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jueves, 21 de febrero de 2019

EDITORIAL: REFLEXIONES SOBRE LAS DEMOCRACIAS Y EL PODER

Estamos en año eleccionario, y desde nuestra organización apartidaria,  solemos no dedicarle agenda a estas instancias. No creemos en la representatividad, y creemos en el sistema democrático como un sistema creado para mantener el statuts quo. De hecho, ya en la época de los griegos que hablaban del "gobierno del pueblo", llamaban pueblo sólo  a una parte de las personas, dejando a las personas no libres, esclavos,  campesinos y mujeres fuera de ese estatus, y por ende, fuera de ese pueblo del que ellos decían que no debía ser gobernado por emperadores, sino por sus propios representantes. Y aunque sin dudas fue un avance en ese momento, de eso ya hace cerca de dos mil años...
Pero a empresas y grupos de poder, no les alcanzó  con mantener ese formato.  Porque desde el lado popular se fue avanzando en pequeñas cosas. Les esclaves ya no llevan ese título,  ahora son personas libres, pero que deben procurarse su comida, y aunque supuestamente eligen a sus representantes, nunca hay obreres con conciencia de clase que lleguen a los puestos de gobierno. Y esto no es casualidad. Se conjugan al menos dos cuestiones.
Por un lado, quienes tienen conciencia de clase, sabemos que este sistema está hecho para que quien llegue a esos puestos esté  tan agarrado de pies y manos que no podría ser consecuente con sus ideas nunca.
Por otro lado, la clase trabajadora es diezmada desde siempre, y sus cuadros reprimidos y acosados desde múltiples lugares.
Sin embargo, siempre se avanza. Y en cada lugar es diferente. En Bolivia llega al poder un trabajador con conciencia de clase. En Venezuela se mantiene un proceso que está transformando la propiedad privada de a poco, en Cuba el pueblo en armas sostuvo su propio proceso y es la garantía que permite que una isla pequeña, sin poder frente a un gigante EEUU no haya sido arrasada hasta hoy.
El pueblo puede encontrar estrategias, y avanzar en un proceso ( que hay que saber que seria larguísimo,  en caso de iniciarlo) de transformación política estructural mente hablando.  Este proceso tendría que tener la característica de no contentarse con un estadío de revolución o de transformación,  porque en ese acto se estaría volviendo anti-revolucionario.
Todo esto, que viene siendo aprendido en diferentes partes de Nuestra América, pone muy nervioso al poder hegemónico  y hace que elabore estrategias para perpetuarse en el poder.
Las izquierdas hemos sido muchas veces parte de este juego, intentando ganarles en su propio tablero, donde ellos juegan con mucha ventaja.  Tienen los medios de comunicación,  el sistema educativo reproduciendo las virtudes de su sistema, entre tantas otras estrategias. E incluso la participación de las izquierdas, válida de alguna manera el sistema, porque ayuda a abarcar la variedad de ideas y pensamientos que se propone "representar". Y el gran problema, es que en ese ámbito no les van a dejar llegar ni cerca del triunfo eleccionario. No al menos a las propuestas que planteen un cambio estructural del sistema. Y es que su juego consiste en hacernos creer que jugamos, pero no es así. 
Cuando un gobierno asume hablando de "capitalismo justo", límite al que hasta hace no mucho el poder hegemónico  se permitía llegar, vieron cómo muchas veces ( no todas) el gobierno empezaba a transformar cosas que no estaban en sus ejes programáticos,  y una vez allí,  era más difícil,  o al menos con mucho mayor costo político desplazarlo.  El capitalismo comprobó  que jugar con los límites y permitir esos ciclos de los que se hablan tanto, que dejan años de dictadura, luego de democracia, y así,  se podían volver peligrosos en el contexto de propuestas de gobierno que no se mostraran  transformadoras, pero que luego pusieran en discusión las estructuras de producción,  de medios de difusión,  de educación,  de salud, de autonomía alimentaria, entre otras... porque el pueblo le toma rápidamente el gustito a esas mejoras. Y si se descuidan, las transforman en leyes y empiezan a cambiar la estructura del sistema. El capitalismo ha visto esto y por eso,  desde hace años venimos hablando de estrategias que viene instalando para asegurar la perpetuidad. Una de ellas es el Plan Colombia.  Un plan que, luego de la estrategia de dictaduras y Plan Cóndor instaurada en latinoamericanos desde la Escuela de las Américas en Panamá,  vuelve perfeccionada para instalarse en contextos democráticos,  pero igualmente, o incluso más saqueadores que en dictadura. Los agregados del Plan Colombia, tienen que ver con una fuerte campaña.de deslegitimación de toda otra forma de disputar el poder que no sea en Su sistema ( sistema en el cual sólo  tiene posibilidades el poder hegemónico ). También,  y porque no logran que su sistema sea del todo coherente, incluso siendo ellos mismos quienes crean e imponen las leyes, necesitan gobiernos que hagan la vista gorda a la aparición de bandas paramilitares, que harán el trabajo sucio que se requiera para no poner en riesgo su sistema. Y ahí,  en ese punto, no todo es lo mismo.   Ahí, no es lo mismo Macri que otre. No es lo mismo, porque la aplicación de la represión toma diferentes modelos, y lo mismo con la transformación de leyes estructurales. Macri, Massa, son candidatos del Plan Colombia. E insertes en el Plan Colombia, todo avance de nuestro campo popular, se vuelve cada día más  difícil.  El Plan Colombia está pensado para romper claramente con esa idea de que cuanto peor mejor. Cuanto peor, peor.
Y aquí es donde entran en tensión nuestras convicciones apartidarias.  Una tensión digna de constatar nuestra rigidez ideológica y política.  Una contradicción que es mas fácil de resolver si se la mira a la distancia, como en Venezuela, Cuba y hasta en la no tan lejana Bolivia. Porque si las revoluciones son procesos y nunca formas netas, ¿cómo  se comienza, cómo  se continúa?
Sin dudas que nuestra organización piense esto o aquello, no cambia el rumbo de nuestro país,  pero convencides de la necesidad de aportar a la conEstrucción  conjunta de los rumbos, y sin una respuesta clara tampoco, queremos permitirnos decir que no todo es lo mismo. Que si el ruidazo lo organiza un sector partidario, pero el fin es FUERA MACRI, allí estaremos. Que si el pueblo mapuche pelea contra este mismo sistema que nos oprime a todes, allí  estaremos. Construyendo unidad en el largo camino que aún nos queda por delante antes de poder empezar a discutir sobre las diferencias mínimas o no tanto que nos separarán el día que con un proceso en marcha conducido por el campo popular consiente nos lleve a disputar esos otros rumbos que tendrán  una base, un piso construido en forma común .