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viernes, 12 de abril de 2024

CHARLA CON JEREMÍAS CHAUQUE DE "DESVÍO A LA RAÍZ": "ALPARGATIZAR EL CONOCIMIENTO"


El Bolsón (ANPP).- Compartimos la charla que realizó Daniel Otal para Radio La Negra con Jeremías Chauque luego del encuentro en Ing. Jacobacci. El complejo eje que se desarrolla en la charla es uno de nuestros puntos de agenda como multimedio de comunicación popular, por eso, y aunque parecerá extenso con respecto a nuestras notas habituales, hemos decidido publicarla en forma completa y sin cortes. La versión en audio de esta charla entre compañeros militantes de la vida, estará girando también por el aire de Radio La Negra y la pantalla de El Pueblo Tv. 
Compartimos la charla:


Radio La Negra: El pasado fin de semana en Ingeniero Jacobacci, línea sur de Río Negro, se realizó un encuentro entre dos procesos organizativos que tienen vínculo desde hace tiempo pero nunca se habían reunido personalmente. Allí los integrantes de las cooperativa Surgente en el ámbito de la Cooperativa Ganadera Indígena de Ing. Jacobacci y de la Unidad de Gestión de la Cuenca de Huahuel Niyeu, se encontraron en el marco de un taller denominado Agricultura Ancestral con los integrantes de la organización santafecina, Desvío a la Raíz, que viajaron desde allá, 10 de sus integrantes, para compartir, conocerse y establecer un vínculo con pretensiones de transmitir información, recibir información, conocimiento y vincular en particular el proceso de ambas organizaciones. Estamos en Bolsón, días después de realizado este encuentro con Jeremías Chauque de Desvío Arijón, precisamente para conversar un rato acerca del desarrollo que tuvo y otras expectativas que se pueden tener acerca, que se tuvieron previamente y que se pueden tender a partir de encontrarse con otro proceso organizativo. Buenas noches, ¿cómo te va Jeremías?

Jeremías Chauque: Bueno, un gustazo grande, la verdad que todavía queda resonando todo lo vivido, lo compartido. Fueron momentos que vivimos previamente y con mucha expectativa porque la realidad es que sabemos de la historia, del trabajo que están haciendo los compañeros, las compañeras en la línea sur, en Jacobacci, el compromiso con el agua, el compromiso con la ruralidad, y esta posibilidad de poder, en estos tiempos tan jodidos, en tiempos complicados, en términos políticos, en términos sociales, de pronto que esto que alguna vez fue una idea, un sueño, se concrete, me parece que es una manera de... es un mensaje que implica a poder organizarnos aún en frente a estas situaciones complejas. Creo que no podemos permitirnos perder el eje de organización, de proyectar, de profundizar esquemas de producción, de profundizar esquemas donde podamos poner en discusión modelos productivos en donde ambiente, en donde sociedad, en donde cultura, en donde producción realmente sean sinónimos de futuro. Y a eso vinimos y la verdad que nos fuimos con mucha tarea, nos volvemos con mucha tarea.


Radio La Negra:
Una de las cosas que se percibió en el encuentro de entrada nomás, fue que había una expectativa positiva. Hay como una previa en el ámbito este de la producción natural, de la conservación, de las características de destrucción del planeta, el cambio climático y demás, una expectativa esperanzada en los elementos que se habían avanzado en la previa al encuentro. ¿Qué sentiste vos desde el momento en que empezó a darse este contacto con eso?

Jeremías Chauque: Bueno, la realidad es que en el caso nuestro, que tenemos un camino de un poquito más de 15 años, sabemos que hay semillas para compartir. Si bien cada territorio, cada pueblo tiene su particularidad, tiene su idiosincrasia, me parece que nos une el mismo desafío de sostener la vida en el campo, de pensar una vida digna en el campo en términos productivos, en términos sociales. Me parece que si hay algo que en estos esquemas productivos, muchos de ellos impuestos en los pueblos, si hay una deuda interna tiene que ver con lo social. Me parece que ahí, de alguna manera, nos invita a reorganizarnos, a organizar también esas patas de la mesa que son fundamentales en un modelo productivo realmente sostenible. Un modelo productivo a futuro. Entonces a partir de ahí, bueno, esto de poder llegar, de poder conocer, si bien particularmente tengo el gustazo de recorrer la Línea Sur desde muy chiquito, llegar en este contexto donde nos encontramos con un caudal de posibilidades importantes, porque a veces mirar la estepa desde el frío, desde el viento, desde lo que implica pensarse como productor de alimentos en la estepa, en el marco también de una instancia bastante delicada con respecto al uso del agua, la incompatibilidad de estos esquemas en donde pensar la utilización regenerativa del agua, la utilización regenerativa del suelo, de pensar esquemas cooperativos, esquemas comunitarios, muchas veces se contrapone con otros esquemas, y a partir de ahí es donde empiezan a jugar estas cuestiones que muchas veces se confunden entre un derecho o un buen negocio. Entonces es solo que venir a la estepa y encontrarnos de pronto con un caudal de posibilidades, ahí nos despertó además esto de seguir enraizando al tiempo de la naturaleza.

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Radio La Negra: Una cosa muy llamativa desde el principio fue que si bien es absolutamente claro que son dos regiones que tienen una historia territorial, una historia climática, unas características geográficas diferentes, lo que son los valles hídricos, húmedos, cálidos, casi tropicales diríamos, de Santa Fe, donde mora el proyecto Desvío a la Raíz, que es precisamente muy cerquita de Coronda, para que se ubiquen los oyentes, y la Línea Sur rionegrina con su característica esteparia, de vientos fuertes, de inviernos crudos, casi monocultivo lanar y caprino, y mucho empleo público. Esas características que puede parecer que no se lograrían ensamblar, sin embargo se pudo observar que muy rápidamente se habían identificado los puntos en común que había. Y otra cosa que quería agregar, o para una pregunta posterior, la diferencia entre el campesino jornalero asalariado en la zona productiva de Santa Fe, donde está que es de soja, frutilla y demás, y el trabajador rural asalariado o no, de lo que pudieron percibir aquí en Patagonia, bueno vos lo conocés desde mucho tiempo antes.

Jeremías Chauque: Sí, lo que venimos a construir acá es que podamos pensar, que podamos labrar modelos productivos en donde poder plantear un protagonismo concreto dentro de esos modelos productivos. Entonces de pronto encontrarnos para compartir ideas sobre tecnología en términos regenerativos y en términos populares, esquemas de distribución de alimentos, de mercados populares, en donde generar las condiciones concretas para que esto que estamos planteando, que tiene que ver con esta unión entre organizaciones en diferentes territorios, pero atravesados por mismas problemáticas. Yo lo que creo es que lo que vimos en Jacobacci fue el primer paso a la posibilidad de poder pensar en instancias de encuentro, de compartir como planteaste vos, de compartir experiencias, saberes, así tal como se hace en el campo con una semilla, de pronto “me llevo esta”, “te dejo esta”, “me llevo un poco de leche”, “te traje un poco de miel”. También con esa simpleza y con esa profundidad. Llegar a Jacobacci, y en esto también tenemos que dejar claro, ha sido un gran trabajo que implicó una organización importante, que implicó pensar en estos tiempos de crisis, en resolver situaciones de logística, de traslados, estadías… Queda el compromiso de poder hacer, la semilla está sembrada, eso quedó claro, ahora como agricultores tenemos la responsabilidad de cuidar eso que despertamos.

Radio La Negra: Bueno, vamos un poco a ese punto, eso que despertamos, ¿no? Hay un nombre que al aproximarse uno después se entera que no tiene nada de casual, que es la que denominaba precisamente la convocatoria, ¿no?, Agricultura Ancestral, un lugar donde compartir algo con un nombre que podría parecer sorprendente, aunque los términos que componen la agricultura y la ancestralidad los conocemos, los dos mezclados en este ámbito de estos tiempos, donde la modernidad arrasa prácticamente con cualquier otra idea y se impone despreciando, de golpe aparece una convocatoria que virtuosamente, y después se encarga de demostrarlo, virtuosamente, convoca a la ancestralidad, convoca a lo antiguo, a los saberes de aquellos que anduvieron antes que nosotros por los mismos o por otros territorios, pero descubriendo el cómo, ¿no? Sin destruir, sin proponerse otra cosa que un buen vivir, fueron desplazados, despreciados, y sin detenerse en lo que fueron, está proponiendo volver a ser esa mirada que construyó vida de una manera singular. Es el nombre, digamos, la intención de desarrollar de dónde viene el nombre ese.


Jeremías Chauque:
Sí, está claro. La realidad es que, para quienes tenemos un linaje paisano, digamos, sabemos que una palabra es un concepto, que una palabra en Mapudungun, por ejemplo, puede significar muchas cosas. O tiene esa capacidad de hacer de una palabra un universo, ¿no? Porque cuando uno dice Rakizuam, quimun, no habla de una sola cosa, esas cuestiones que, de pronto, esa capacidad de poder hacer de la palabra un puente, una senda, un camino. Una palabra puede tender varios caminos. Cuando sale de la boca de una abuela... Entonces, a quienes tenemos al frente también saben del poder de la palabra. Por eso no es casual que tengamos que todo el tiempo inventar nombres nuevos para hablar de lo antiguo, ¿no? Entonces, no podemos decir medicina tradicional, porque medicina tradicional es una farmacia. El campo, el campo somos todos. Esto que significó en un momento de la política de este país, lo que significó que casi con esa fortaleza del campo somos todos hagan temblar las estructuras de un gobierno elegido con voto popular. No es casual eso, ¿no? Entonces, de pronto uno dice, pero quién es “el campo”, qué es el campo, cuál es el campo que dice que somos todos, ¿no? ¿Quiénes son los que plantean esto? Entonces, a la hora de definir qué hacemos, ¿no? Cuál es el rumbo que elegimos como para poder seguir habitando nuestro lugar, nuestro pueblo, para seguir conservando esa posibilidad de criar a nuestros pibes, nuestras pibas en campo, con las semillas en la mano, jugando entre las huertas. La identidad, ¿no? La cultura de campo, lo que estamos hablando. Más allá en términos productivos, ¿no? Porque acá el desafío es ver cómo labramos futuro en el campo, ¿no? Es un desafío mucho más profundo que producir solamente, que organizarnos para producir solamente, ¿no? Entonces, como una semilla, ¿viste? Hablo mucho del tema de la semilla, porque allá, por ejemplo, charlando con productores hortícolas, me decían, “no, mirá, nosotros usamos semilla híbrida que nos garantiza un cierto porcentaje de germinación”, y bueno, eso se transforma en producción, y no podemos, claro, uno entiende también ese contexto, pero ¿qué pasa cuando la semilla criolla llega a tus manos? Esa semilla criolla no tiene memoria del laboratorio, ella trae su memoria, trae su lenguaje del suelo donde estuvo, del agua, del sol, ¿viste? Y de pronto la traes de San Juan y la traes a Santa Fe, por ejemplo, y claro, ella reacciona totalmente diferente, es la vida, ¿viste? Ella reacciona, de pronto se encuentra con la humedad, con el sol, con otra agua, y bueno, ella busca sobrevivir, esa plantita crece y al toque se tira flor porque ella se siente en peligro, quiere sobrevivir. El lenguaje es como una semilla también, o sea, la forma de comunicar, entonces qué pasa en Desvío de la Raíz, si por ejemplo nos juntamos con abuelas del pueblo, en donde necesitamos cosecharle respuestas, necesitamos cosecharle historias, y de pronto esa abuela no sabe lo que es agroecología, por ejemplo, vemos que hay una cuestión no resuelta, digamos, entonces como la semilla buscamos las palabras que nos permitan definir qué es lo que estamos haciendo y para dónde vamos, entonces también nos permite decir, bueno, agricultura es una palabra que nos pertenece también, tiene una memoria, tiene un poder político, es un concepto todavía dentro de los pueblos, tiene un poder también importante dentro de los pueblos. Entonces también en esto de regenerar suelo, regenerar sociedad, regenerar conceptos, recuperar la palabra, porque nosotros consideramos que somos agricultores, y la agricultura es la que practica mis compañera, que practica Ángel, un viejito, que vive en el pueblo y que es parte de Desvío de la Raíz. Cuando pienso en agricultura, pienso en él. Y la ancestralidad es el rumbo que elegimos, porque estamos convencidos que nuestra tarea del presente es, como generación de este momento, nuestra tarea es intentar recuperar lo que fuimos, lo que perdimos, lo que nos hicieron perder, creemos que el futuro está en el pasado, creemos que el futuro está en generar las condiciones necesarias para que la gente no se vaya del campo. Generar las condiciones necesarias para que los chiquitos del pueblo no tengan que estar jugando en el campo con el peligro de encontrarse un tacho y intoxicarse, como pasa con los pibes en el campo, que de pronto destapan un tacho y resulta que era un fungicida, que era un nematicida, entonces la realidad es que el desafío nuestro está atrás. Es el recuperar, intentar llegar al fondo y de ahí pegar el empujón para ir para arriba, y creemos que esas respuestas están atrás. Necesitamos escuchar de nuevo cómo era el pueblo con variedades de frutillas, que tenían olor a frutilla, necesitamos escuchar de nuevo, necesitamos reencontrarnos con esos colores, con esos sabores, con esos idiomas. Se cree que cinco variedades de frutilla antigua la extinguieron, se extinguieron cinco lenguajes. Entonces ¿cuál es el desafío nuestro? intentar recuperar algún plantín de frutilla antigua para que nuestros hijos puedan sentir el olor y el gusto a frutilla de verdad, entonces a partir de ahí nace esto que nos define el rumbo, que es el avanzar retrocediendo, sabemos que mientras más vayamos para atrás, más fuerza vamos a tener para encarar para adelante.

Radio La Negra: Una de las temáticas que llamó más la atención, lo que pude observar desde afuera en el desarrollo del encuentro que se hizo, repetimos este fin de semana pasado, entre el 5 y el 6 de abril, en el ámbito de la Cooperativa Ganadera Indígena en Jacobacci, desarrollaron una variedad de temas relacionados con esta Agricultura Ancestral. Entre lo que más llamó la atención eran esos conocimientos que se saben que están, pero están durmiendo en algún lugar del conocimiento. Conocimientos que están durmiendo en algún lugar de los saberes y que por alguna razón hacían reflexionar repentinamente cómo fue que no lo vi?, que no había puesto la atención en esto?, la regeneración de suelo, la recuperación de los elementos que componen la agricultura en términos biológicos, minerales, los elementos vivos que participan en el suelo de la incorporación de minerales, el tratamiento con eso que llama plagas y que se asesina metódicamente en la agricultura convencional y sin embargo aquí se puede convivir con ellas, como que se abrió un escenario donde había sido necesario estar dispuesto a aceptar conceptos que la universidad o las tecnicaturas o los espacios teóricos impresos por las grandes empresas del agronegocio han instalado en nosotros unos prejuicios que son bastante complejos de desarmar. Ese abanico de temáticas que estoy mencionando, la recuperación del suelo, la revitalización del suelo, con lo que la palabra dice, revolverle vida al suelo, a las plantas, el tratar con esas cosas que parecen plagas, es un saber que ustedes tienen experimentado y que lo vivían desde, en este caso del compartirlo con compañeras y compañeros de otras organizaciones que estaban anhelados pero no tenían esa referencia, ¿cómo lo vivieron, cómo se desarrolló esa transmisión?

 Jeremías Chauque: Bueno hay algo, una síntesis que quedó, es que esta necesidad de “alpargatizar el conocimiento”, de sacarlo a veces de lo académico, de sacarlo de ese esquema de que si no tiene una prueba científica no existe. Los “ámbitos académicos formales”, creo que a los pueblos en términos generales nos deben muchas explicaciones. Si decimos que Argentina tiene ahora recientemente, a través del CONICET, del esquema de amplia investigación y desarrollo, la realidad es que si el resultado de eso es que Argentina tiene la tristemente célebre chapa de haber logrado una variedad de trigo transgénico resistente al glufosinato de armonio, un glufosinato de armonio mucho más peligroso que el mismo herbicida Roundup, glifosato. Entonces uno ahí dice bueno pero la tecnología es muy buena, depende en manos de quien está. Entonces a partir de ahí empezamos a pensar en esquemas propios tecnológicos, y cómo los pensamos, y fortaleciendo, compartiendo, encontrándonos, reencontrándonos con el saber popular, con el saber que nos permitió vivir de generación en generación, sosteniendo esquemas de producción de alimentos. Entonces lo que fuimos a compartir a Jacobacci es la experiencia que aprendimos de otras experiencias de saberes campesinos, porque hoy cuando hablamos de la posibilidad de transformar una piedra en un caldo mineral, y a través de ese caldo mineral poder lograr una solubilidad tan poderosa en términos de diversidad mineral y en términos biológicos con la microbiología regenerativa, esa microbiología que es el estómago del suelo, bueno en la realidad que lo que estamos contando es que en algún momento una familia campesina que al ser parte de ese entorno, que al sentirse parte de ese entorno también estuvo atenta a algún tipo de reacciones que sucedieron, sucedieron en la planta, sucedieron.

Radio La Negra: Es algo así como decía un integrante del taller, es como una sopa, una comida para la planta que estás cultivando.


Jeremías Chauque: Ahí es donde nosotros ponemos en contexto la posibilidad concreta con que cuentan los compañeros y las compañeras en la estepa. Cuando decimos que una piedra y fundamentalmente una piedra volcánica tiene este prácticamente la tabla periódica en su composición química, a partir de ahí también vemos la posibilidad de entender esquemas de nutrición, digamos de seguir esto que la tierra nos da, este milagro de un suelo fértil o de un mineral que se manifiesta en una planta, en un animal, en una persona, somos minerales animados. La formación del suelo fértil es el resultado de miles y miles de años de trabajo, de conjunción entre lo mineral, la biología, y si nos vamos atrás también nos encontramos con otro tipo de formación y todo el tiempo la vida regenerándose hasta lograr solubilizar la piedra y manifestarlo en una capita de suelo fértil. Eso implica un compromiso fundamentalmente con nuestro entorno,

con ver las posibilidades concretas. El tener el saber de nuestros lados, el tener la posibilidad de compartir estos encuentros nos permite y nos permitió, como es en el caso de lo que vimos en  Ing. Jacobacci, concretamente pensar seriamente que estamos en condiciones de poder pensar en esquemas, en espacios de producción de alimentos, de alimentos sin agroquímicos, de alimentos sin fertilizantes, estamos en condiciones de pensar también en otros esquemas de minería regenerativa, porque la realidad es que, por qué los pueblos no podemos hablar de minería y que eso es un territorio de la especulación empresarial. No, la realidad es que nosotros en Ing. Jacobacci hablamos concretamente de minería. Empezamos a estudiar qué tipo de rocas teníamos al lado nuestro. De compartir estrategias de solubilidad de ese material, de esa roca para devolvérselo a la tierra y en forma de un caldo nutricional que nos permita poder producir alimentos, que nos permita producir suelo, que nos permita producir una mejor calidad respecto a la nutrición animal, que nos permita regenerar ruralidad fundamentalmente en otras condiciones. Nosotros desde el campo estamos en condiciones de poder organizar esquemas de producción de alimentos para nuestros pueblos, somos la gente del campo quienes hoy, en este momento de crisis, redoblamos la apuesta y decimos bueno, estamos realmente en condiciones de poder pensar en poder producir localmente el alimento, de producir tecnología, de generar espacios en donde podamos pensar en esquemas de regeneración de suelo para que nuestra gente no se tenga que ir del campo, para que nuestra gente pueda a todo el saber que ya trae, poder incorporar algunas herramientas nuevas.

Radio La Negra: Esto que parece un argumento teórico quedó ahí expresado y existe en un programa de trabajo donde esto que contás se está realizando, que se llama EPAS y es el espacio, la E de EPAS es el Espacio en que Desvío a la Raíz investiga y ejecuta esto y transformándolo en producción con un grupo de gente en esa región . ¿Podés contar un poco cómo nace, cómo surge, cómo se sostiene el EPAS?

Jeremías Chauque: EPAS es una propuesta agraria de nuestro espacio, de nuestra organización. Luego de 15 años de laburo, fundamentalmente en esto de plantear cómo generamos las condiciones como para después pensar en un modelo productivo. Antes hay muchas cuestiones que tenemos como desafío, el saber en nuestras manos, cómo volvemos a creer en que podemos ser protagonistas en el campo, cómo podemos generar las condiciones de ruralidad digna, de laburo seguro. Hay un trabajo previo que como el cultor de soberanía nos debemos. A nosotros nos llevó un poco más de 15 años hasta llegar a tomar la decisión de decir, damos otro paso más y a ese paso más le pusimos EPAS, Espacios de Producción, Ambiente y Sociedad. Y es un polo agrario, campesino, donde ponemos a disposición de nuestra gente esto que creemos que es una forma de producir realmente sostenible en el tiempo. Entonces a partir de ahí este esquema que proponemos tiene que ver fundamentalmente con recuperar de nuevo la biodiversidad, encontrar la fortaleza que encontramos en el monte, que encontramos en la isla, que encontramos en el bosque, que encontramos en la estepa. En la naturaleza, no hay un monocultivo. La fortaleza que se genera y como mensaje que nos deja es que en la diversidad está la respuesta, entonces la realidad es que nosotros recuperamos de nuevo eso que significa diversificar un esquema de producción, pero a eso también le agregamos una parte social importante, entonces consideramos que la cultura en esto es también una semilla más. Nuestros pibes, nuestras pibas en el campo de pronto mientras estamos ahí entre las plantas y la semilla y la siembra, de pronto los chicos jugando a la par, ¿porque no es posible modelos productivos donde nuestros hijos mientras estamos trabajando estén jugando y estén aprendiendo a jugar, estén aprendiendo mientras están jugando? Para que sea sostenible eso tiene que suceder, tiene que haber chicos jugando, no tiene que ser la proyección de un pibito, de una nenita en el campo, ser juntadora de frutillas por 50 pesos el kilo hoy, eh? O si sos varón tenés que ir a cargar una mochila con fungicidas, nematicidas, acaricidas… No, la proyección en el campo que nosotros proponemos es otra.

Radio La Negra: Un campo sano y los chicos pueden correr por lo suyo…

Jeremías Chauque: Por supuesto, ahí no van a destapar un tacho y van a intoxicarse con un insecticida.  E.P.A.S. es esa propuesta que hacemos al pueblo, que hacemos a la región, de pensar en un lugar donde la vida cotidiana del pueblo también se vea atravesada por un lugar en donde la gente pueda encontrar un espacio donde sumarse, donde proponer un espacio donde se puede ir a buscar su alimento a precios justos y por decisión y convicción política. Nosotros hoy las cosechas de nuestro espacio son más baratas que la verdulería. Nuestras cosechas orgánicas hoy están a disposición de nuestra gente. Entonces de pronto ir a buscar ir a buscar tu alimento, ir a compartir una tarde, a compartir un taller, un encuentro, ser parte de pensar en ser parte de estos procesos de trabajo comunitario, de identidad de monte. Eso es lo que hoy nos tiene abocados, concretamente que E.P.A.S. pueda ser ese pulmón donde respiramos todas las familias que vivimos en el pueblo.

Radio La Negra: No sólo comida, porque además intervienen en espacios municipales o de pueblo, como que ustedes también acercan la relación campo-ciudad, hay una intervención también en ese aspecto.

Jeremías Chauque: Bueno sí, es que cuando uno se plantea un esquema soberano de producción, un esquema comunitario, un esquema lejos del mono cultivo, de los mono intereses, de los “monos interesados”, y varios monos más, la realidad es que este mismo mono mercado te hace sentir que estás afuera, entonces el desafío se profundiza. No es solamente organizarse para producir un alimento sino a partir de ahí empezar otro desafío, ¿cómo lo hacemos, dónde lo hacemos?, y después ¿qué hacemos con esa producción? A partir de ahí se empiezan a generar preguntas que nos fueron interpelando. Entonces decimos bueno, está bien, nos organizamos, generamos condiciones, vemos en nuestra historia. Para nosotros un universo a despertar es un patio, entonces si nos tenemos que organizar para que la huerta familiar se levante en el patio, y lo hacemos en el patio, si es en la vía del tren, si es en un baldío, justamente son esos fueguitos que se van despertando en todo el pueblo.

Radio La Negra: Esa diversidad de territorios son los activos…

Jeremías Chauque: Un universo, un patio es un universo, entonces para nosotros que creemos en lo minúsculo. Que lo minúsculo sostiene lo máximo, que lo mínimo sostiene lo máximo, porque así sucede en el suelo. Uno tiene esa expectativa de llegar a un patio y encender un universo. De encender un fueguito en un patio a pensar en qué sucede después que ese fueguito se transformó en fogón, y que de pronto en ese patio donde no había un surco, hoy hay 20 surcos… Eso significó que también empecemos a pensar y a organizar nuestros propios esquemas de distribución de alimentos, nuestras propias estrategias de distribución, de comunicación. Porque ahí surge esta cuestión de interpelar también a la ciudad. Allá en Jacobacci hablábamos que el mercado te da un rol, siempre te da un rol. En el caso de la ciudad te da el rol de cosechador de góndolas. No tenés muchas alternativas. Entonces decimos “como también tenemos una responsabilidad en el campo, en la ciudad también necesitamos una responsabilidad, ¿cómo hacemos? ¿qué hacemos? ¿traemos todo terminado? ¿te dejamos una bolsa? ¿te golpeamos la bolsa? ¿te mandamos un “Pedido Ya” y ya está? ¿o te interesa ser parte de un proceso de lo que proponemos, por ejemplo, en Desvío a la Raíz? Esto es otra cosa, a partir de ahí surgen otras relaciones, otras estrategias, que por ejemplo en un momento significó por ejemplo que hagamos una gran red de familias madrinas de la semilla. Claro, gente que nos compra las canastas campesinas, ¿viste? porque dentro de esta permanente intervención que hacemos, de esta propuesta, de esta interpelación que nos hacemos, tanto en el campo, en la ciudad, todo el tiempo, ¿no? como ejercicio, ¿viste? como gimnasia…  Entonces decimos, “¿qué te parece si nos ayudas a reproducir las semillas que nos vamos a llevar al campo y que van a volver el alimento?” y te responden “ y no, porque tengo un balcón…” La realidad es que nos parece normal tener un helecho arriba del televisor, pero nos parece algo totalmente lejano tener un tomate al lado de la ventana. Eso tiene un por qué, tiene varias cuestiones. De pronto surge esta propuesta de que nos amadrinen las semillas, y esas semillas que crecen en tu casa, con tus hijos jugando, con tu agua, con el perro que ladra todo el tiempo, bueno, esas semillas, esa identidad va a ser tu semilla, la semilla que vuelva al campo va a ser tu semilla. El alimento que llega a tu casa, te vas a comer esas historias, y es hermoso. Y ahí se generan los enredos, “dame el apio y dame el tomate y la lechuga…”, “¿qué hacemos con la lechuga que se nos vino para…”. Ese es el ejercicio de volver a creer en eso mínimo que es máximo, y a partir de ahí, surgen estas propuestas que para nosotros son vitales…

Radio La Negra: Contabas en el taller, de la rúcula de Ángel, como una anécdota ejemplificadora de lo que es la identidad y el volver a ser

Jeremías Chauque: Es que no sabemos qué comer… Mirá qué bichos, hemos perdido la relación con el alimento, no sabemos qué comemos. Estamos todos, todos en proceso, uno más u otro menos, pero todos en proceso de descolonizar la lengua, el paladar. De pronto nuestros pibes, nuestras pibas en el campo no comen harina orgánica porque no conocen el sabor. De pronto les resulta totalmente desconocido el gusto a azúcar pura. Es un alimento que no conocen. En la ciudad, un nenito, en un momento llevábamos leche a la ciudad. Leche recién ordeñada, y nos organizábamos con un tambito, y llevábamos leche a la ciudad, y un nene que le preguntaba a la mamá de qué caja había salido. Él no decía las marcas, pero daba a entender que preguntaba de qué marca era esto… Pibes que no tomaban la leche recién ordeñada porque les parece un sabor desconocido. A partir de ahí uno empieza también a comprender que no es solamente organizarse para producir, porque a veces nos organizamos para producir, ponemos un mercado y después no sabemos qué hacer con eso. O  qué pasa, el mismo mercado nos pone a abastecer a los “countrys”. Nos pone a abastecer a los que dicen, “yo sé lo que es un alimento orgánico y te lo pago”, y nosotros en esa urgencia que también te pone el mercado de generar laburo, nos hace organizarnos para abastecer country con comida orgánica. Ese es el desafío, hoy esa descolonización del paladar hizo que haya familias que hoy nos digan, “che, ¿sabes qué? yo quiero la rúcula de Ángel”, “yo quiero la zanahoria de Helena”, y “¿sabes qué? la achicoria hoja ancha que hace Hércules es tremenda, traeme hoja ancha de Hércules”, “la rúcula de Ángel”, “la zanahoria de Helena”, entonces ahí empezamos también a reconectar con la historia de ese alimento, comemos una historia, comemos un pedazo de dignidad hecha rúcula, ahí hay un mensaje. Yo me acuerdo una vez, hacíamos el recorrido en el pueblo, porque los primeros tiempos, fundamentalmente desde Desvío a la Raíz, las cosechas solamente las logramos de manera colectiva, entonces, como éramos muchos patios, la cosecha se lograba con muchos patios. Un poquito de cada uno, cinco rúculas allá, diez, seis allá, y se armaba una buena cantidad, que nos permitía poder decir, “nos vamos a la ciudad”. Y también tratando de pasar del mono al poli, al poli cultivo, poli cosecha. Y me acuerdo que en uno de los patios había una familia, la familia Flores, me contaba la mamá de los chiquitos que su papá había muerto intoxicado fumigando soja. No aguantó. También después de muchos años de fumigar frutillas. De pronto entró la soja al pueblo, lo contrataron a él que era  fumigador de frutillas, tampoco aguantó mucho tiempo y eso significó un problema irreparable y respiratorio que se llevó su vida. Entonces el nieto lo conoció desde muy chiquito a su abuelo y la llegada de Desvío a la Raíz a la familia significó que de golpe se empieza a despertar esas cosas que hablaban con su abuelo. Que su abuelo le tenía su huerta y le hablaba de las huertas que él tenía y le enseñaba, le daba unas semillitas y en lo que desembocó la llegada de Desvío a la Raíz a la familia fue que esa familia recupere esa transmisión que tenía, esa reconexión con el abuelo. Una vez el que tomó la posta, era uno de los más chiquitos, que en ese momento de haber tenido diez años, ocho años, Alan. Me acuerdo que nosotros estábamos haciendo el recorrido buscando las cosechas en el pueblo, llegábamos a un patio, llevábamos las naranjas y del otro, las acelgas y pasamos por la casa de él y él salió ahí, porque pasamos de largo en realidad, y salió atrás del auto y me acuerdo que salió con un atadito de rabanitos, eran seis o siete rabanitos. Salió corriendo atrás del auto y salió corriendo atrás con su atadito de rabanitos diciendo que él podía mandar sus cosechas a la ciudad. ¡Qué tarea, Peñi! ¡qué tarea de llegar a la ciudad!, con qué responsabilidad, de llegar con esa ofrenda, así entre las manos, Llegar a la ciudad y que se comprenda. Ese atado de seis, siete rabanitos fue para nosotros el orgullo de ese día... Quien lo llevó, se llevó la responsabilidad de llevarse ese atado, porque eso no tiene precio. Es más, ¿sabes qué? nosotros le regalamos eso, porque no se le puede poner precio a eso. Ir a la ciudad hoy en día también significa ser consecuentes con cada historia que hay al lado de cada atado que llevamos.

Radio La Negra: Hay una palabra que ronda para muchos en un imaginario inexplicable, que es la filosofía. Bien usada y mal usada siempre con mucho de inexplicable pegada a la agricultura, que es algo que aparentemente todos conocemos, y este formato de filosofía apoyado sobre la agricultura, parece encontrar una puerta, recién decías “de lo diminuto, de lo pequeño a lo gigante”,  un árbol sobre una bacteria como esos universos que mirados groseramente parece que no tuvieran nada que ver y sin embargo al detenernos… pasó el viernes y el sábado en Jacobacci al detenernos un rato a disfrutar, escuchar, comprender, entender, porque se trata de nuestra realidad, nuestra supervivencia, de nuestro deseo de vivir bien. Escuchar, manifestar ese vínculo que hay entre un hongo, entre una bacteria entre una cosa a la que llamamos podredumbre, que forma parte de un pequeño universo en la raíz de algo gigantesco como un árbol, parecen disociados, molestos, tendemos a pasar el rastrillo para limpiarle la raíz al árbol para que quede prolijo, en esos micro asesinatos que hacemos de la vida, inconscientemente a menudo, pero sobre eso se trató, para sintetizarlo groseramente, buena parte de este fin de semana pasado en compañía de quienes llegaron al encuentro de agricultura ancestral en el terreno, en el espacio del vivero de Ingeniero Jacobacci y en el salón que hay ahí pegado, compartiendo estos elementos que trajeron desde Santa Fe. Jeremías es quien está hablando, Jeremías Chauque, que tiene la responsabilidad de, de algún modo, coordinar parte de este proceso organizativo, pero con en total 10 compañeros, se llegaron desde cerca de 2.000 kilómetros de distancia con una alegría envidiable, comparable con la alegría con que fueron recibidos y que podría parecer un juego, un turismo, pero estaban traficando una filosofía que rescataron desde el fondo de los tiempos para darle forma de taller, de producción de insumos biológicos, tuvo su parte teórica y su parte práctica y quedaron un montón de entusiasmos ahí y un montón de de deseos de desarrollar esto. Jeremías, te agradecemos mucho, saber que sos una de las partículas de Desvío a la Raíz. Y la verdad que fue muy grato tenerte por la región, que conocés bastante bien, vamos a agregarlo, Jeremías es hijo de Rubén Chauque, que es el conocido como Rubén Patagonia y lo ha tenido por acá muchas veces, con su prosa comprometida en canción de la tierra de la que son originarios, en este caso en ese exilio volvió a construir un lugar de lucha con su familia y con su gente en Desvío Arijón y como lo hizo otras veces ahora nos trajo esta versión de su vida agraria.

Jeremías Chauque: Y para quien por ahí nos hemos cruzado en el canto, nos hemos cruzado en algún festival, esta es otra manera de seguir cantando, porque necesitamos sembrar canción para el futuro, necesitamos, y para que haya canción en el futuro, necesitamos monte, necesitamos abuelo en el campo, en la ciudad, abuelo reconocido, abuela, necesitamos tener la semilla en la mano, necesitamos suelo vivo, necesitamos río. Y yo creo que fundamentalmente vienen por la canción, porque los pueblos movilizados cantan. Uno cuando se reúne canta. Uno cuando quiere celebrar canta. Las abuelas todavía curan cantando. Mientras tengamos esa capacidad de seguir sosteniendo la canción, de seguir sosteniendo esa necesidad de cantar, de sublevarnos y cantar… Marchamos cantando, vamos a una cancha y canta la gente. El milagro de la canción, esta es otra forma de seguir cantando.

Radio La Negra: Muchas gracias a Desvío de la Raíz por el proceso que vienen desarrollando, muchas gracias a los compañeros de la meseta en Jacobacci, que hicieron posible arrimarnos y contenernos y sostener esos dos días largos de encuentro allí. Y ya nos volveremos a ver seguramente.

Jeremías Chauque: Acá estamos, gracias peñi, te quiero mucho, y gracias nuevamente a la gente que va a escuchar esto, esta conversa, agradecido siempre porque sé que va a llegar a muchos lugares donde nos abrieron puertas, donde compartimos una mesa, va a llegar a lugares como Semilla, donde de pronto van a decir, qué lindo esto que escucho, va a llegar a la Estepa, en la Línea Sur, donde de pronto despertamos la Semilla, entonces la verdad que, como decís vos peñi, estamos felices, porque eso es un territorio que nos pertenece también. El abrazo, la canción, celebrar lo mínimo, es un territorio que nos pertenece y es motivo de felicidad siempre.

Radio La Negra: ¡Hasta pronto, Jere!.