habría sentido culpable por dejar que sus hijas vivieran en la mentira a la que él había sido condenado por sus apropiadores”, expresó.
Julio narró cómo se salvó del secuestro y la muerte por pura casualidad, porque en aquel mes de julio de 1977 se encontraba temporalmente en Italia, y consiguió llevar allí a sus hijos, que se habían quedado con Cristina en la Argentina. Tiempo después, se casó con una ciudadana ítalo-argentina con la que tuvieron a su hija Florencia, y poco a poco pudieron rehacer su vida familiar. “Estamos muy agradecidos al pueblo italiano que nos acogió con enorme solidaridad, así como a numerosos compañeros argentinos que se vieron obligados a abandonar el país por su resistencia a la dictadura –remarcó–. Quiero dar las gracias a todos los dirigentes sindicales y políticos, periodistas, asociaciones y ciudadanos de a pie que apoyaron nuestra campaña para esclarecer el carácter genocida de la dictadura argentina”.
A su turno, Miguel “Tano” Santucho, se refirió, en su carácter de miembro de nuestra Comisión Directiva, a la búsqueda de los 300 hombres y mujeres que todavía viven sin conocer su verdadera identidad, y a la lógica renovación institucional “porque lamentablemente nuestras Abuelas ya son grandes, nos están dejando, y necesitamos continuar esta búsqueda”. Recordó, en particular, a su abuela Nélida Navajas, fallecida en 2012, a quien él sustituyó en la Asociación. Y puntualizó los logros de Abuelas en 47 años de lucha, incluida la formulación del “índice de abuelidad” para identificar a los nietos.
Gracias a este logro, continuó, se pudo garantizar la correcta identificación de estos desaparecidos con vida, “porque nuestros hermanos, los 300 hombres y mujeres que buscamos, han desaparecido, pero siguen vivos. Ante esta situación, el Estado argentino garantizó en primer lugar la creación por ley del Banco Nacional de Datos Genéticos, una ley que después ha sido reproducida y copiada en muchas otras situaciones, en muchos otros países del mundo, en Europa, incluso en España, cuando buscaban los nietos apropiados del franquismo”.
Asimismo, hizo alusión al papel de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDI), creada en 1992, el órgano del Estado que lleva a cabo las investigaciones y averiguaciones para poder disponer luego el análisis genético a los presuntos hijos de desaparecidos. Y al ataque a estas instituciones desde el Gobierno, que asumió en diciembre de 2023, tanto a través de declaraciones públicas de negacionismo, de apología del terrorismo de Estado, campañas de agravios y difamación contra todo el movimiento de derechos humanos y el intento de frenar, en todos los órdenes, el proceso de memoria, verdad y justicia.
“En los últimos meses, muchos trabajadores de los espacios de memoria donde funcionaban centros clandestinos han sido desvinculados, dejando esos lugares prácticamente vacíos. Respecto a la CoNaDI, nos preocupa un proyecto de decreto que disolvería una unidad especializada de investigación que funciona allí, que es la unidad que permite que la investigación se lleve a cabo de manera ágil, con el argumento de que se trata de una función del poder judicial, cuando en realidad es todo lo contrario, es complementaria y agiliza la vía judicial. También nos preocupa el desfinanciamiento del Banco Nacional de Datos Genéticos, ya que se aprobó por ley en el presupuesto la misma cifra que el año anterior, obviamente no teniendo en cuenta la situación económica de Argentina, que incluye una inflación galopante”, sostuvo.
A continuación, hablaron Florencia Santucho y el diputado Porta, que volvió a mencionar que “entre los desaparecidos argentinos también hay muchos italianos y el Gobierno italiano apoya la búsqueda de la verdad”.