Hace al menos cuatro periodos que está fuerza política se sostiene en el gobierno provincial. Y por estos tiempos empieza a mostrar sus definiciones políticas. Primero los negociados, después la gente. Si bien sus campañas hacen eje en el contacto de los funcionarios con los y las vecinas, cada vez menos pueden caminar por los barrios. Los negociados con el Plan Calor, la entrega de tierras a poderosos terratenientes, la falta de políticas publicas y el achicamiento del Estado en consonancia con las políticas antipopulares del Gobierno Nacional, están llevando a la provincia a una quiebra similar a la que se plantea con la administración nacional.
La obra social, por ejemplo, que ha sido caja eternamente de las campañas políticas ( dicho por los propios y ajenos de diferentes gobiernos), han tocado fondo. La salud pública vaciada y con discursos en palabras del propio gobernador y jefe espiritual del partido gobernante, diciendo que si les ofrecen trabajo en el sector privado, lo acepten, y tantas otras infelices expresiones de él y otros tantos funcionarios ha estado socavando la confianza y el apoyo popular.
La mala opción tomada por el gobierno provincial, está llevando a la provincia a ser arrastrada hacia los caminos de un gobierno que contó con apoyo económico, pero que una vez realizado el saqueo, será abandonado a la suerte del juicio popular.
Y hablando de juicio, está bueno saber que la adhesión fue completa. El sistema judicial rionegrino sigue los pasos de la justicia nacional y va por el mismo camino que su gobierno. La obra social estatal rionegrina ha dejado de pagar deudas y ahora todo el sector estatal queda rehén de una administración que pretende joder por igual a empresas y a trabajadores. Por igual no, ya sabemos que siempre, son los y las trabajadoras quienes pagan las malas funciones de los funcionarios.