Cuando
salimos a las calles a unir nuestras pisadas a la de otros seres, codo a
codo mate en mano, con les hijes, les amigues, bajo el sol, el frío o
la lluvia. Cuando unimos la voz a otras gargantas para gritar más
fuerte el nombre de les compañeres ausentes, para invitar a les
vecines a no ser indiferentes, a unirse a la lucha, a caminar y unir sus
pisadas para andar el camino de la organización, del acompañamiento, de
la solidaridad, de la sororidad; nos damos cuenta de la fuerza, de que
no estamos aislades en la sociedad. Nos damos cuenta que lo que le
pasó a Lucía le puede pasar a cualquier ser que habita el planeta, pues
cuentan con la complicidad de un sistema judicial creado para resguardar
los intereses de les poderoses; para resguardar sus estancias,
cuidarlas para que la gente de la tierra no ponga sus pies descalzos en
territorios alambrados. Este sistema de dominación económica, social,
nos mantiene ocupades absortes en la tarea de encajar en los moldes que
nos imponen, nos mantiene sumergides en la bobera de las redes, de la
imagen; nos aísla de les pares, nos mantiene inmóviles y silencioses en
las jáulas de consumo...
Hay que salir, hay que
unirse, alzar la voz por les que no están, por las vidas arrebatadas; seguir poniendo pintura en las calles, en las paredes de quienes
abusaron, en los despachos de quienes avalan la injusticia, pintarlas en
la cara El descontento; escrachar sus monumentos cómplices; exponer la
violencia con que opera el sistema patriarcal, capitalista,
consumista, quitarles el poder con el que violan, matan, abusan y
oprimen a les pueblos.
Es necesario encontrar nuevas formas de vincularnos entre las personas, y reconectar con nuestra esencia y la de la naturaleza. Construir nuevas formas de redistribución de la riqueza y del poder, en el que nadie tenga impunidad. Hoy el mundo se debate entre una pulseada entre derecha y transformación. No es tiempo de darles aire, es tiempo de salir a la calle, porque somes más. Porque hay un poder que no tienen, y no tendrán nunca si nosotres no se lo otorgamos. Es el poder de ser, ser más en número, en propuestas, en ideas. Porque su mundo patriarcal y capitalista no funciona sin nosotres. Empoderémosnos, caigamos en la cuenta de nuestro poder. hagámoslo en la calle, codo a codo, diferentes pero iguales, disidentes pero de lo que nos imponen, constuyendo pero juntes, pensando, pero un mundo en el que quepamos todes.