El Bolsón (RLN).- Editorial de la Agrupación Rojinegra:
Hace
años que venimos hablando del Plan Colombia y de las diferentes formas
de injerencia en nuestros países latinoamericanos. Y es que vienen
avanzando en estrategias para dominar nuestras formas de revelarnos y
poder saquearnos sin problemas. Ya no será como la en la dictadura, será
en democracia y atomizando las luchas. Ya no será contra un único
gobierno visiblemente responsable de todos los males. Será contra
cientos, miles de enemigos.
Enemigos que serán
visibles en un tema, y que llevarán a que nuestras luchas se dividan en
contra de un casino, o en contra de una minera, o en contra de un
intendente, o de un código contravencional, o de una ONG que disfrazada de
observatorio que envía información al enemigo.
Todo esto responde a un plan, a un manual elaborado y pensado luego de mucho estudio social.
Comprarnos de a poco.
Comprar
votos, como se comenta en un diario provincial, en donde se muestran
recibos de 4 mil, 9 mil y hasta 20 mil pesos por "ayuda social" que va
dirigida sólo a "amigos".
Pero también facilitando
las gestiones para que algunos inescrupulosos puedan estafar gente
desprevenida, que queriendo lograr el objetivo de la vivienda propia,
aceptan pagar por adelantado un departamento que aún no existe. Una
nueva mafia de prometedores de viviendas llegó a la zona, y venden
departamentos en lugares donde no existe nada aún. Con el dinero que
cobran, construyen lo que ya les han cobrado, pero con pésima calidad y
sin haber puesto ( los estafadores) ni un solo centavo. Se están quedando con nuestras esperanzas.
Pero
también están comprando a todos los médicos, incluso las clínicas, y
hoy, muchos de ellos y ellas ocupan puestos políticos. Lo mismo ocurre
con abogados y abogadas. Ni hablar de las fuerzas de "seguridad", que
cuentan con instalaciones privadas para la realización de eventos
institucionales. O el ascenso a juez, o funcionario para quiénes
demuestren lealtad cipaya.
También han ido
comprando las empresas y empresitas de venta de materiales de
construcción. Algunas, ganadas en la timba, otras puestas con una
pequeña ayudita "del amigo", pero en todos los casos, los cipayos
aparentan ser dueños y no son más que testaferros de su propio verdugo.
Ni
hablar de candidatos en esta elección. Se pelean por ver quién puede
ser más obsecuente. Las diferentes iglesias y creencias, todas
implicadas, comprometidas con el "amigo" o su lógica de "no te metas",
igual a la de la dictadura.
Los medios de
comunicación, igual, comprados o puestos por "el amigo" que invita
hamburguesas y se queda con tus campos, lagos y ríos. Y también
montañas, mesetas, costas...
Y es que el saqueo será y viene siendo, grande.
Todo
está siendo comprado, y en cada paso, más y más vecines van quedando
implicades con el "amigo". Hemos visto descargar palets de ladrillos
cerámicos en cada casa de barrio. Un palet por casa. Un par de votos por
casa. Un par de ciegos por casa. Ya no se ve, ya no se denuncia, ya no
se queja. La garrafa pasó de 9 pesos a 300 y nadie dice nada. Nadie se
queja porque no hay relación posible. Porque pareciera que están por
todos lados. Pero no son ellos, no es el "amigo", somos nosotres.
¿Cómo
cortar las cadenas? Despertando, dándose cuenta que cinco personas
organizadas pueden generar muchos cambios. Pueden sostener un medio de
comunicación y difundir otras ideas, otras miradas. Pueden proponer
organización para armar una cooperativa que permita que no se vuelva
imposible vivir en el campo. Pueden sostener un centro cultural que nos asegure el mínimo de alegría para seguir luchando, que sirva de lugar de encuentro, de organización. Pueden
organizar una junta vecinal y gestionar la red de agua, un espacio
común. Pueden organizarse y sostener una biblioteca popular. Pueden
rearmar un puesto sanitario desarmado. Pueden organizarse, montar y
sostener un mercadito de venta de excedentes de la producción
agropecuaria o artesanal. Pueden organizarse para la producción de
verduras orgánicas.
Pueden muchas cosas, pero
sobre todo, necesitan juntarse con otres para pensar en la coordinación y
ampliación del grupo humano con el que laburan. Porque sino, seguiremos
siendo pequeñas células aisladas y blancos de las políticas
injerencistas del "amigo".
Enredarnos para, desde la diversidad, armar un proyecto conjunto del pueblo que queremos.