Este 25 de noviembre de cumplió un año de impunidad en el asesinato de Rafaél Nahuel. Un año en el que pasaron tantas cosas que nos refrescan esa misma impunidad, que sentimos que fuese ayer cuando un albatros le pegó un tiro por la espalda. Un año de más amedrentamientos, más persecuciones judiciales, más asesinatos a manos de las fuerzas policíacas en diferentes partes, siempre contra pobres, siempre contra quienes nos sublevamos ante un sistema injusto. Siempre contra quienes buscamos no pagar con nuestra sangre los provechos de un puñado de ricos inescrupulosos.
Pero vivimos tiempos acelerados, interconectados. Y lo que antes se aislaba con un cerco mediático, hoy es traspasado con mensajes de wasap, o alguna otra red social. Y la solidaridad viaja veloz y muchas veces más inconsistente de lo que quisiéramos. Sin embargo, cuando en Trévelin, al sur de Esquel, en el aniversario del pueblo, este domingo 25, los gendarmes y prefectos se encontraron con carteles con la cara de Rafaél Nahuel, pidiendo justicia, la solidaridad toma fuerza. Cuando más allá de las persecuciones y hostigamientos, detenciones y golpizas, la información de este aniversario de la impunidad saca a la calle a gente en Capital Federal e incluso ( y cada vez más ) en el extranjero, el poder hegemónico tiene que repensar su estrategia.
Y aunque parte de su estrategia sea atosigarnos con más y más cuestiones, como la impunidad en el fallo del juicio por Lucia en Mar del Plata, muchas veces esto no hace más que podamos ver qué no es contra la minería, contra la falta de justicia por Rafa, Lucía, Santiago, y tantes otres, o contra el fracking o la perdida de poder adquisitivo de los salarios, y una larga lista de etcéteras, sino que tenemos que salir una y mil veces a exigir que se vaya este gobierno, y que cambie nuestro sistema. Porque el sistema capitalista necesita del patriarcado violento, de los amedrentamientos, de la docilidad del pueblo frente al extractivismo, para permitir el saqueo. Es el gobierno y el sistema. Necesitamos un cambio que avance por los caminos que ya conocemos y que funcionan sobre otras bases. El asociativismo, la cooperación, la ayuda mutua, el consenso, la igualdad, el respeto. Podemos construir futuro. Podemos hacerlo dentro de nuestras organizaciones y mostrar que sí funciona. Y salir a la calle, porque es lo que sin dudas pone verdaderamente en jaque a este gobierno y a este sistema.
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