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domingo, 2 de junio de 2019

EDITORIAL DE LA AGRUPACIÓN ROJINEGRA: "NI UNA MENOS"

El Bolsón (RLN).-EDITORIAL DE LA AGRUPACIÓN ROJINEGRA: "NI UNA MENOS"


En el año 2015 se hizo la primera marcha por el Ni Una Menos prácticamente en cada localidad de Argentina. En Bolsón llovía sin parar y hacía muchísimo frío; hasta parecía que el clima se había vuelto absolutamente patriarcal. Pero nos juntamos todas igual, con nuestros carteles, consignas, pañuelos, banderas, todo amarrado en el centímetro de piel que quedaba descubierto sin abrigo.

De esto pasaron ya 4 años y el Ni Una Menos se volvió marcha, organización, grupa en muchas localidades; se replicó en países latinoamericanos y se acompañó vía redes sociales en todo el mundo. Considera femicidios y transfemicidios, directos y vinculados: 308 en Argentina en el 2018, y al menos 76 en lo que va de este año.

¿Cómo puede ser? ¿Cómo, si venimos charlando tanto, si lo visibilizamos, si se crearon a través de políticas públicas organismos especialmente diseñados para visibilizar y acompañar situaciones de diversas violencias de género, para evitar llegar a esa muerte que por momentos parece ineludible?

¿Cómo? Porque vivimos en un mundo héteropatriarcal. ¿Qué es eso? Es un sistema social que establece dicotomías jerárquicas entre los únicos dos géneros que reconoce: varón y mujer. El varón vale más que la mujer, y el resto de los géneros ni siquiera es considerado, salvo como desviación, anormalidad, antinaturalidad o enfermedad. ¿Y lo hétero? Lo volvieron norma, conformando la héteronormatividad, la heterosexualidad como norma. De nuevo, lo que no es heterosexual, quien no es heterosexual, no es imaginado y, cuando lo es, aparece como desviación, anormalidad, antinaturalidad o enfermedad. No siempre. En el mejor de los casos, aparece (aparecemos) como minorías. ¿Minorías? Sí, minorías. Somos esos pocos casos que conformamos excepciones. Entonces, ¿para qué nombrarnos? Y todo esto termina de cocinarse gracias a otra cualidad de esta sociedad que habitamos: el androcentrismo. ¿Y esto qué es? Es la visión del mundo desde el varón. ¿’El’ varón? ¿Qué? ¿Acaso hay uno solo? No, pero es que no valen todos lo mismo. El varón que más vale en nuestra sociedad héteropatriarcal es blanco, heterosexual, de clase media o alta, joven, sin discapacidad aparente (de esto hablamos cuando decimos ‘debatir o repensar las masculinidades’). Capitalismo, colonialismo, patriarcado. Tres sistemas de opresión conjugados en lo más cotidiano que portamos: nuestros modos de ser, nuestras identidades.
Foto:www.t13.cl

No queremos más habitar este mundo héteropatriarcal. Queremos un mundo más equitativo, donde quepamos todes. No podemos ya seguir pensándonos desde una mirada androcéntrica, tampoco nombrándonos desde ese lugar. Quizás la 'e' no sea el único o mejor modo de expresarnos, pero es el que vamos encontrando por ahora. Quizás una marcha por año no elimine los asesinatos de nuestras compañeras, pero nos reúne, nos convoca, nos da fuerza, nos abraza. Nos da memoria. Nos ayuda a ir encontrando formas de concretar nuestros sueños y deseos, de ampliar nuestros derechos (no sólo los de las mujeres y personas trans, los de todes). Una vez, una remera grafiteada decía: “no lucho por mis derechos, yo lucho por mi libertad”. Y sí, por eso. Ni una mujer menos, ni una muerta más. Vivas y libres nos queremos.