(Gremial de Abogados).- HOY NUESTRA CRA COLEGA LAURA TAFFETANI EXPONDRÁ ANTE LA CÁMARA DE DIPUTADOS SOBRE LA LEY DE BAJA DE IMPUTABILIDAD.
SÓLO LE DAN 7 MINUTOS.
PERO ALCANZARÁ PARA DECIR LO QUE PENSAMOS.
Acá va
PRONUNCIAMIENTO DE LA ASOCIACIÓN GREMIAL DE ABOGADOS Y ABOGADAS DE LA REPÚBLICA ARGENTINA FRENTE A LA LEY DE RESPONSABILIDAD PENAL JUVENIL
El Proyecto de Ley de Responsabilidad Penal Juvenil, como todo proyecto
de ley, tiene un texto y nace de un contexto. En primer lugar, no
podemos dejar de analizar su contenido sin dejar de denunciar que los
niños, niñas y adolescentes de nuestro país ya hace décadas que padecen
una legislación penal no escrita pero real y efectiva. ¿Cómo no nombrar
los cientos de jóvenes que han muerto bajo el mal llamado “gatillo
fácil” que representa ni más, ni menos, que la incorporación de la pena
capital en forma extrajudicial?. ¿O los millones de niños, niñas y
adolescentes y sí, decimos bien: millones, que sobreviven de cualquier
modo en las “cárceles abiertas” de los asentamientos que rodean el
conurbano bonaerense y las grandes ciudades de nuestro país, donde los
narcotraficantes, la delincuencia organizada (amparada por el poder
político de turno) y la justicia ciega que los ampara conforman el
verdadero gobierno que rigen en esos territorios e imponen el control
social de cada barrio.
En ese sentido, la Gremial de Abogados y
Abogadas de la República Argentina, que siempre se ha ocupado en lo que
era la defensa de las tradicionales causas políticas, ha tenido que
incorporar, justamente por el “alcance político” que conlleva, numerosas
causas armadas, gatillo fácil o tortura que son moneda corriente en
nuestros barrios y que durante décadas ha ido acrecentándose a la par de
la brecha que separa pobres y ricos durante estas cuatro últimas
décadas.
Antes de la sanción de la Ley 26061, discutíamos la
pertinencia de sancionar una Ley de Responsabilidad Penal Juvenil sin
postular antes una legislación que reconociera los derechos sociales de
los niños y niñas que imponía la legislación internacional; en
particular, a partir del aire fresco de la nueva mirada que traía la
Convención Internacional de los Derechos del Niño.
Este año se
cumplen 14 años de la sanción de la Ley 26.061, la normativa que venía a
introducir en forma concreta el sistema de promoción y protección de
los derechos de los niños y niñas. Y aunque sus redactores omitieron con
lógica neoliberal varios artículos de la CIDN, podemos decir con
certeza hoy, que no hay un solo artículo que se aplique en nuestro país
para aquellas clases desfavorecidas que les ha tocado vivir en la
intemperie.
Entonces, hablar de un régimen de responsabilidad penal
juvenil en las condiciones actuales de Argentina no puede sino
inscribirse en un escenario verdaderamente hipócrita y mentiroso, donde
las apariencias del “como sí” tranquiliza conciencias culposas e
inquietas que discuten políticas de infancia en congresos y se
recuestan en cómodos sillones de oficinas de grandes ventanales en zonas
de prohibido acceso para aquellos por los que dicen luchar.
Pero a
decir verdad, plantearíamos esta situación si habláramos de un texto
diferente, un texto que venga a sumarse a la ya profusa normativa
internacional y nacional que se supone ya resguarda los derechos de
nuestros niños y niñas.
Sin embargo, el proyecto representa una
normativa que bajo un lenguaje supuestamente progresista encubre un
pensamiento punitivo y regresivo nunca visto en los anteriores proyecto
de ley que fuimos discutiendo estos últimos años: extiende los plazos de
detención irrazonablemente, así como las facultades policiales,
establece un proceso sin plazos con grandes facultades discrecionales
hacia el poder jurisdiccional, extiende la competencia penal hacia los
inimputables, baja de la edad de imputabilidad, en fin, todo lo que se
ha dado a llamar derecho penal de autor o del enemigo: una legislación
penal que va dirigida específicamente hacia un sector de nuestra
población.
Resulta difícil entender por qué deberíamos cambiar la legislación penal para no cambiar nada.
Es obvio que resulta un buen caballo de comisario para afrontar el
presente período electoral, pero esa explicación no alcanza. La única
explicación posible de un proyecto de esta naturaleza es la de pretender
legalizar lo que hoy realmente sucede y en ese sentido el proyecto debe
ser rechazado de pleno. Ley por otra parte, de ser aprobada, no podrá
resistir ningún control de convencionalidad local posiblemente e
internacional, seguramente.
La Gremial de Abogados y Abogadas jamás
apoyará la idea de que los problemas sociales puedan resolverse a
través de su judicialización. Menos aún promover un Estado Represor para
las clases empobrecidas. Siempre hemos partimos de la más sencilla
ecuación de la política: nunca habrá una Justicia Justa en una Sociedad
Injusta.
La resignación, la falta de compromiso con nuestra época y
comunidad, el abandono de los horizontes de una verdadera sociedad
justa y la entrega de nuestros mejores sueños a intereses de los grandes
sectores de capital es el verdadero mal que nos aqueja.
A veces la
dignidad se vuelve a encaminar a través de un simple no, de un simple
basta. La Gremial no suele participar de estos ámbitos que a veces
sentimos demasiado lejos de nuestras más profundas convicciones, pero
esta vez decidimos traer la voz de cada niño, niña o adolescente por los
que nos ha tocado actuar: de los jóvenes muertos en las manos de la
policía, los niños y niñas mapuches de la Winkul en Bariloche, los
Luciano Arruga que viven verdaderos infiernos en nuestros barrios y los
que cruzamos todos los días en la calle bajo los ojos invisibles de una
sociedad que da la espalda a nuestros mejores hijos e hijas.
A
veces la dignidad se repone y se hace organización y se hace lucha, la
historia de la humanidad ha demostrado que no hay otro modo de justicia.
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