Más de 60 mil mujeres,
lesbianas, travestis y trans participaron de actividades, discusiones,
talleres y marchas en el 33° Encuentro Nacional de Mujeres. Las
históricas, las primerizas y las originarias: todas las luchas para
derribar el patriarcado.
Roxana Sposaro
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“Mujer, escucha, únete a la lucha!”.
Y desde los balcones, las terrazas y las ventanas había sonrisas,
aplausos y más de una mujer se animó a bajar ante la insistencia: “Que
baje, que baje, que baje”. Y entonces la ovación, los alaridos, los
abrazos para la compañera que acababa de sumarse a la marea feminista
más grande del mundo. La marcha del 33° Encuentro Nacional de
Mujeres tuvo mucho de eso, mujeres y niñas que se sumaron en medio de
una movilización que fue tan larga como emocionante: más de 50 cuadras
de recorrido y más de 15 de extensión, que arrancó en el centro de
Trelew y pasó por tres barrios populares en medio de un camino con
muchas subidas y bajadas. Una fiesta feminista que ya tiene
próximo destino: la ciudad de La Plata, elegida como la sede del próximo
encuentro Nacional (o Plurinacional, más bien) de Mujeres, Lesbianas,
Travestis y Trans.
“Plurinacional, memoria ancestral!”, fue uno de los cánticos que más sonaron durante la marcha. Y fue, también, el reclamo más latente que emocionó hasta las lágrimas, que sumó a compañeras en cada rincón de Trelew y que ni la represión ni las detenciones de 10 mujeres al finalizar la marcha podrán opacar. No hay retorno, no hay intento de disciplinamiento que pueda con este movimiento que crece y no se calla nunca más.
“No nos olvidemos que estamos pisando tierra ancestral: ¡Encuentro Plurinacional ya, ahora, en este suelo ancestral!”, habían gritado las compañeras del Movimiento de Mujeres Indígenas durante la apertura del Encuentro, y lo sostuvieron a lo largo de los tres días que duró la marea feminista más grande, horizontal, heterogénea y democrática del mundo. Y se convirtió en una bisagra.
Este fue el primer encuentro de Soraya y cuenta que fue una de las experiencias más fuertes que vivió. Como le sucedió a Camila Carranza, de 17 años, de Rawson. “Nunca pensé que esto podía ser tan grande, tan transformador. El año que viene quiero volver como sea, en el lugar que sea”, afirma con la sonrisa llena de glitter.
“La estoy flasheando muchísimo, como dicen acá”, cuenta Paula Cabeza, de 23, oriunda de Barcelona, España. Hace dos meses y medio que está en la Argentina, viviendo en La Plata por un intercambio de estudio. Y, claro, también es su primer encuentro. “Allá no encontramos eventos de esta magnitud, donde se reúnen mujeres de todo el país. Lo que más me impactó fueron los talleres, porque son espacios donde los debates surgen desde nosotras, entre nosotras, no como en una conferencia donde una persona le habla a las demás. Aquí nos escuchamos entre todas, nunca viví algo así”.
Y entre las brujas más antiguas de este movimiento inmenso que tampoco pudieron quemar, está Nina Brugo, de 74 años, miembro de la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, quien participó de absolutamente todos los encuentros. “Desde el año 86 la vida me regaló que pudiera estar acá cada año. Me siento muy contenta y feliz. Y aunque en los encuentros hay elementos en los que estamos de acuerdo y otros en los que no, su contenido y esencia los seguimos manteniendo y considero que nuestra lucha, la de las mujeres, la lucha feminista es la más grande en cuanto a conquista de derechos”, dice durante el Pañuelazo verde que se realizó el domingo al mediodía en la Laguna Chiquichano. Sobre la magnitud del debate alrededor de la legalización de la Interrupción Voluntaria del Embarazo, agrega: “Creo que eso lo hemos posibilitado en los encuentros de mujeres. Yo siempre me preguntaba:¿Dónde están los 500 mil abortos anuales? Y ahora los vemos, están acá, los hemos visto en la Plaza de Los Dos Congresos cuando fuimos dos millones. Seremos más y seguiremos conquistando nuestros derechos hasta ver caer la cultura patriarcal”.
El sábado también se realizó la ya tradicional marcha de Tortas, Travestis y Tras, contra los travesticidios y transfemicidios, que por segundo año consecutivo forma parte de las actividades oficiales del encuentro. La plaza Centenario, en tanto, fue escenario de cientos de puestos artesanales, radios abiertas feministas y actividades culturales, artísticas y de debate. El ajuste que afecta diferencialmente los cuerpos y la autonomía de las mujeres estuvo presente en casi todas las discusiones: la situación de lxs trabajadorxs docentes, estatales, de la Usina a Carbón de Río Turbio (YCRT), de la Agencia Nacional de Noticias Télam (que lleva 112 días de conflicto) fueron algunos de las problemáticas que sonaron fuerte.
“Plurinacional, memoria ancestral!”, fue uno de los cánticos que más sonaron durante la marcha. Y fue, también, el reclamo más latente que emocionó hasta las lágrimas, que sumó a compañeras en cada rincón de Trelew y que ni la represión ni las detenciones de 10 mujeres al finalizar la marcha podrán opacar. No hay retorno, no hay intento de disciplinamiento que pueda con este movimiento que crece y no se calla nunca más.
“No nos olvidemos que estamos pisando tierra ancestral: ¡Encuentro Plurinacional ya, ahora, en este suelo ancestral!”, habían gritado las compañeras del Movimiento de Mujeres Indígenas durante la apertura del Encuentro, y lo sostuvieron a lo largo de los tres días que duró la marea feminista más grande, horizontal, heterogénea y democrática del mundo. Y se convirtió en una bisagra.
Somos las nietas de todas las brujas que nunca pudieron quemar, eeeh.“Este mensaje es para todas ustedes hermanas: ¿Por qué estamos haciendo hincapié en que el Encuentro se llame plurinacional? Es algo que sucede como el aborto, existe, no podemos seguir mirando para otro lado. El Estado argentino se gestó sobre los pueblos originarios. Nos despojaron de nuestros territorios por la ambición desmedida de Cristóbal Colón, lo mismo que está haciendo Macri ahora, beneficiando a las corporaciones transnacionales. Pedimos que empecemos a trabajar con nuestra propia identidad. ¿Acaso todos nuestros abuelos bajaron de los barcos? O algunos son coyas, tehuelches, wichís o mapuche?”, dice Soraya Maicoño, mapuche y miembro de la Resistencia Cushamen del pueblo Pu Lof, donde hay más de de 400 judicializaciones de mapuche en los últimos tres años.
Este fue el primer encuentro de Soraya y cuenta que fue una de las experiencias más fuertes que vivió. Como le sucedió a Camila Carranza, de 17 años, de Rawson. “Nunca pensé que esto podía ser tan grande, tan transformador. El año que viene quiero volver como sea, en el lugar que sea”, afirma con la sonrisa llena de glitter.
“La estoy flasheando muchísimo, como dicen acá”, cuenta Paula Cabeza, de 23, oriunda de Barcelona, España. Hace dos meses y medio que está en la Argentina, viviendo en La Plata por un intercambio de estudio. Y, claro, también es su primer encuentro. “Allá no encontramos eventos de esta magnitud, donde se reúnen mujeres de todo el país. Lo que más me impactó fueron los talleres, porque son espacios donde los debates surgen desde nosotras, entre nosotras, no como en una conferencia donde una persona le habla a las demás. Aquí nos escuchamos entre todas, nunca viví algo así”.
Y entre las brujas más antiguas de este movimiento inmenso que tampoco pudieron quemar, está Nina Brugo, de 74 años, miembro de la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, quien participó de absolutamente todos los encuentros. “Desde el año 86 la vida me regaló que pudiera estar acá cada año. Me siento muy contenta y feliz. Y aunque en los encuentros hay elementos en los que estamos de acuerdo y otros en los que no, su contenido y esencia los seguimos manteniendo y considero que nuestra lucha, la de las mujeres, la lucha feminista es la más grande en cuanto a conquista de derechos”, dice durante el Pañuelazo verde que se realizó el domingo al mediodía en la Laguna Chiquichano. Sobre la magnitud del debate alrededor de la legalización de la Interrupción Voluntaria del Embarazo, agrega: “Creo que eso lo hemos posibilitado en los encuentros de mujeres. Yo siempre me preguntaba:¿Dónde están los 500 mil abortos anuales? Y ahora los vemos, están acá, los hemos visto en la Plaza de Los Dos Congresos cuando fuimos dos millones. Seremos más y seguiremos conquistando nuestros derechos hasta ver caer la cultura patriarcal”.
Nos tienen miedo porque no tenemos miedo. ¡Y el miedo que arda! ¡El miedo que arda! ¡Y el miedo que arda!La diversidad de actividades, discusiones y talleres son la esencia misma de los encuentros. Hubo 73 talleres durante el sábado y el domingo, organizados de manera horizontal y donde todas las participantes tienen derecho a la palabra. Las conclusiones fueron leídas durante el cierre, en el Autódromo Mar y Valle, ubicado en medio de las mesetas patagónicas. Allí mismo fue elegida La Plata como la próxima sede en 2019, año electoral.
El sábado también se realizó la ya tradicional marcha de Tortas, Travestis y Tras, contra los travesticidios y transfemicidios, que por segundo año consecutivo forma parte de las actividades oficiales del encuentro. La plaza Centenario, en tanto, fue escenario de cientos de puestos artesanales, radios abiertas feministas y actividades culturales, artísticas y de debate. El ajuste que afecta diferencialmente los cuerpos y la autonomía de las mujeres estuvo presente en casi todas las discusiones: la situación de lxs trabajadorxs docentes, estatales, de la Usina a Carbón de Río Turbio (YCRT), de la Agencia Nacional de Noticias Télam (que lleva 112 días de conflicto) fueron algunos de las problemáticas que sonaron fuerte.
A ver, a ver quién dirige la batuta, si las mujeres o el Gobierno que no escucha.El año que viene, el feminismo volverá a encontrarse masivamente para seguir haciendo historia, y lo hará muy cerca del centro político del país y en la Capital de la provincia más densamente poblada que gobierna María Eugenia Vidal. No hay dudas: tarde o temprano el patriarcado se va a caer.