Se elegirán además de gobernador y vicegobernador, 46 diputados provinciales y 46 suplentes. También elegirán tres legisladores provinciales titulares y tres legisladores provinciales suplentes de representación regional en cada uno de los ocho circuitos electorales. Además, se votan 22 legisladores provinciales titulares y 22 suplentes de representación poblacional. Y a la lista de cargos a renovar también se sumarán autoridades locales en 22 municipios. El Bolsón es uno de ellos.
Para esto, a nivel provincial, se presentan al menos 11 listas diferentes, que ojo, muchas de ellas colectan para los mismos candidatos.
Separar las elecciones de las nacionales, no es una movida al azar. En esto juegan las encuestas, las de verdad y no las que se publican en medios masivos de comunicación, en general, adeptos a determinadas opciones partidarias.
Por un lado, las tendencias nacionales suelen arrastrar a un voto de lista sábana, que puede no convenirle a quienes creen ganar a nivel provincial. Por otro lado, también puede suceder el querer despegarse, al menos para las instancias provinciales de las posturas mayoritarias a nivel nacional, fingiendo una supuesta imparcialidad con los candidatos nacionales.
También puede generar rechazo en parte de su electorado provincial, la adhésion a tal o cuál candidato nacional, y esto, llevarles a perder la gobernación, o al menos la gobernabilidad dada por un recambio significativo en la legislatura.
El oficialismo en Río Negro, en todo caso definió que no jugaría sus cartas junto a la elección nacional.
Por otro lado, alianzas horrorosas como las que se están dando en esta elección provincial, serían fuertemente criticadas en una nacional. Horrorosas, o más bien alianzas que muestran a la luz del día lo que ya ocurren en la oscuridad.
Pero también están los motivos financieros. Una elección, provincial o nacional implica cientos o miles de millones de pesos dando vueltas.
Para los gobiernos, es una caja de reparto que siempre viene bien.
Genera puestos precarios de trabajo por un día, que suelen ser repartidos a propios y no tanto a ajenos. Genera movimientos de remises, punteros, y toda una estructura que aleja al pueblo de poder verse en la miseria en la que lo han sumido.
Otro tapa ojos, son los palets de ladrillo cerámico en las puertas de algunas casas. Años anteriores, se repartieron tarjetas de débito para cobrar montos en un banco patagónico de dueño inglés. Con esa tarjeta, aseguraban, se podía sacar hasta 10 mil pesos en la elección pasada.
Las elecciones son un gran negocio, en el que algunos están dispuestos a invertir fortunas, para asegurarse mucha más fortuna.
El 16 de abril se vota, y en bolsón, las camionetas van de un barrio a otro prometiendo el oro y el moro.
Una instancia más de desmotivación y confusion para quienes sufren las injusticias de esa misma clase dirigente que llega a los gobiernos a asegurar sus riquezas, aunque sea entregando lo publico. 
Editoriales ANP
