El Bolsón (ANPP).-- Comienza la época de siembra. #n nuestra comarca son Miles las huertas que ya están empezando a prepararse. Y en esta tarea tan linda como sana, las semillas son un factor determinante. ¿Producir las propias semillas es posible? Claro que sí. Posible, deseable y hasta necesario. Charlamos con Maxi, hjertero y productor de semillas y esto nos decía;
Empecé
porque también, al producir nuestras semillas podés elegir lo que comés. Uno va
a la veterinaria a comprar o a una feria también y consigue ciertas cosas. Pero
hay mil variedades de lechuga y a uno le gusta una y a otro, otra. Pero en una
veterinaria sobre todo hay solo una porque esa persona, por ejemplo, no puede traer
veinte variedades de lechuga porque no le conviene. Entonces, si uno no
produce, si los vecinos no producen, se van acotando mucho las variedades. Entonces, para arrancar
es eso, es elegir lo que queremos comer, lo que va bien en nuestra zona. Porque
también el INTA da semillas pero no te da una variedad de repollo para esta zona de la Patagonia donde
necesitamos otras variedades que son diferentes a las del Norte por el clima y
bueno, esa sería una primera importancia.
También, después,
porque son caras para comprar. Si todos los años tenés que comprar semillas es
un presupuesto. Y también no depender de ninguna empresa de las que producen o
fabrican semillas sino producirlas entre nosotros, con los vecinos,
compartirlas. Así que ahí andamos, tratando de producir más, de compartir las
experiencias y los saberes.
Las semillas
con colores primero, no son orgánicas; son producidas en una forma intensiva
por estas grandes productoras de semillas y tienen esos colores porque le ponen productos para que no se lo
coman otros animales, funguicidas, distintos productos. Esas semillas están
pensadas más para grandes producciones aunque
después terminan siendo vendidas para gente que tiene huerta en su casa. Pero
insisto, están pensadas para grandes producciones, donde esa gente no quiere
fallar, quiere que las semillas salgan todas, que no se las coma ningún bicho,
que no las ataque ningún hongo. Lo peor serían las semillas híbridas que son
las que se usan más en las producciones. Porque yo cuando me han faltado algunas
semillas he comprado en veterinarias zanahorias, puerros, y de ahí pude hacer
semillas. Y todo bien y las mantuve muchos
años hasta que después las fui cambiando. Pero el tema con los híbridos, con
los F1, uno de ahí puede hacer una semilla al año siguiente pero esa variedad
comienza a decaer, esas características con los años las va perdiendo. En
cambio, con una semilla criolla que nos puede pasar un vecino, ya adaptada a la
zona en la que estamos, uno puede hacer semillas con los años y las puede hasta
mejorar porque uno puede seleccionar precocidad, tamaño, sabor; podés seleccionar
varias cosas y las podés llegar a mejorar. Pero con estas semillas que se hacen
de esta manera siempre va para atrás, va perdiendo sus características. Te
comiste un brócoli que era gigante y al año siguiente hacés semilla y va a ser
más chico, va a perder el sabor, se van perdiendo esas características… es el problema de las semillas híbridas.
Justo la
semana pasada con un compañero acá en la Feria, él le había dado unas semillas
a un grupo de productores de acá y ellos se quejaban porque unas eran medianas, otras chicas,
otras eran grandes. Y qué pasa, el
productor no puede ir jugando con estas, le tienen que salir todas
grandes. Elige esas semillas de grandes producciones que son todas importadas
porque salen todas parejas, todas iguales. En cambio, la semilla criolla tiene
estas cosas. Pero, para nosotros en la huerta es normal que tengamos un bancal
de zanahorias y salen chiquitas, otras grandes. Siempre estamos apuntando a que
salgan más grande para comer más, para tener más comida disponible para la
familia. No me quejo cuando me salen unas chiquitas, otras grandes. Es la
huerta, es el trabajo de la huerta. Uno apunta a que salga todo grande.
Pero el
productor que va a poner 200 metros cuadrados de repollo quiere que salgan todos iguales,
todos grandes. Y si, la semilla industrial te da esa efectividad, salen
todas; después también pasa mucho con
las veterinarias que (no estoy demonizando
ni a las veterinarias ni a las semillas) pero compran una lata de un kilo de semillas y tardan varios años en
venderlas. Entonces, cada año va perdiendo el poder germinativo, cada día van
germinando menos. Entonces, a veces, pensamos que esas semillas son malas. Y
no…, son viejas. Ha pasado de ver acá, en una veterinaria del pueblo, que tenía
las semillas exhibidas en una vidriera que le daba el sol de la tarde. Entonces
las semillas estaban “cocinándose al sol toda la tarde”. Y las semillas para
conservarlas bien necesitan estar en un lugar fresco, oscuro, sin humedad. Y
esas se estaban cocinando. Esas semillas no las compro porque van a brotar
menos. No es que son malas.
Después
también está el tema de cómo uno trata esa semilla una vez que las recibe,
porque cuando uno falla lo primero que se le ocurre es culpar a la semilla. Con
tantos años de experiencia es lo que más escucho “No, la semilla era mala, no
me salió”. Y le echamos la culpa porque no se puede defender. Ese es el tema de
la pobre semilla. No se puede defender. “Y culpa mía no fue”, porque uno nunca tiene la culpa.
Y es como la
tratás. Si me hablás de la zanahoria recién, es un cultivo bastante fino, sobre
todo el primer tiempo hay que estarle bastante encima. Si no le ponés pila vas
a fracasar. En la Patagonia es muy importante la época de siembra, no hay que
esquivarle a la época de siembra porque los meses de calor son pocos, hay que aprovecharlos.
Hace muchos años conformamos un grupo de cuidadores de semillas que después se
fue diluyendo y quedamos poquitos produciendo. Lo bueno que salió de ese grupo
es poder escribir y pensar una ordenanza y gente del grupo se ocupó de llevar a
unos municipios para que puedan hacer la ordenanza y se aprobó fácilmente.
Yo no vendo
verduras, la verdad que todo es pensado para la familia, para tener más, para
tener comida fresca en el invierno. Sobre todo en la Patagonia que se piensa
pongo las cosas en el verano: son acelgas, lechuga, papas, cebollas, pongo en
el invernáculo unos tomates, y en marzo cierro todo y chau.
Pero está
visto que en el invierno se pueden tener un montón de verduras que laburamos en
la primavera anterior y que siguen. Y si… claro, yo te cuento que antes de
tener huerta, el sábado veníamos al pueblo y traíamos la lista de lo que íbamos
a comer la semana siguiente y veníamos y hacíamos las compras. Y una vez que
empezamos a producir, esa lista ya no existía tanto y solo comprábamos yerba,
azúcar, aceite y esas cosas que uno no produce. La cosa cambia mucho tanto a
nivel calidad de lo que uno come como económico. La comida está cada día más
cara y cuesta. Así que si uno la tiene en casa y va poniendo conciencia en la
huerta, comés, y comés un montón.
En mi
casa a la hora de comer se mira la
huerta. A veces el plato tiene un ingrediente de la huerta y, a veces, es
completo, es variado y todo sale de la huerta. Uno milita eso: poder producir tu
comida para tener que salir a trabajar afuera
lo menos posible. Pero, ahí vamos, tratando de contar a la gente siempre
esto.