"CORTAR LA CADENA"
Nadie duda en que los medios de comunicación se han vuelto
una herramienta fundamental para poder asegurar el triunfo de la derecha en los
diferentes países de Nuestramérica. El tema es poder descubrir cómo lo hacen,
qué estrategias utilizan y cómo desbaratarlas.
Cuando Lanata empezaba y terminaba su programa con nombre
inclusivista “periodismo para todos” maldiciendo a diestra y siniestra, nos
preguntábamos quién podría ver semejante y desagradable espectáculo. Quién
podría ver el denigrante programa de Marcelo Tinelli, o los mentirosos
noticieros que mostraban a Macri como un mago que iba a hacer desaparecer los
problemas que existían en ese momento. Los reales y los que inventaba el mismo
noticiero. Porque de cada cosa hacían un mundo.
Si se inundara la cancha de Independiente como se inundó la
de Boca el sábado, seguro Moyano hubiera sido defenestrado, y así podríamos
seguir con una interminable lista de situaciones que fueron eje de la agenda
del macrismo en sus medios y en todos aquellos medios que intentaban decir
otras cosas de lo que hablaban los medios macristas, pero que terminaban
hablando de lo mismo, dándole entidad a lo que el macrismo nos fijaba como
agenda.
Así, Tinelli fijaba agenda haciéndonos hablar de
discriminación, sexismo, denigración, etc. Entonces, hoy, en un fin de año en
el que todes vimos que la economía se iba a la bosta, pero que gracias a la recesión
y a la inyección de dinero de los préstamos, pareciera que ya nada fue
realmente tan grave, el año que viene, electoral y definitorio de muchas
cuestiones vuelve a poner a los medios de comunicación en un lugar fundamental.
La estrategia del odio, vuelve a aparecer, y mientras
políticos aparecen diciendo barbaridades, quienes se encargan de darles
difusión son los mismos medios que luchan contra el modelo que plantean. Es que
han logrado que la población interprete todo lo que viene de ciertos medios
como mentira, como con “un fin político golpista” y si la prensa alternativa se
horroriza de lo que dice Bulrich sobre permitir y avalar que las personas usen
armas de fuego para su defensa personal, quienes vamos a dedicarle hojas y
títulos a esa situación, haciéndole la campaña a esa especie de señora, serán,
justamente los medios contrahegemónicos. Ya no sólo los medios, sino también las
personas, ya que las redes sociales, con el reenvío de mensajitos e imágenes se
han vuelto una de las formas de anoticiarse más relevantes.
Hoy el “medico forence” de la policía que difundió las
imágenes del cuerpo sin vida de Santiago Maldonado cuando fue encontrado, ya
cuenta con un fallo judicial que lo condena. Pero ¿quiénes difundieron esas
imágenes? No fue sólo él, miles de militantes, conmovidxs por la noticia, ni
reflexionaron, reenviaron. La imagen no informaba nada. Sólo la constatación de
que se trataba del cuerpo de Santiago. No decía nada sobre qué había sucedido,
ni qué intereses estaban detrás del asesinato, nada. Constataba la muerte.
Quienes difundieron las imágenes no fueron los medios hegemónicos, no hizo
falta.
Otra situación en las redes sociales, es la práctica de la
intolerancia, la de “salir” de un grupo frente a una discusión. O enojarse
frente a una confrontación de ideas. Intolerancia al diálogo. Intolerancia a la
diversidad de miradas. Y quienes se vuelven intolerantes, pronto estarán denostando
a quienes no piensen igual. Como si existiera la posibilidad de que todes
pensemos igual. O lo que es peor, como si algún grupo de izquierda pudiera
plantearse como objetivo que todes pensemos igual. Y así, de repente, quienes
estamos propagando el odio, las formas de ser fachas, somos lxs mismxs
militantes del cambio. Sin dudas todo tiene un límite, y eso es lo difícil. ¿Hasta
dónde podemos dialogar? ¿Qué cosas son permitibles y cuáles no? Es difícil, es un desafío que no permite parametros fijos. cada discusión es diferente, es cierto. Pero al final,
el modo de maldecir a todo y a todxs de Lanata, se instaló.
Difundir y reproducir en redes y en medios de comunicación
los logros de organizaciones compañeras, trae un fresco aire que tiene la
ventaja de ser a la vez que esperanzador, una manera de compartir estrategias
de organización y lucha. Nuestra agenda, por eso, es el campo popular y no los
nefastos funcionarios de gobierno.